En esa época por supuesto empezaban a ser entregados estos Premios a economistas principalmente de la Escuela de Chicago y eso despertaba el sentido crítico de los miembros del IIES.
Pero con el paso del tiempo incluido el cambio de Siglo, parece que tenían algo de razón; más allá de que algunos todavía pensamos que la verdadera economía está en el estómago de las personas, en su salud y seguridad, en su esperanza de vida más allá de los números que nos guardan y proyectan las “laptops”, los libros y las pizarras; los Nobel de economía se ven en el mejor de los casos esquizofrénicos. Oscilando entre la “maldición de Casandra” (predecir cosas malas y que nadie las crea) que padecen todos los economistas, y el construir teorías atractivas cuyos instrumentos destacan por su absoluta inutilidad, cuesta encontrar el medio ideal que reúna forma y fondo para merecer un premio.
El Nobel de Economía se denomina oficialmente Premio de Ciencias Económicas del Banco de Suecia en memoria de Alfred Nobel, ya que no corresponde al testamento original de Nobel y fue establecido por este Banco en 1968 para conmemorar su 300 aniversario. La Real Academia de las Ciencias sueca es la encargada de otorgar el galardón, que tiene la misma dotación que el resto, y se entrega también el 10 de diciembre aniversario de la muerte de Nobel, en la tradicional doble ceremonia en Oslo, para el Nobel de la Paz, y en Estocolmo, para el resto.
Los ganadores por regla general son hombres, estadounidenses y en su mayoría relacionados al mundo académico más que al mundo práctico, y para el otorgamiento del Premio en esta edición 2013 fueron escogidos: Eugene F. Fama, Robert J. Shiller y Lars Peter Hansen sobre quienes el comité destaca que “ayudan a comprender los factores que inciden en la formación de precios” (precios de activos financieros especialmente). Fama es conocido como el teórico de la racionalidad de los mercados, Shiller por demostrar que los inversores se comportan de forma irracional; y el tercero en discordia: Hansen, al que el comité del Nobel destacó por sus análisis sobre cómo se fijan los precios de los activos financieros.
A Shiller se le premia por los trabajos en los que demostró que la variabilidad en los precios de las acciones es tan extrema que hace imposible predecir su valor a corto plazo, y por sus ideas más recientes, que resaltan la imperfección de los mercados (por la desigualdad en el acceso a la información o comportamientos irracionales en los inversores), que han ganado seguidores con la crisis financiera de 2008. Fama es premiado por sostener la racionalidad de los mercados, que el precio de los activos financieros en cada momento recogía toda la información disponible, o que la decisión conjunta de los inversores facilitaba la asignación de capital a los usos más eficientes, la crisis financiera de 2008 se volvió como un bumerán contra estas tesis.
Tal vez el Premio deba ser para quienes los escogieron, que son capaces de premiar dos planteamientos contradictorios al mismo tiempo, al fin y al cabo eso es algo de lo lindo que tiene la economía como ejercicio teórico: nadie tiene la razón, y todos tienen la razón; la economía en el ejercicio práctico es otra cosa, al menos eso creo.
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