Esto parecería plantear una situación compleja, si en efecto para construir un ´marxismo de la subjetividad´ resultaría necesario desprenderse de la ´práctica revolucionaria´ en razón, y atendiendo además a la necesidad de romper con las posiciones mecanicistas en el Marx maduro.
Es necesario hacer la referencia hacia lo que Perry Anderson denomina el marxismo occidental. Es decir, ese marxismo resultado de una generación de intelectuales que no son hijos de obreros, ni de campesinos, sino de profesionistas clase-medieros. Y esta nueva generación de intelectuales marxistas hará de la academia su ámbito de estancia, alejado mayoritariamente de toda actividad partisana. ´Alejados de la calle y refugiados en Hegel´ aunque, en momentos puntuales, supieron apoyar las causas importantes de su tiempo.
Las tropas del denominado Marxismo Cultural o de lo que Portantiero refiere cómo ´teóricos de la súper-estructuras´: Georg Lukács, Antonio Gramsci, Ernst Bloch, Walter Benjamin, TW Adorno, Bordieu (entre muchos otros). Hay, por así decirlo, un traslado, ´un corrimiento de cancha´ en el debate. La reflexión ortodoxa de Hegel (Adorno por ejemplo), o la crítica filosófica-literaria (Benjamín), o la cultura (Bourdieu), son ahora el campo de la expresión de conflictos; dado que todos nos encontramos permanentemente en relaciones sociales desiguales las cuales se producen (y reproducen) en el contexto estructuras de tipo jerárquico.
En cuanto al párrafo anterior hay mucho qué decir y poco que pueda plantearse aquí por razones de espacio lamentablemente. Supongo que los muy amables ´tres gatos que me leen´ (me incluyo a mí mismo…) están familiarizados con la denominada Paradoja de Lukács y por lo tanto evito tener que reproducirla. Valga solamente mencionar que Lukács hizo en esfuerzo muy grande, titánico y además, profundamente valiente. Su concepción sobre la autonomía filosófica del marxismo lo hizo oponerse al ´Marxismo Stalinizado´. Y con la misma actitud crítica señaló además, los errores mecanicistas negadores de la subjetividad humana del padre del marxismo ruso, Valentinovich Plejanov. Entre todo lo valioso que Lukács aporta, debe de reconocerse la negativa a una posición acrítica del marxismo y debe mencionarse el rechazo a considerar que las ´obras originales son sagradas´.
Con ese espíritu entonces, simplifiquemos el debate. Empecemos a puntualizar luego de 6 artículos. ¿Con cuánto puedo quedarme de Marx? ¿O hemos de articular la lógica de ´residuos marxistas´? ¿No es suficiente hacer de Marx el ´realista-materialista´ más grande de la historia? ¿Quién más se atrevió a darle vuelta a Hegel? … "Para Hegel, el proceso de la vida del cerebro humano, es decir, el proceso de pensamiento que, bajo el nombre de la Idea, que incluso se transforma en un sujeto independiente, es el demiurgos del mundo real, y el mundo real es sólo lo externo, la forma fenomenal de “la idea." Para mí, por el contrario, lo ideal no es más que el mundo material reflejado por la mente humana, y traducido en formas de pensamiento". (El Capital, Vol.1, p. 25.) Con Marx, la filosofía materialista logró una perspectiva unificada y consistente del mundo. ¿No basta con esto?
El Prof. Atilio Borón, en el preámbulo del famoso texto Por el necesario (y demorado) retorno del Marxismo expresa un punto que perfectamente se puede traer a nuestro debate. Cito: ¨…si la teoría de la plusvalía fuese refutada, la construcción metodológica del marxismo se vería irreparablemente dañada; si se llegase a demostrar que el método dialéctico es un mero recurso retórico y no una estrategia válida de reconstrucción de lo real en el plano del pensamiento, las tesis centrales de la teoría marxista difícilmente podrían sobrevivir… ¨
Bastante hay de razón. Aún hay mucha tela qué cortar para afirmar que la plusvalía ha sido refutada de una forma categórica y sobre todo en razón de la referencia empírica.[1] Pero supongamos que en efecto, dicha refutación se ha dado, y que la ´alienación´ ya no es la condición humana. La primera reacción sería entonces preguntar –con respecto al edificio conceptual de Marx- ¿Cuál es el residuo que sobrevive?
Si como lo hemos afirmado, que en el marxismo hay una carencia de Teoría Política, o al menos carencia de teoría que desde el ´marxismo ortodoxo´ pueda orientar hacia la participación política moderna,[2] entonces es posible que debamos otorgar la victoria a las ´izquierdas liberales[3] o izquierdas republicanas´ y, con ello, aburguesar el término alienación para transformarlo en ´dominación ilegítima´. Esto es interesante, pero, en realidad lo que quiero preguntar es lo siguiente: ¿Desaparece la explotación o se mantiene bajo formas maquilladas más sutiles y no siempre en relación con lo económico? De allí entonces es más claro considerar cómo el ´terreno de lucha´ se traslada hacia los estudios culturales y buena parte del trabajo se queda en la academia. Porque si en efecto, la explotación se mantiene cual ´función latente´, entonces es labor vital de la academia crítica señalarlo y apuntar con el dedo hacia estas formas disfrazadas.
Pero, ¿señalar y apuntar con cuál finalidad? ¿Para simplemente describir o para transformar? Si lo segundo, entonces resulta que la relación teoría-praxis sigue siendo una relación íntima. Esto produce otra fabulosa pregunta: ¿Puede existir un esfuerzo de ciencia social (marxista-semi marxista) desvinculada de la militancia revolucionaria[4]? Si la respuesta es negativa entonces, otra pregunta: ¿La resistencia debe realizarse en el espectro del comunitarismo de tipo pre-marxista o pos-marxista? ¿O es necesario canalizar la praxis hacia las formas político burguesas?
Son todas éstas, preguntas que no tienen una respuesta categórica y son también preguntas que buscan únicamente motivar a la reflexión. Probablemente las respuestas provengan desde las posiciones disciplinarias en las cuales nos encontramos cada uno. Pero articulando desde el enfoque de la ciencia política, me parece necesario trasladar la militancia revolucionaria hacia el ejercicio de los procesos electorales. Dos casos puntuales, el español y el italiano nos mostrarán lo útil que resultó para la historia el que los comunistas decidieran tomar parte en el ejercicio democrático electoral para reducir las formas de dominación ilegítima.[5] Esto, en la siguiente entrega. Por ahora, desearle que el 2014 le encuentre con techo sobre la cabeza y pan sobre su mesa.
(*) Sobre esta cuestión, hay que reconocer la enorme cantidad de ´dimes y diretes´ que existen en la misma literatura cercana al marxismo. El Prof. Atilio Borón refiere a una carta de Engels enviada a Bloch en 1890: ´… según la concepción materialista de la historia, el factor que en última instancia determina la historia es la producción y la reproducción de la vida real. Ni Marx ni yo hemos afirmado nunca más que esto. ….´el que los discípulos hagan a veces más hincapié del debido en el aspecto económico es cosa de la que, en parte, tenemos la culpa Marx y yo mismo.´ Si esto fuera así, entonces, la producción intelectual de autores cómo Lukács o Gramsci hubiese sido solamente una elaborada repetición de lo ya dicho.
[1] Basta con echarle un ojo a la dinámica de la contemporánea caótica América Corporativa y los rangos tan desiguales en las tablas salariales. En medio de grandes corporaciones que reciben dinero del Estado para poder seguir operando, las compensaciones de los CEO resultan millonarias. Los empleados (siempre en el rango más inferior y por lo general, minorías étnicas) ven la calle. Casi siempre, quienes defienden la empresa privada afirman que esto se debe a ´errores´ en el marco de reglas bajo las cuales operan los actores de mercado en lugar de aceptar que hay vicios recurrentes en la tipología de los actores de mercado.
[2] El Prof. Borón disputa esta afirmación y explica que hay acercamientos del marxismo hacia lo político. Sin polemizar, creo que es importante hacer la referencia hacia casos concretos. El simple hecho que cuando miembros de los partidos comunistas euro-occidentales deciden participar en procesos electorales o de Referendum reciben el adjetivo de ´renovados´ creo que resulta aleccionador en dicho sentido. Ni siquiera de un Menchevique tardío como Plejanov se puede decir que exista elementos claros de teoría política. Menos quizá de Marx, excepto - y aquí lo apolítico en el marxismo- la desconfianza hacia los mecanismos políticos ´burgueses.´
[3] El término fue usado públicamente por Enrique Krauze durante un foro organizado en el 2007 por el Colmex al cual pude asistir. El término hace uso, en opinión de Krauze, para referir al universo de autores y actores políticos que cuestionan abiertamente el problema de la acumulación (¿Qué tanto es posible acumular) pero al mismo tiempo reconocen la tradición del liberalismo político como una ´tradición noble´. Esto significaría, en pocas palabras, la denuncia de la ´injusticia social, político o económica articulada con un reconocimiento en cuanto que hay una esfera privada del individuo que resulta inviolable para el Estado o para todo proceso socializante´. Locke en definitiva es el primer representante. Carlos Roselli y Norberto Bobbio en definitiva cual embajadores del ´liberalismo social o ´socio liberalismo´ serian también adscritos a esta categoría.
[4] Práctica revolucionaria no entendida en el contexto de la insurgencia o los movimientos de corte violento propios de los años sesenta, setenta y ochenta. Una práctica revolucionaria que en de cierta forma, ´desciende de las montañas para apoderarse de las calles´. En este caso entonces, el contexto de los movimientos sociales resulta vital, como la herramienta que materializa los resultados de la teorización ´insumisa o revolucionaria´.
[5] Para los casos que refiero, estaríamos hablando de los grandes procesos de concertación histórica que concluyeron con el Franquismo y con el Estado Fascista Italiano. La participación política de los comunistas – ya renovados− fue, en ambos casos, crucial y medular. España ha cumplido 35 años ya de la vivencia en una democracia constitucional. Ello no hubiese sido posible sin la madurez ideológica e intelectual de Santiago Carillo, líder del PCE a quien, desde aquí, recordamos con cariño.
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