Nuestros países son muy vulnerables debido a varios factores. Una publicación de Idach- 2009 señala que la ubicación geográfica los hace apetecibles para el crimen organizado y el narcotráfico. En las últimas décadas Centroamérica se ha convertido en el principal corredor de droga, trata de blancas, migrantes y pandilleros provenientes del sur, con rumbo al norte y viceversa. Además, la alta corrupción de algunos operadores de seguridad y justica ubicados en los cruces fronterizos, hace más vulnerable a la región para combatir la violencia. Asimismo, la poca inversión de los gobiernos en materia de seguridad ciudadana y la falta de educación y salud de sus habitantes los hace más frágiles.
Ahora bien, ¿quiénes son los más sensibles a esta situación? Un documento realizado por la Fundación Género y Sociedad en Centro América mostró que se está produciendo “una masacre” entre los jóvenes varones de 15 a 29 años. La tasa de homicidios en mujeres de cualquier rango etario no supera los 18 por cada 100 mil habitantes y que en los jóvenes varones entre 18 y 29 años se eleva a 150. El estándar internacional para declarar la existencia de una guerra civil se sitúa en torno de los 80/100 mil. En conclusión, los jóvenes varones están viviendo una guerra especialmente cruenta en nuestra región.
¿Qué hacemos para cambiar esta terrible realidad? Lo que muestran una serie de estudios es que en la región existe un grupo de jóvenes vulnerables que debido a diversos factores que han afectado sus vidas, les lleva a tener comportamientos que son dañinos para sí mismos y para sus comunidades. Algunas características de riesgo son: a) vivir en áreas pobres urbanas o periurbanas, b) la exposición a altos niveles de violencia intrafamiliar, c) la baja escolaridad, d) el desempeño de un rol “adulto” a una edad más temprana y e) el consumo drogas.
Estos jóvenes, en su mayoría, cuentan con hogares desintegrados y pocos conocen el amor. Estas circunstancias los hacen convertirse en delincuentes o afiliarse a una pandilla a muy temprana edad. Luego de varios años, es muy difícil que se puedan integrar a la sociedad, ya que no cuentan con capacidades ni destrezas para desempeñarse en un trabajo digno.
Esto lo podemos prevenir. En los últimos dos años se han presentado iniciativas para lograr una política pública de prevención para Guatemala. Deseo resaltar la desarrollada por el Movimiento Jóvenes contra la Violencia. Sus recomendaciones se centran en educación de calidad, generación de empleo y participación cívica. En educación se recomienda que los niños y jóvenes asistan a la escuela y permanezcan, al menos, hasta el tercero básico. Además, que los jóvenes cuenten con programas remediales educativos y de aprendizaje continuo. Importante es crear programas extraescolares supervisados, con mentores. En el campo de empleo se exhorta a crear nuevos modelos de entrenamiento laboral para jóvenes, servicios de empleo juvenil, educación para la vida y apoyo específico a jóvenes emprendedores. Por último, para formar ciudadanos, es importante contar con programas de voluntariado y de participación cívica. Desde jóvenes es imperante que aprendan a resolver pacíficamente conflictos y a ser líderes con aspiraciones personales, principios, valores y virtudes.
Para prevenir la violencia debemos ser muy creativos. Lo primero es involucrar a los jóvenes y que ellos tomen acción. En este camino vale la pena ver y escuchar la canción impulsada por el mismo movimiento, interpretada por Tavo Bárcenas en la siguiente dirección: http://www.youtube.com/watch?v=_i4I4h-5vzE. Urge tomar medidas para reducir la violencia en nuestros países. Estamos perdiendo lo más valioso: vidas, especialmente de los jóvenes. ¡Vivos, muchá!
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