La premisa que guía la investigación es indagar sobre las mil dimensiones de la realidad que desconocemos, especialmente en el ámbito político, donde los funcionarios públicos tienden a ser autocomplacientes con sus propios indicadores y reportes de avances. La realidad de las protestas en Brasil son una muestra de que conocer la realidad no es un asunto banal.
¿Quién iba a imaginar que los brasileños, con todo su amor por el futbol, iban a protestar justo en lo que se podría llamar la “antesala” del Mundial de Futbol 2014? El misterio crece cuando, en los últimos años, las autoridades de Brasil han supuestamente mejorado todos los indicadores sociales, económicos y políticos. ¿Cómo anticipar protestas sociales en el país que es considerado un modelo exitoso de desarrollo en América Latina y una potencia emergente en el mundo?
Los especialistas dicen que justo por eso, ocurrieron las protestas: durante muchos años, los políticos brasileños olvidaron que el ciudadano tiene preocupaciones y demandas, que en muchas ocasiones no son adecuadamente “identificadas” por las autoridades. Y una forma segura de averiguar lo que piensan los ciudadanos es desarrollando todo un sistema de información e investigación que permita conocer la realidad. ¿Qué piensan los ciudadanos de los diferentes estratos sociales sobre el país? ¿Cuáles son los planes y proyectos de los diversos actores sociales y políticos? ¿Cuáles son los canales de representatividad de la población y cómo se conectan con los “actores” de sociedad civil?
En el ámbito de la institucionalidad pública, dichas preguntas son aún más relevantes. ¿Qué piensan los usuarios sobre la acción del gobierno y de las instituciones públicas? ¿Qué bienes y servicios de los que ofrece la institucionalidad pública deben ser mejorados y adecuados a las expectativas de los usuarios y ciudadanos?
No se trata de mera curiosidad. No responden a un simple ejercicio académico. Las respuestas a esas preguntas tienen un fin práctico: vivir mejor, que la sociedad progrese, que las organizaciones y servicios funcionen mejor, que los ciudadanos seamos más conscientes de nuestra realidad. Por otro lado, que las instituciones consulten a los ciudadanos es un indicador de la salud democrática de una sociedad. (Juan Carlos Zubieta)
Por supuesto, hay ciertos tipos de investigación descriptiva que simplemente busca realizar “diagnósticos” sobre la realidad. Dicha “investigación” usualmente establece un “deber ser”, ideal, y a partir de ahí, genera indicadores de “situación” y “recetas” para disminuir la brecha entre el deber ser y la realidad. El ejemplo clásico son los partidos políticos y la democracia: ya sabemos hasta la saciedad que no funcionan y que la democracia no se ha consolidado.
Es necesario, por tanto, transitar de esta “ciencia” de lo evidente para situarse en un plano más operativo: no “existen” partidos según lo que dice la teoría, perfecto. ¿Y entonces? ¿Cómo operan los partidos políticos? ¿Cómo se convierten en vehículos para alcanzar el poder?
Ya sabemos que la corrupción es un mal que nos corroe. ¿Qué mecanismos e instancias concretas se utilizan para evadir los controles y generar corrupción?
Investigar es generar conocimiento, y el conocimiento es el mayor bien que una sociedad puede tener para evitar cometer los mismos errores.
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