Anticipo que ya estoy un poquito hastiada de que nos receten vergüenza por cosas que no tenemos la menor culpa. Será vergüenza ajena, en todo caso. Vergüenza por el asesinato de Facundo Cabral, a quien nosotros no mandamos a matar y a quien no obligamos a hacer negocios con un tipo vinculado al lavado de dinero y tráfico de personas. Vergüenza por las sandeces que dijeron los presidenciables en el monólogo con la Iglesia Católica. Y ahora vergüenza porque las autoridades del Ministerio Público (MP) deciden que Vielmann sea juzgado en España y no aquí.
De antesala tenemos, al menos, tres fallos judiciales que han sido cuestionados por la sociedad, por el MP y por la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala (Cicig).
El pasado 9 de mayo, el Tribunal Undécimo de Sentencia absolvió del delito de peculado al expresidente Alfonso Portillo y a dos de sus exministros. También por esos días, la misma jueza (Carol Flores) que ahora está pidiendo la extradición de Vielmann, absuelve a Alejandro Giammattei de los mismos cargos por los cuales ahora quiere extraditar al exministro de Gobernación. ¿Para absolverlo a él también? Y más recientemente, la jueza Verónica Galicia deja en libertad a Juan Carlos Leal, exjefe de la SAAS, acusado de haber participado en el desvío de Q40 millones. La resolución fue dictada sin estar presentes las partes involucradas.
Por otra parte, el viernes pasado en el conflicto entre la Cicig y la Corte Suprema de Justicia (CSJ), Francisco Dall’Anese dice que la institución que representa comenzará a investigar a los jueces, pues se ha visto que en el OJ está el cuello de botella. El presidente de la CSJ, por su parte, sostiene que las denuncias se deben hacer por las vías legales y no a través de la prensa.
Más allá de por cuál vía se deben hacer las denuncias, lo cierto es que un ente imparcial, como es la Cicig, manifiesta dudas acerca de los encargados de la justicia en este país. Además, nosotros mismos tenemos dudas de los fallos antes expuestos. Entonces, es claro que a los guatemaltecos les debe valer huevo la vergüenza, y asumir la realpolitik que se refiere a la política basada primordialmente en el poder y en consideraciones prácticas, más que en nociones ideológicas o moralistas.
La realpolitik nos debe orientar en esta coyuntura, para aceptar que lo mejor es que Vielmann sea juzgado en España, donde se garantiza que el proceso será transparente y justo. Como dijo la fiscal general, en España no están presentes los mismos grupos simpatizantes con una u otra parte. España puede ser un escenario más independiente.
Porque lo importante es que se juzguen los hechos tan atrocesque sucedieron en Pavón. Porque Guatemala necesita conocer la verdad y que los culpables reciban su castigo. Porque ellos sí deben sentir vergüenza.
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