Tanto frente a sus seguidores como en otros espacios, y luego durante la aceptación de su derrota, McCain fue contundente al indicar las diferencias políticas con Obama y a la vez destacar las cualidades que reconocía en su rival. Para el servicio funerario de McCain, por deseo de este, Obama fue uno de los oradores de la ceremonia. Uno y otro eran oponentes y compitieron por una de las posiciones políticas más relevantes en el mundo: la presidencia de los Estados Unidos. Como este, hay varios relatos que ilustran la relación entre personas políticas opuestas con prácticas, digamos, civilizadas.
Es decir, la diferencia entre unas y otras la marca la manera en que se proponen y llevan a cabo cuando se ostentan cargos de poder como las diputaciones. Es la puesta en marcha de sus programas lo que los hace mostrar la diferencia, y es mediante las negociaciones para llegar a acuerdos como se plantean y trazan estrategias. En campaña impulsan los discursos que convenzan al electorado de que la suya es la mejor opción. Así supuestamente se realiza el juego democrático en sociedades avanzadas y con sistemas de partidos políticos altamente profesionales.
Algo que aún está muy lejos de verse en Guatemala. Para muestra, el bochornoso papel que protagonizó la Unidad Nacional de la Esperanza (UNE) de la mano de su vergonzante secretario general, el diputado Óscar Argueta, la semana anterior. Durante al menos dos años el Movimiento Semilla estuvo captando afiliados para alcanzar el registro como partido político. Cumplió con los requisitos legales y presentó su solicitud. Al hacerlo, el titular del Registro de Ciudadanos, Leopoldo Guerra, ordenó la inscripción luego de que feneciera el tiempo para que los partidos inscritos presentaran objeciones.
Sin embargo, el partido de Argueta ingresó una oposición al registro en fecha fuera del plazo establecido. Pese a lo extemporáneo, dicho documento fue admitido y luego rechazado por carecer de base. La UNE alegaba que el emblema de Semilla, una media espiral en verde menta con una semilla morada en el centro, era similar al del recién inscrito partido Movimiento para la Liberación de los Pueblos (MLP). Sin embargo, el emblema del MLP es un triángulo azul oscuro que semeja un volcán, el cual tiene en lo que sería el cráter la silueta de un sol amarillo, todo lo anterior integrado en un círculo rojo, que incluye las letras M, L y P, también en color rojo. De tal suerte, la UNE no le hacía un favor al MLP para proteger sus intereses frente a Semilla, pues era obvia la falta de sustento de la argumentación.
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No obstante, al parecer, ese no era el punto, sino solo un pretexto para ganar tiempo: algo que le permitió a la UNE, al correr tres días, referirse al rechazo de la objeción. Con esos tiempos, sin que se inscribiera a Semilla, el riesgo real era que este quedara fuera de toda posibilidad de participar en el proceso electoral por venir, puesto que no estaría en capacidad de cumplir con los tiempos requeridos por la ley para satisfacer los trámites del registro definitivo. Esa fue entonces la movida y la razón por la cual Argueta se burló de Samuel Pérez Álvarez en la comunicación que este le envió para resolver las diferencias, situación que Argueta repite al emitir un tuit luego de la asamblea general de la UNE.
Ante la evidente maniobra de Argueta y la acción sin respaldo legal de Guerra, a este último no le quedó más que dar paso a la inscripción de Semilla. Con ello, en apariencia, el asunto quedó saldado. Sin embargo, lejos de ello, hay un daño irreparable a la institucionalidad democrática del país. Queda confirmado que un funcionario en la posición de Guerra puede utilizar su poder en forma discrecional para limitar los derechos políticos, y con ello se levanta un terrible velo de duda sobre la imparcialidad que debe regir en un ente que forma parte del Tribunal Supremo Electoral (TSE), entidad que debe analizar y, de ser el caso, sancionar la arbitraria conducta de su empleado. Y en el caso de la UNE, pone de manifiesto la poca altura política de su liderazgo. Ello, porque su secretario general no solo llevó a cabo una gestión espuria, sino que se valió de una mentira y de un fraude de ley para intentar hacer trampa e impedir el registro de un oponente. Flaco favor le hace a su candidata a la presidencia, quien ya de por sí arrastra un fuerte rechazo en el ámbito urbano, pues más parece su enemigo que el líder del partido que la postula como gobernante.
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