Tratando de entender, encuentro en un documento formulado por el CIEN en 2003 una mención interesante sobre la conveniencia de diseñar Políticas en ese nivel, que al final de cuentas se encuentra desatendido y debería jugar el papel de pivote y unión entre las políticas macro y las micro. Una manera de volver a dibujar ese muñequito cabezón y patudo, sin consistencia media, en la que parece se ha convertido nuestro modelo económico.
El documento mencionado, “Una Política de Industrialización en Guatemala, 2004 – 2008”, se refiere al tema de la siguiente manera: “La transición exitosa de una economía pobre y subdesarrollada hacia una economía moderna, basada en la tecnología y el conocimiento, no es posible únicamente por medio de políticas Macro. Estas deben ser complementadas selectivamente con políticas de orden Meso. El proceso de crecimiento económico no depende únicamente de la estabilidad macroeconómica, del adecuado funcionamiento de los mercados y de los incentivos correctos. Igual de importantes son las políticas que fomenten la innovación, el aprendizaje, la creación de zonas dinámicas de crecimiento, el desarrollo de mecanismos de cooperación entre firmas, etc.
Las políticas Meso buscan crear un entorno adecuado para el desarrollo de las empresas y su continuo perfeccionamiento. Estas son un tipo de políticas que se encuentran en medio de lo puramente Macro y lo puramente Micro. La naturaleza de este tipo de políticas difiere de las dos dimensiones anteriores en cuanto al número y al tipo de actores y organizaciones involucradas en ellas, el ámbito de aplicación de las mismas (región, municipio, nación), y a las necesidades de organización social en su diseño y observancia. La división de responsabilidades es característica de las políticas de esta dimensión. En la medida que las políticas Macro se tornan más uniformes internacionalmente, se reduce su potencial para promover la competitividad. Por el contrario, políticas Meso, específicas para determinados contextos, permiten mayor diferenciación a través del desarrollo de estructuras institucionales y organizacionales que permiten construir ventajas competitivas específicas.
La selectividad de las políticas Meso implica el uso de la capacidad discrecional de los funcionarios públicos. Es imperativo que el uso de ella esté plenamente limitado y regulado. Las políticas selectivas deben circunscribirse a aquellas empresas con capacidad demostrada de su potencial productivo. Son políticas selectivas que el gobierno puede conceder si, y solo si, los empresarios de un sector específico solicitan y demuestran fehacientemente la necesidad del apoyo de la política pública para poder ajustarse a los requerimientos de la competitividad. El gobierno no podrá otorgar este tipo de políticas a sectores que no las hubiesen solicitado. Adicionalmente, debe fortalecerse la institucionalidad para limitar el uso discrecional que, a pesar de cumplir con los requisitos anteriores, un funcionario podría hacer de este tipo de políticas.
Dar forma a la Mesodimensión impone grandes demandas a la sociedad, y resulta especialmente difícil en sociedades donde los conflictos y la falta de consenso aparecen por todos lados. En dichas sociedades coexisten un gran número de instituciones y proyectos destinados a promover políticas Meso. Sin embargo, la mayoría de esos esfuerzos no están integrados y muchas veces están muy lejos de las necesidades reales del sector productivo. En sociedades más avanzadas, la cooperación entre actores estratégicos resulta más fácil y las políticas Meso están más interconectadas”.
A todos nos conviene tener más empresas competitivas con un digno retorno social, y también nos conviene tener cada vez menos tecnócratas frustrados en diseño de Políticas; lo que falta es el conector; al fin y al cabo el subdesarrollo de un país también se manifiesta en sus empresarios y sus funcionarios.
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