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La estrategia Baldizón o de cómo subir el precio a la vicepresidencia

Baldizón resume en una palabra la elección de Villate: confianza. Es el alfil que ha sabido ser su martillo en el Congreso cuando ha hecho falta, o su altavoz en momentos en los que la palabra de Lider tenía que sonar.
La estrategia original consistía en que al acercarse las elecciones de 2015 se pediría a las cámaras empresariales una terna entre la cual el Comité Ejecutivo Nacional del partido, atendiendo los deseos de Baldizón designaría a su compañero de fórmula.
Manuel Baldizón proclamó a Roberto Villate como candidato a vicepresidente por el partido Lider para las elecciones del 2015.
Roberto Villate es el jefe de la banda de Lider en el Congreso.
En el mismo acto se anunció que el futbolista Carlos Ruíz ocupará la primera casilla del listado metropolitano de candidatos a diputados por ese partido, y que Edgar Ajcip será el candidato a la alcaldía metropolitana.
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La estrategia Baldizón o de cómo subir el precio a la vicepresidencia

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El candidato presidencial del partido Libertad Democrática Renovada (Lider), Manuel Baldizón, anunció como su compañero de fórmula al diputado Roberto Villate, jefe de su bancada en el Congreso. El cargo de vicepresidente, moneda de cambio para grupos de interés en algunas oportunidades, aparece en el panorama político. ¿Su designación es una apuesta por la consolidación del partido o un ardid para subir el costo a la cuota de la fórmula presidencial?

En la recién estrenada sede metropolitana del partido Lider, en la zona 9 de la capital, el pasado domingo, un anuncio abrupto del candidato presidencial y secretario general de ese partido, Manuel Baldizón, marcó la inauguración del edificio y dejó a más de uno con la boca abierta: Roberto Villate será su compañero de fórmula, y Edgar Ajcip será el candidato a alcalde de Ciudad de Guatemala.

Ambos, no sólo son los hombres de más confianza de Baldizón, sino también sus principales operadores políticos y sus más fieles servidores. Villate, diputado al Congreso de la República por el departamento de Suchitepéquez, es jefe del bloque legislativo de Lider desde 2009, luego de su separación de la Unidad Nacional de la Esperanza (UNE); mientras que Ajcip, también diputado, es el negociador por excelencia, dentro y fuera del Parlamento, y según fuentes del partido, uno de los asesores a los que más escucha el aspirante.

En 2012, con la resaca de la campaña todavía a cuestas, Lider confiaba en una estrategia de concertación para definir el compañero de fórmula de Baldizón. Fuentes del partido confían en que la estrategia consistía en que al acercarse las elecciones de 2015 se pediría a las cámaras empresariales una terna entre la cual el Comité Ejecutivo Nacional del partido, atendiendo los deseos del candidato presidencial, designaría a su compañero de fórmula. De esa manera, no sólo aseguraban el apoyo del poderoso sector empresarial, que por consiguiente haría importantes aportes económicos para la campaña electoral, sino que mejoraba su imagen ante las clases medias urbanas donde no goza de simpatía.

Esta idea se mantuvo hasta principios de 2013, pero el desgaste en la relación con este sector y el pulso por el financiamiento del partido, obligó a modificar la estrategia. “A afinarla”, explican las fuentes. De ahí la candidatura de Villate, un hombre de partido, de demostrada fidelidad. Uno de los diez diputados que en 2009 abandonaron la UNE y fundaron Lider. Según el informe 09GUATEMALA969 del 9 de noviembre del 2009 enviado por la embajada de los Estados Unidos en Guatemala a Washington, el cual fue filtrado por Wikileaks, a cambio de Q500 mil para cada legislador.

El proyecto de conciliar la candidatura presidencial de Baldizón se dio en el contexto de un pulso más amplio: que las cámaras empresariales fueran las que se acercaran a Lider a ofrecer su financiamiento, y no que fuera el partido el que las buscara, según fuentes de la agrupación.  Una tensión entre financistas y Lider que, aunque probable, no impide que dentro del sector haya quienes aporten recursos para la campaña del partido, apunta el sociólogo Álvaro Velásquez, investigador independiente.

Un hombre del partido

Baldizón resume en una palabra la elección de Villate: confianza. Es el alfil que ha sabido ser su martillo en el Congreso cuando ha hecho falta, o su altavoz en momentos en los que la palabra de Lider tenía que sonar. La designación de alguien del partido también significa confianza en sus posibilidades en el próximo proceso electoral. 

Pero la estrategia incluye amplias posibilidades, debido a que una designación a trece meses de la convocatoria oficial para el inicio de la campaña, hace subir las apuestas para los interesados en la vicepresidencia, y concede al partido amplios márgenes de negociación. Además, al interior del partido se considera que el retiro de Villate del Congreso abre una jefatura de bloque que ofrecer a nuevos diputados tránsfugas hacia Lider. Algo que Villate no descarta. “Así como sucedió en el Partido Patriota que llevó como jefe de bancada a Arístides Crespo, antes un dirigente del FRG (Frente Republicano Guatemalteco) en otra legislatura, también podemos hacer lo mismo o continuar con el subjefe Leonar Camey” explica.

La apuesta mayor, sin embargo, no es liderar el bloque opositor, sino tener a disposición la vicepresidencia para posibles alianzas con grupos políticos o como una cuota para sectores económicos.

-¿Dejaría de aspirar a la vicepresidencia si se requiriera ese espacio para una alianza o consenso?, se le pregunta a Villate.

-Si mañana el doctor (Manuel Baldizón) me pide que por razones políticas ponga a disposición la vicepresidencia, lo aceptaría. Afirma convencido el diputado.

Para el congresista, el cargo de vicepresidente es un engranaje que articula el Ejecutivo. Debe ser capaz de sentarse a discutir con cualquier grupo de liderazgo del país: iglesias, sector privado, organizaciones sociales o campesinas. Si goza de la confianza del presidente, su principal responsabilidad será coordinar los gabinetes económico, social y de seguridad entre otros. De lo contrario, sólo será una figura aislada de las grandes decisiones.

“No se puede arremeter contra las estructuras de poder económico, social y religioso”, razona Villate, al asegurar que no dejará el Congreso este año, pero sí muy probablemente al inicio del próximo año, si es que para entonces se mantiene vigente la estrategia de Lider.

Su más frontal opositor en el Legislativo, el diputado Mario Taracena de la UNE, no pierde oportunidad para descalificar esa candidatura y considerarla “una payasada”. Para Taracena, el anuncio se resume en un asunto de oferta y demanda. “Lider está vendiendo la piel del venado antes de cazarlo, ya están ofreciendo ministerios, ¿qué más no harán?”, cuestiona.

Mientras que en el oficialista Partido Patriota, el diputado Aleksander Castillo, vocal II del Comité Ejecutivo Nacional, señala que el anuncio es prematuro porque “falta mucho tiempo” para la convocatoria a elecciones, y porque “en el año electoral surgen muchas dinámicas, alianzas, apoyos, negociaciones y tener esos espacios es necesario”.

Castillo reconoce que la pieza del vicepresidente es un espacio para negociación como sucedió en el caso de las fórmulas Óscar Berger y Eduardo Stein (2004-2007) y Álvaro Colom y Rafael Espada (2008-2011); e incluso en el caso del PP que en las elecciones del 2007 recurrió a la fórmula Otto Pérez Molina y Ricardo Castillo Sinibaldi, cuando buscaban “un balance entre el fundador del partido y un empresario con quien se usaba la imagen de la promoción del empleo, cuando un partido tiene la madurez y puede hacer esa clase de alianzas con sectores” asegura.

Pare el sociólogo Álvaro Velásquez estas designaciones sirven en algunos casos para congraciarse con algún sector, generalmente empresarial, o en el caso de confirmar la permanencia dentro del partido del candidato, para consolidarse. En este balance, incorporar a alguien que puede generar anticuerpos en algunos votantes, como sucedió en el caso de Roxana Baldetti actual vicepresidenta, señala Velásquez es un riesgo que estaría dispuesto a correr el partido.

“La percepción general es que (Villate) es un cae mal como Baldetti, pero el partido podría no tomar eso en cuenta”, apunta el analista. Por otra parte, al igual que el diputado Castillo, considera positivo el que se dieran estas designaciones al interior de las agrupaciones, si es que se mantienen y no se usan sólo para negociar.

“El partido Lider no goza de ningún respeto en el sector empresarial, pareciera que no hay ningún empresario que quiera ‘sacrificarse’ porque generaría repulsa su incorporación. En el caso del Partido Patriota,  se sentían tan confiados en su candidato que no dudaron en la fórmula, además de tener alguien de plena confianza por el vínculo tan estrecho entre el Presidente y la Vicepresidenta”, apunta Velásquez.

En materia de financiamiento electoral, los distintos sectores, legales o ilegales, apunta Velásquez, no colocan todos los huevos en la misma canasta. La designación de Villate eleva las ofertas para ese cargo, pero de darse la victoria de Lider sin requerir canjear esta pieza, podría ser el trampolín para que Roberto Villate “un abogado de provincias” como el mismo se define, esté a un paso de la Presidencia.

Pero ¿qué papel juega la figura del Vicepresidente como para ser una cuota de poder a repartir?

El expresidente Rafael Espada, compañero de fórmula del presidente Álvaro Colom entre 2008 y 2011, ve en ese cargo un conciliador, alguien capaz de atemperar los ánimos y traer otras fuerzas al partido. En su caso, sin militar antes en ningún partido político ni haber desempeñado un cargo público, su figura fue tomada para tranquilizar al sector privado más tradicional. “Había gente que no tenía confianza en la ideología de Álvaro y miraban en mí alguien que no era radical y venía de la academia, que inspiraba confianza en las clases urbanas y profesionales”, indica.

Al referirse a “gente”, Espada no habla únicamente de los conservadores electores urbanos. Habla, más bien, de los grupos económicos interesados en mantener un grado de influencia en el Ejecutivo. “Había candidatos empresarios que querían ser vicepresidente, pero Álvaro fue muy claro, incluso se hicieron encuestas y yo los superaba en aceptación”, recuerda. También hubo políticos al interior del partido que aspiraban a ese espacio como Eduardo Meyer, quien luego desistió y fue presidente del Congreso, cuya carrera política quedó truncada tras darse a conocer el desvío de Q82.8 millones en el Legislativo.

En el caso de Espada, su contacto con el partido permitió atraer algunos financistas a la agrupación, pero sobre todo era para tranquilizar las inquietudes entre los empresarios. “Ellos eran mis amigos, mis compañeros, mis pacientes”, señala. Espada fue cirujano cardiovascular en el Methodist Hospital de Houston, Estados Unidos, lo cual tampoco lo libró de recibir serias críticas cuando durante su gestión afirmó que en el sistema bancario y en el sector de la construcción de Guatemala se lava dinero.

Tal y como apunta una publicación de elPeriódico, “desde 1995 ha habido 66 binomios y ninguno ha estado conformado por los mismos candidatos. Trece presidenciables se han postulado más de una vez y en cada ocasión lo han hecho con distinto compañero”. La figura del vicepresidente ha sido a menudo una pieza intercambiable.

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