Resulta lamentable no poder abordar determinadas temáticas sin estar dispuesto a recibir ´la pendejada anónima´ de quien no puede discutir y por lo tanto, tiene que degradar o amenazar desde las sombras. Por ello entonces, algunas consideraciones a manera de prolegómenos.
La posición de esta serie de artículos se aleja, necesariamente, del denominado ´Marxismo Ortodoxo´. Por lo tanto no habrá (y tampoco se le debe buscar) un interés reflexivo sobre los hechos de coyuntura que tradicionalmente se asocian con la praxis del viejo marxismo.
Y entonces, ¿por qué escribir sobre el tema? Repito la pregunta pero redactada en una forma más sugestiva. ¿Qué vigencia tiene el marxismo en un contexto donde la bipolaridad ha desaparecido? ¿Qué vigencia puede tener el marxismo en un momento en que los mecanismos políticos de representación y participación parecen ser el eje medular de la reflexión política? ¿Qué tan legítimo es reflexionar sobre la aplicabilidad política de un corpus de literatura que, en su propia génesis tiene una enorme carencia de teoría política?
Por allí entonces el horizonte desde el cual se construirán esta suerte de artículos, que bien podrían haberse titulado ´Repensando el marxismo´ pero el título ya había sido tomado por la afamada publicación editada por Harry Magdoff y Paul Sweezy titulada ´Rethinking Marxism´. En esta publicación se tuvo la participación de figuras de la talla de Ernest Mandel, Charles Bettelheim e Immanuel Wallerstein (entre otros), así que, no estamos hablando del marxismo de panfleto. Estamos hablando de académicos serios que con toda honestidad intentan encontrarle cabida a una tradición de pensamiento en el contexto de las exigencias propias del demo-liberalismo político actual. Así pues, el libro Rethinking Marxism es una de las fuentes utilizadas para esta serie artículos. Dicho sea de paso, sus editores no son tampoco poca cosa. Magdoff fue profesor universitario y funcionario público en Estados Unidos, y aunque acusado de espionaje en favor de la ex Unión soviética, jamás fue procesado ante la falta de evidencia. Paul Sweezy fue discípulo de Schumpeter y es creador del modelo de la demanda quebrada que explica la estabilidad de los acuerdos colusorios en situaciones de oligopolio.
Repito, no estamos frente a la posición panfletera del marxismo.
Haremos también uso de la literatura de George H. Fromm, profesor actual de la Universidad de Puerto Rico Campus Río Piedras. Fromm es doctor graduado por la Universidad de Brandeis, cuya tesis doctoral versó sobre el Idealismo Alemán bajo la tutoría de Herbert Marcuse. De Fromm, haremos citaciones a su último texto: Lecturas de Filosofía: Ensayos Críticos. Por último pero no menos importante, hacemos referencia a Perry Anderson uno de los más importantes representantes de la vertiente marxista estadounidense. Es autor del famoso libro ´El Estado Absolutista´, pero aquí haremos referencia a la publicación: Consideraciones sobre el Marxismo Occidental´. Actualmente Anderson es Profesor en UCLA.
Ahora bien, todos estos autores hacen un reconocimiento importante. El pensamiento marxista no es un monolito (tampoco lo es el liberalismo dicho sea de paso[1]) y por lo tanto, es necesario distinguir sus diferentes caras. Fundamentalmente tendríamos tres: 1) el joven Marx preocupado originalmente por ´la cuestión judía´. Esta etapa concluiría con la redacción del texto conocido como ´Manuscritos Filosóficos y Económicos´; 2) El Marx Político que, aunque como afirma Anderson, haya una carencia de teoría política en Marx, es cierto que Marx nos hereda categorías usadas aún por los politólogos como el término ´Cesarismo'.[2] Este Marx es el Marx que escribe el 18 Brumario de Luis Bonaparte, es éste el Marx que por primera vez equipara el vocablo ´comunismo´ a la categoría de la ´verdadera democracia´ (hoy llamada en Laclau y Mouffé, democracia radical). Es precisamente este Marx, que al darse cuenta que los mecanismos de representación política propios de las llamadas revoluciones burguesas no han podido darle representación completa al obrera, se desencantará con la política y dejará de teorizar sobre ella. Este Marx da paso al llamado ´Marx maduro´, el Marx economicista, el rígido Marx del Materialismo Histórico, el de las etapas necesarias, el Marx de la transformación de la materia por vía de sustituir el modo de producción (o las formas tecnológicas de cada momento).
Tres momentos entonces, y el último de ellos desvirtuado para darle salida una situación política (la Europa del Este) sobre la cual jamás teorizó.
Dejando de lado entonces, la agenda política soviética, hemos de rescatar la teoría marxista y sus alcances metodológicos contemporáneos puesto que somos fuertemente influidos (aunque no seamos conscientes de ello).
Baste notar que, incluso quienes argumentan férreamente desde la posición de la economía ortodoxa en relación a las leyes económicas[3] y su fuerte efecto sobre lo político, lo social y sobre todo lo cultural pues… están usando un argumento creado por Marx. Grosso modo, el llamado Marx economicista sujeta y hace esclava la esfera de lo socio-cultural a lo económico. Y puntualmente al sistema económico capitalista.
[1] Esto es un detalle importante porque lleva a errores conceptuales importantes. Uno de los más comunes, propio de la influencia de los tanques de pensamiento, es considerar a los padres fundadores de los Estados Unidos como liberales. En realidad, serían ´proto-liberales´ dado que sus líneas discursivas no son rígidas y navegan entre posiciones medianamente republicanas (para conocer a fondo las distinciones entre liberalismo y republicanismo sugiero el clásico texto de Philip Pettit: Republicanismo: Una teoría sobre la libertad y el gobierno. Barcelona: Paidós, 1999) y otras más cercanas a un liberalismo de tipo ´absolutista´ fuertemente influenciado por Hobbes (lo que hoy denominamos ´Liberalismo Estatal´). La pugna entre Jefferson y Hamilton con respecto al Estado Federal es la mejor muestra de la heterogeneidad conceptual de estos sujetos.
[2] Vaya si este término no es usado, incluso por analistas no marxistas, cuando explican el uso de los mecanismos democráticos para finalidades contrarias a la Democracia. Pero además, ¿Quién no recuerda el famoso libro: Cesarismo Democrático y otros Textos, escrito por Laureano Vallenilla Lanz?
[3] Aspecto hoy por cierto, criticable en ciencias sociales. La pretensión de construir ´leyes´.
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