Van desde despenalizaciones de drogas a medallas olímpicas, desde concesiones de puertos a clásicos de fútbol o de reformas constitucionales a estrenos de películas, son como pequeños infartos porque en uno de esos se adivina que puede tronarle el corazón a alguien o a algo.
Pero hay eventos que no son infartos sino más bien procesos de hipertensos, se van gestando con el tiempo y no se les pone atención hasta que el infarto es masivo, y los procesos inflacionarios que se gestan y manejan (o no manejan) más allá de la ilusión monetaria son de este tipo.
Es de esperarse que alguien le esté poniendo atención dentro de las instituciones responsables a la esperada alza de precios de los alimentos para los próximos meses. Puede ser que hasta ahora muchos crean que las medidas de Política Monetaria pueden haber sido suficientes para mantener precios estables, pero no toman en cuenta que la demanda también parece estar contraída y eso da una imagen de estabilidad.
Tomemos un ejemplo: el maíz amarillo del cual importamos más del 90% del consumo industrial nacional, específicamente para fabricar concentrados para animales; el alza de precio internacional nos lleva a un promedio de US$330 por tonelada, a lo que hay que agregarle los costos de transporte e internación con una también esperada alza de los precios de los combustibles. Para que podamos tener incluidos en nuestra canasta alimenticia pollo, huevos, leche, carne de cerdo, carne de res; estos productos han insumido un alto porcentaje de su costo en concentrados para alimentación animal.
Sigamos la lógica del ejemplo en la cadena productiva del pollo, el 80% del costo de un pollo es la alimentación, de ese porcentaje el 65% es maíz, el 20% soya (también con precios internacionales al alza) y el 15% son los demás componentes como micronutrientes y otros. El impacto en el precio del pollo llegaría a ser de entre 25 y 30%, haciéndose más dramática la situación cuando muchos productores pequeños o medianos del llamado pollo amarillo, que es el de mayor consumo en los mercados municipales y cantonales tengan que suspender producción y al impacto por causa del aumento en los costos de producción, se sume el efecto por causa de la contracción de la oferta.
De esta manera, vamos a ver también como se tensionan los otros sectores productivos mencionados (lácteos, carne de res, carne de cerdo) y temporalmente estamos en el momento de intentar cuantificar el daño, para poder activar las medidas de política que permitan disminuir los efectos sobre la población más vulnerable, porque al fin de cuentas para eso está creado y organizado el Estado; para velar por los más débiles.
Se está advirtiendo un régimen de lluvias escaso para el próximo año, este ha sido absolutamente irregular y ya ha arruinado o desmejorado siembras; en Estados Unidos que es nuestro principal proveedor de alimentos importados, se ha tenido la más grande sequía de los últimos años en los Estados productores de granos, más una magnificación de la situación con motivo de encontrarse el país del norte en plena campaña electoral y los agricultores y sus votantes dispuestos a presionar por una mayor cantidad de apoyos internos. El panorama se ve muy nublado, los alimentos caros no son buenos como telón de fondo para convivir y gobernar, ojalá alguien le esté poniendo atención.
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