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La radiografía del crimen organizado mexicano: un primer enfoque.

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La radiografía del crimen organizado mexicano: un primer enfoque.

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Recientemente la administración del presidente Obama decidió ingresar en la categoría de carteles internacionales a varias organizaciones delictivas, destacando entre ellas: los Zetas, la Yacuza japonesa y la Camorra napolitana. Éstas pueden ser más que cárteles, mafias.

La pieza investigativa publicada por  el grupo de investigadores anónimos que respalda y protege InsightCrime (en la cual se desnudan las complicidades entre los estamentos políticos en el área del Petén y el crimen organizado local) me permite realizar la siguiente tarea pedagógica: Referirme en detalle a las tipologías del crimen organizado.

Recientemente la administración del Presidente Obama decidió ingresar en la categoría de carteles internacionales a varias organizaciones delictivas, destacando entre ellas: los Zetas, la Yacuza  japonesa y la Camorra napolitana.  Para el lector amateur esta nomenclatura del término cartel aplicado a estos grupos podrá resultar válida, pero para el estudioso de la conducta criminal hay complicaciones de fondo puesto que,  la administración Obama está confundiendo las nociones de mafia con la concepción de cartel.  Esta complejidad se aumenta cuando se realiza el reconocimiento en cuanto a que ambas tipologías son propias del crimen organizado.   

Sin embargo, como lo explican los clásicos autores de la conducta criminal: Toda mafia es crimen organizado pero no todo crimen organizado es mafia -he tomado dicha afirmación del texto de Luis Alfonso Bruccett, titulado Manual del Crimen Organizado.  De tal suerte que, previo a una construcción de una política pública que pretenda debilitar (o aniquilar) a una organización del crimen organizado es menester que el diseñador de dicha estrategia tenga en claro con que categorías se encuentra lidiando puesto que no existe evidencia empírica en cuanto a que las estructura mafiosas (en su tipología correcta) hayan sido en algún momento de la historia, destruidas. Probablemente por ello el gobierno estadounidense no utiliza la nomenclatura mafia sino el término de cartel donde la opción militar parece tener alguna justificación.

¿Qué es la mafia?  El autor del texto Cosa Nostra, John Dickie, explica cómo la nomenclatura mafia debe utilizarse únicamente para las organizaciones surgidas en territorialidad italiana, esto debido al contexto en el cual las mismas surgen: formas de gobierno paralelo que defienden una identidad alternativa frente a un gobierno percibido como no legítimo.  La famosa expresión,  Morte A la Francia Italia Anhela (MAFIA) nos hace recordar el período en el cual la mafia no era más que manera popular de defensa frente a las tropas napoleónicas en terreno italiano del sur.   Lo que hace extremadamente especial a las estructuras criminales italianas son las siguientes características: 1) alta cohesión del grupo,  2) rituales de iniciación o distinción entre el miembro y el no miembro,  3) identidad criminal y grupal asociada a una locación geográfica,  4) la lógica empresarial como superior a la lógica criminal y, 5) entenderse como una forma de sistema alterno o gobierno paralelo, con lo cual se expresa un profundo componente de lealtad y honorabilidad en el comportamiento de los miembros iniciados.   En suma, lo que quiere darse a entender es que el máximo grado de evolución de una simple asociación criminal es generar un resemblance de las estructuras italianas.

Ahora bien. ¿Qué sucede si otras organizaciones criminales de carácter étnico logran procesos de evolución tan complejos que logran emular la estructura de las organizaciones italianas? ( véase el cuadro 1).  Esta es mi tesis presentada en torno de las agrupaciones criminales sinaloenses hoy centralizadas en el Cartel de Sinaloa  pero en realidad, siendo tres organizaciones concretas: 1) Cartel de Sinaloa,   b) Cartel de Pacífico y c) la organización de Ismael ¨el Mayo¨ Zambada.   

Sin embargo hay que recordar que antes de la conformación de esta estructura,  los originales padrinos del narcotráfico mexicano, -todos ellos sinaloenses-  Amado Carillo Fuentes (luego de la partición de rutas convertido en el líder del Cartel de Juárez) y Félix Gallardo (líder del Cartel de Guadalajara) fueron sujetos cuyo lógica de acción permitió la construcción de un ethos mafioso en el cual la violencia se encontraba siempre sujeta a códigos simbólicos muy claros en los cuales la primacía es un negocio pacífico por encima de la sangre.

 

Cuadro 1

 

¿Qué hace tan especiales, entonces a la organizaciones mexicanas que las equipara a las italianas? Véase el siguiente cuadro.  

Cuadro 2 

 

Otra forma de comprender la historiografía de la mafia mexicana es la siguiente (véase el cuadro)

Cuadro 3

Ante tal análisis de tipo estructural, queda claro que las organizaciones mexicanas son mucho más que carteles puesto que su interés primordial no es únicamente fijar precios de producción, venta y compra de un producto.  Son mafia en la medida en que su accionar presenta simbologías más complejas que les permiten reconfigurar su estructura de grupo además de generar sentimientos de lealtad, honor  y sobre todo, una noción de operar por encima de las normativas jurídicas-morales de la sociedad normal.   

Puesto que entonces, siendo mafia y no solamente carteles, el accionar de la política pública de seguridad debe de asegurarse de no violentizar los códigos simbólicos de las estructuras criminales.   No es descubrir el agua azucarada cuando se afirma que las organizaciones mexicanas lograron ganar la carrera armamentística contra el Estado Federal Mexicano. Pero si es apuntar un elemento más o menos novedoso en cuanto al por qué de la violencia presentada en el terreno mexicano a partir de la Presidencial de Felipe Calderón.    La decisión de militarizar la llamada guerra contra las drogas modifica probablemente la función vital más importante de la estructura de la mafia con lo cual las organizaciones generan un output que termina haciendo primar la necesidad defensiva y el ethos de la guerra  antes que ethos empresarial.  (Véase el cuadro 4)

Cuadro 4

 

Para el estudio de la conducta criminal este reconocimiento es fundamental.  La violentización no ha sido gratuita, y la única forma de reducir el daño colateral en esta guerra es lograr que las organizaciones retornen a un punto de ceteris paribus en el cual vuelva a primar el negocio bajo el reconocimiento en cuanto a que pesa más el oro que la sangre.  Los procesos comparados de la historiografía de la mafia así lo demuestran: Las guerras intra-mafiosas como las del clan Corleonissi contra la Cupula Palermitana en 1980 en Italia; las pandillas de motoristas Hell Angel´s contra los Vampiros en 1990 Suecia; la Familia Colombo contra la cuatro familias restantes –Gambino, Bonnano, Luchese, Genovese- en Nueva York en 1980) concluyeron cada una, en su contexto cultural y geográfico concreto cuando las organizaciones reconocieron que se había perdido demasiado dinero y derramado demasiada sangre.

Pero en el contexto mexicano, a pesar de la guerra, las organizaciones han producido (cifras ortodoxas)  alrededor de 380 mil millones de dólares solamente el año pasado producto del tráfico de drogas, sin contar, los rublos de extorsión, tráfico de personas y órganos.   

No sorprende entonces que la guerra mexicana haya evolucionado al nivel del narco-horrorismo y el impacto al televidente pues ahora la primacía es mostrar al Estado Federal la capacidad de producir muerte (y tómese en cuenta que en la lógica mafiosa sociedad civil es igual al Estado).  

¿Cómo detener esta espiral de guerra?  Habrá que esperar a los vencedores en un contexto donde cada vez las organizaciones se fragmentan tanto que hoy en día las células satélite producen violencia colateral que las mismas organizaciones matrices no pueden controlar.  Ante tal situación, hay que reconocer que, al menos para el etnógrafo del crimen organizado no hay salida alguna para esta guerra.  Ni siquiera la pax mafiosa pues, ha corrido demasiada sangre.  Además, para firmar la pax mafiosa hacen falta caballeros de la mafia y hoy, se tienen señores de la guerra.

 

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