Los primeros dos de los tres cuatrimestres de la presidencia del Partido Patriota y Gudy Rivera en el Congreso no prometen un lugar destacado en la historia de la democracia. Trampas en la frontera entre la legalidad e ilegalidad para terminar con interpelaciones, con sesiones y la manipulación del interruptor que enciende y apaga el tablero electrónico que marca la cantidad de votos y de quórum parecen ser la marca oficialista en el año 2012.
Después de años de batallas ciudadanas por transparentar los votos y el quórum de los diputados, de una donación holandesa para un tablero electrónico y la voluntad de algunos diputados, ahora es pública cada votación. Para fiscalizar y comprender al Congreso, Plaza Pública instaló este año una herramienta interactiva para nuestros lectores. Pero la Presidencia del Congreso se resiste a actualizar las votaciones en la página del Congreso a intervalos que han llegado a los 40 días o a 27, como ahora.
Una de las dos principales ofertas electorales del Partido Patriota y el binomio de Otto Pérez Molina y Roxana Baldetti fue la transparencia. Es deplorable que haya sido únicamente una oferta electoral tanto en el Ejecutivo como en el Legislativo. Gudy Rivera ha sido señalado de mandar a apagar el tablero electrónico para provocar disminuciones en el quórum cuando el oficialismo y sus aliados no quieren que se discuta una iniciativa o una fiscalización. Cabe recordar que durante la interpelación por parte del partido Lider al ministro de Finanzas, Pavel Centeno, lideristas y patriotistas no consiguieron sumar –por la ausencia de sus diputados- más de 40 horas de sesión efectiva, en 4 meses, que deberían haber sumado 640 horas laborales.
El objetivo de contar con un tablero electrónico para registrar los votos y las ausencias de los representantes de los ciudadanos, que eso es lo que son los diputados, es poder controlar cómo deciden en cada ocasión, para saber si están respondiendo a lo ofrecido durante la campaña y al mandato ideológico de sus votantes.
Actualizar la información, pública, una vez al mes, es totalmente contraproducente y deja sin sentido el gasto del Congreso en el tablero y el esfuerzo de los contribuyentes, justo ahora que se discute sobre transparencia. Diputados opositores, la oficina del Procurador de los Derechos Humanos y la ciudadanía deberían interpelar a la Presidencia del Congreso por esta negligencia que genera opacidad y mayor desconfianza de los votantes en sus representantes.