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La caricatura lúgubre

Qué triste que el diplomático Arenales, tan brillante como opaco, utilice su energía y espacio de influencia en las decisiones presidenciales para salvar a sus amigos, en vez de usarlo para ayudar a quienes no son sus amigos y son más débiles.
Tipo de Nota: 
Opinión

La caricatura lúgubre

09 de Enero de 2013
Palabras clave

Lo bueno de que militares de inteligencia dirijan un Estado democrático es constatar que pueden construir caricaturas de sí mismos tanto como los civiles. Lo malo es que son caricaturas más bien lúgubres cuando el presidente Otto Pérez Molina y el secretario de la Paz, Antonio Arenales Forno, publican que Guatemala no reconocerá sentencias por crímenes de lesa humanidad cometidos antes de 1987.

Una cosa es que el Presidente, en público, diga que no hubo genocidio. (En privado, en 2007, reconoció a EE. UU. que los militares habían cometido el error de matar a indígenas que no bajaban de las montañas ixiles porque creían que todos los indígenas eran guerrilleros –ergo, genocidio.) Pues una cosa es que diga algo en público y otra es que procure la impunidad para todos los militares acusados de violaciones contra los derechos humanos de guatemaltecos, o que se niegue a cumplir sen...

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