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Marx, Dios y una máquina de escribir

Un hombre sin dios hace 400 años también se habría enfrentado al abismo, tal como una secretaria, hace medio siglo, habría sido incapaz de concebir su trabajo sin una máquina de escribir.
Tipo de Nota: 
Opinión

Marx, Dios y una máquina de escribir

04 de Octubre de 2012
Palabras clave

La máquina, una Olivetti de frente ancha y abombada y teclas intactas, yacía entre un montón de objetos desechados (pulseras, cadenas, anillos, aritos, monederos, adornos, llaveros, juguetes, videos, postales, fotografías, libros) que luchaban por salvarse de la basura ofreciendo la belleza mellada de las cosas que sobreviven como fragmentos de otra época.

Descubrimos la máquina en una cuesta del Rastro –el mercadillo madrileño que se levanta de la nada todos los domingos a las ocho de la mañana y que a eso de las seis de la tarde es como si nunca hubiera existido–. Nos sorprendió que las pulseras, los aritos y las cadenas de las muchachas de hace medio siglo pareciesen girar en torno a la vieja Olivetti. En ésta se concentraba el aura poética que permite sobrevivir a los objetos inútiles.

La inutilidad de la máquina n...

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