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Jimmy Morales interpreta a "El Candidato"

Una crisis que despertó manifestaciones ciudadanas sin precedentes y que puso en evidencia un hastío colectivo hacia la clase política y hacia la corrupción. De allí toma fuerza James Ernesto Morales Cabrera.
Fue también en la última semana, en el sprint final antes del día D, el 25 de octubre, que el pomposo y siempre correcto candidato empezó a tropezar.
Jimmy Morales en el cierre de su campaña en el Parque Central.
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Jimmy Morales interpreta a "El Candidato"

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Actor, cómico y candidato presidencial por el partido FCN-Nación. Su popular carrera, desligada hasta hace muy poco de la política, le ha dado el espaldarazo para un éxito meteórico. Con voz de locutor de radio y lenguaje sencillo, sin programa de gobierno, con propuestas ambiguas y un mensaje inconsistente y conservador, con constantes referencias a la religión y con la venia de la derecha, con equipo de trabajo rodeado de acusaciones, Jimmy Morales es el favorito en las encuestas. Aquí el retrato de sus últimas semanas en campaña.

Nito y Neto caminan por la plaza de un pueblo de Guatemala. Un grupo de personas se conglomera frente a un escenario, aclamando a la voz que se escucha amplificada por un micrófono. Neto lleva un bigote falso, un sombrero y una camiseta blanca con rayas rojas y verdes. Nito, un sombrero y una camisa a cuadros. Es un día soleado.

— ¿Qué gran alboroto hay aquí, vos Nito? Pregunta Neto, —con acento llano.  

—Será que alguien le atropellaron, ¿fijate vos?  —responde Nito con el mismo acento.

—Mire seño, disculpe, ¿y qué hay ahí? —Neto se dirige a una joven entre los asistentes.

—Es un mitin.

— ¿Un su qué, dice? —Pregunta Neto.

—Mitin político —responde la joven con tono explicativo.

—Ahhh, un mitin político, gracias seño ¿oyó? — responde Neto.

—Vos Neto y eso de mitin político ¿que será pue’?

—Ah, mira pue’, un mitin político es cuando viene un político y da un su discurso, en donde dice todo lo que va a hacer, o dice que va a hacer, en su Gobierno.

— ¿Y vos por quien vas a votar?

—Fijate que yo no voy a votar,  yo nunca he votado (…)  Yo no le hallo chiste ni gracia a eso, mira pues, primero vienen, te dicen un puño de cosas que van a hacer y…

Son Samuel y James Morales, Sammy y Jimmy, Nito y Neto, en la película Un Presidente de a sombrero, dirigida por ambos hermanos en 2007 y producida por Moralejas, su empresa fundada en el año 2000.Moralejas la marca que ha producido siete largometrajes y desde hace una década transmite un programa en la televisión abierta. Un programa que durante años ha introducido a Jimmy, y través de sus personajes Neto, del indígena Juan, o el afrodescendiente Black Pitaya, en las casas de las familias guatemaltecas,  convirtiéndolo en alguien próximo y cercano, de confianza.

Al igual que el personaje de la televisión que se lanzó a Presidente y que en una sorpresiva carrera rebasó por la derecha a todos los demás candidatos para situarse en el primer lugar para la segunda vuelta, así Jimmy Morales podría convertirse en el próximo Presidente de Guatemala. El personaje popular que encarnó en la película, sin trayectoria en política, está a punto de pasar de la ficción a la realidad. Es sin duda, el “outsider” –el foráneo, el extranjero, el que llega de fuera-, el actor “cuyo criterio antipolítico establecerá una división muy particular entre la clase política y todo lo demás que existe”, como lo explicó el analista David Martínez Amador.

Una de las explicaciones al meteórico ascenso de Morales en la carrera por la Presidencia de Guatemala, es el fenómeno que se inició el 16 de abril de este año, cuando la Comisión Contra la Impunidad en Guatemala (CICIG) y el Ministerio Público (MP) empezaron a destapar, acusar y llevar a procesos judicial la serie de casos de corrupción en la que decenas de políticos —incluidos el ahora expresidente y la exvicepresidenta—. Una crisis que despertó manifestaciones ciudadanas sin precedentes y que puso en evidencia un hastío colectivo hacia la clase política y hacia la corrupción. De allí toma fuerza James Ernesto Morales Cabrera —como le inscribieron sus padres ante el Registro Civil— o Jimmy Morales —como prefirió llamarse a partir del 23 de febrero de 2011, cuando se cambió el nombre—.

En la percepción colectiva Jimmy es el político antipolítica, el candidato nuevo, sin experiencia en política, alejado a primera vista de los juegos sucios de poder y de las estructuras de corrupción que ahora se señalan con furia.

El mitin

—Hay una película, no sé si la vieron que se llama Un Presidente de a sombrero.

En la planicie de los Cuchumatanes, en territorio de la aldea Paquix, Chiantla, en una tarde de domingo, con una permanente  e incómoda lluvia, el candidato Jimmy Morales trata de ganar el favor de los asistentes de varias aldeas de Chiantla, Todos Santos, Aguacatán, San Rafael Petzal, desde un pequeño escenario decorado con globos blancos y azules. Morales se dirige al público con las pausas y entonación engolada propias de un locutor de radio de otros tiempos.

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—Tengo cuatro cosas que decir que yo quiero que ustedes se la lleven en su corazón hoy. Aunque sé que tienen dudas de si soy Nito o si soy Neto. Soy Neto, no soy bonito pero soy coqueto.

Sandra Sebastián

El público suelta la primera carcajada. Son cerca de mil personas, los niños con mofletes rojos y pecosos, los hombres con chumpas negras, las mujeres cubiertas con mantas de lana de flores y colores oscuros. Después de agradecer a Dios “sobre toda las cosas”, Jimmy cuenta una historia. Una fábula.

Una luciérnaga iba huyendo por el bosque. Y, atrás de la luciérnaga iba una culebra, una serpiente grandísima que la quería devorar. Al fin, la culebra logró acorralar a la luciérnaga, y cuando la luciérnaga pregunta por qué se la quiere comer, la serpiente responde: “porque no soporto verla brillar”.

Entre el público empiezan los asentimientos. “Ahhh”. “Aha”, “ya ves”. Jimmy, esta vez en modo de pastor evangélico, continúa:

—Lo que sentía aquella culebra, entendió la luciérnaga, era envidia. Porque aun cuando la luciérnaga era pequeña, tenía algo más que darle a la selva. ¿Qué era? Luz. Luz propia que salía adentro de la luciérnaga.

Se pregunta a varios de los asistentes, la mayor parte agricultores, estudiantes y amas de casa, que por qué apoyan a Morales. Por poca cosa, porque “no es corrupto ni es ladrón”, “porque queremos un cambio” repiten dos, tres cuatro. “Porque Sandra es una babosa”, responde un hombre. “Él va a ayudar a los pobres y a los necesitados”, explica Felipe Calvo, de 27 años y agricultor. “Porque ya sabemos cómo se desarrolló Sandra”, explica Carina Mendoza, de 19 años, vestida con el traje de Aguacatán y cubierta con un chaleco acolchado blanco de FCN. Una mujer, rodeada de niños que sostienen volantes repartidos por el partido, uno de ellos con una camiseta blanca de Morales, responde que ella apoya a Sandra. “¿Entonces, por qué está aquí?” “Por diversión”. Se ríe. En estas aldeas, con los índices más altos de desnutrición del país, básicamente nunca les ha llegado nada. Y los ofrecimientos, saben, se suelen quedar en eso, en ofrecimientos.  

Sandra Sebastián

El candidato sigue en la tarima, refuerza el mensaje que ya han recibido los asistentes por otros medios, explica varias veces que no deben ningún favor político, que su campaña no ha sido pagada con dinero sucio. Vuelve a agitar una de sus banderas de campaña: la mesura  de sus gastos. Sin embargo, las sucesivas vallas con el rostro de Morales por la carretera, los infomerciales,  el traslado por todo el territorio de Guatemala de todo su equipo de campaña, el hecho de que se esté desplazando en helicóptero, sus anuncios en radio y televisión,  las camisetas, los chalecos, los cuadernos, suponen un gasto más elevado a los Q430,175 reportados por el partido ante el TSE a junio y que a agosto, luego de que se empezara a vislumbrar como un posible competidor a segunda vuelta aumentara a Q1,211,092.20. Y que según Mirador Electoral en esta segunda vuelta llegó a los Q.8,920,528. Continúa hablando de los programas sociales. Afirma con rotundidad que continuarán, aunque no menciona ni una sola vez la palabra el “bono solidario” o “bonos seguro”, como le llamaron los anteriores gobiernos de la Unidad Nacional de la Esperanza (su contendiente) y el Partido Patriota (PP), y solo repite una decena de veces las bolsas de alimentos. Los fertilizantes también llegarán, pero sin corrupción –vítores, aplausos, “bravo”, “bravo” –, asegura que los hospitales tendrán medicinas –“bravo”, “bravo” –.

Y llega el momento de que Jimmy  cuente su vida, su pasado de joven humilde, de hombre que se hizo desde abajo.

Sandra Sebastián

—Cuando yo tenía tres años mi papá se murió. Mi mamá se quedó endeudada, se quedó con dos hijos, uno mero feíto de cinco años, un niño hermoso de tres años –todo el público suelta una carcajada–. Llegué a vivir al Sauzalito en 1973. No había asfalto, no había drenajes, había letrina. Ese candidato que se hecho un día un guacal para una campaña, yo todos los días me bañaba con agua hervida. Cuenta el candidato.

A los  siete años, vendía plátanos en un mercado, Santa Luisa, con una carreta y “unos naylos”.  Luego vendía ropa usada en la 18 calle, vendí Pepsi-Colas, vendí zapatos, de almacén en almacén. Y, de vender plátanos, hemos llegado a vender películas que le han dado la vuelta a todo el mundo. Me han dicho de todo, que soy payaso, que soy comediante ¿y creen que con eso me iban a ofender?”.

Todos ríen.

Morales echa mano de los ingredientes que le puedan funcionar con el público y que podrían explicarse a través de las teorías de la teología de la prosperidad, la del hombre hecho así mismo, el hombre del pueblo.

—Lo que no me pueden decir es que soy ladrón, ni que soy corrupto.

“¡Bravo!” “¡Lo felicitamos!”

—Créanme por mi pasado. Soy un hombre que les he hablado con la verdad, soy un hombre que me la he fajado, que he trabajado, así voy a ser en el futuro.

Sandra Sebastián

Al terminar, Jimmy Morales baja del escenario para montarse en una camioneta que le espera a los pies de la plataforma. Un miembro del equipo de campaña tira al suelo un volcán de camisetas con el logo de FCN, y una treintena de los asistentes corre y se lanzan al suelo a por ellas. Dos jóvenes se revuelcan por  el pasto amarillento tratando de agarrar una, y varias mujeres salen corriendo con el botín entre manos, mientras la camioneta con el candidato se pierde en la ruta.

La cena de Gala

En el segundo nivel del exclusivo hotel Camino Real, en la zona 10, con la música del piano de cola que sube desde el lobby, un grupo de hombres vestidos de gala, llegan desconcertados, sin saber muy bien qué hacer, a la cena ofrecida por FCN-Nación para recaudar fondos para la campaña. Han pagado Q300 por una cena que cuesta Q150, la diferencia es para la campaña. Varias muchachas jóvenes  despachan las entradas y los asistentes: pastores, abogados, contadores, auditores, ingenieros… acompañados de sus esposas se reúnen en corrillos a la espera del candidato.

Dos hombres, un auditor y un contador, hablan de Jimmy, con escasos argumentos más allá de que es la apuesta para que Sandra Torres no sea electa.

“Yo conozco a Jimmy, fui su maestro. En  1986 en el instituto evangélico América Latina”, explica el contador Salomón Esquit Morales. “Siempre fue extrovertido, siempre fue como un locutor, siempre lo ponían como maestro de ceremonias”, cuenta. “¿Era buen estudiante?”, se le pregunta. “Eh… bastante bueno”, “¿Era de los que mejores notas sacaba?” Abre la boca y cierra los dientes. Se queda callado unos segundos. “Lamentablemente, en Guatemala, las notas no demuestran lo que el estudiante es…”, trata de escaquearse.

Mientras la llegada del candidato se retrasa, por una mala planificación que hace que este siga en un evento de la Corte Suprema de Justicia, los invitados comienzan a entrar y acomodarse en las meses del gran salón. Uno  de los coordinadores, nervioso, trata de evitar de forma descortés la entrada de la prensa al salón. El coordinador de seguridad del partido, Giovanny Barrientos, llega avergonzado y se disculpa por el comportamiento de su compañero, y después de que una reportera radial estadounidense le increpe porque Jimmy Morales no acudió a la cita programada a las 19:00 horas, Giovanny explica que ha estado toda la mañana con gringos, en la embajada de Estados Unidos. “¿Qué hacían en la embajada de Estados Unidos?”, “Hablar de cuestiones de seguridad”. “¿Fueron con Jimmy a la embajada?” “Eh, no, solo nosotros”. Barrientos trabaja en una agencia privada de seguridad y conoció a Jimmy Morales hace siete años, cuando éste llegó a dar un show. “¿Qué empresa es”? Barrientos pierde la mirada en el horizonte y  desaparece entre los asistentes sin responder.

También son de una agencia privada de seguridad,  tres empleados  que aparecerán en escena unos días más tarde. En esta ocasión, el coordinador de la campaña y diputado electo, Javier Hernández, ha accedido a que Plaza Pública acompañe al comando de campaña hasta Huehuetenango. Sin embargo, finalmente no es el equipo quien llega a la cita programada y envía a las periodistas en un picop cargado de gasolina, con tres hombres que afirman que trabajan en una agencia de seguridad –no dicen cuál– y se autodenominan “la avanzada de seguridad” del candidato. Tres hombres  silenciosos y con porte militar.

“¿Hace cuánto están con FCN?”, se les pregunta. Uno de ellos, Max Bautista, cuenta que no llevan mucho tiempo y que se incorporaron recientemente. ¿Cuánto les pagan por día? “¿Nos creerían que les dijéramos que lo hacemos ad honorem?”.  

Aunque Morales se haya desligado en repetidas ocasiones de sus vínculos con el Ejército y las Fuerzas de Seguridad, negando la injerencia de exmilitares en el partido, la realidad es que el FCN, al que en 2012 se unió el Comité Cívico Nación, fundado por Jimmy, es un partido fundado por militares. Varios generales y coroneles que transitaron por destacamentos militares del país durante los años en los que ocurren algunas de las masacres del conflicto armado, están, o han estado, dentro de sus filas. El más visible es Edgar Justino Ovalle Maldonado, electo diputado y quien encabezaba el listado nacional del Partido, que fungió como jefe de la Sección de Inteligencia del destacamento militar de Cobán en 1983, donde se encontraron más de 500 osamentas de víctimas del conflicto. Otro de quienes  estuvo en el destacamento, como jefe de la Sección de Inteligencia (S2) es el coronel Cesar Augusto Cabrera Mejía, quien dirige la agencia de seguridad Grupo Élite y fue mencionado por Morales en uno de sus primeros mítines como posible  Ministro de Gobernación. El otro jefe de la S2 de Cobán fue Luis Felipe Miranda Trejo, presidente y representante legal de Avemilgua,  quien en 2012 ocupó el puesto de vocal I en la asamblea nacional de FCN.

—Para las elecciones de 2011, meses antes, cuando todavía no sabíamos que Jimmy iba a participar para Mixco (como candidato a la alcaldía), lo invitamos a participar con nosotros. Cuando lo llamamos e hicimos el contacto con él, nos dijo que iba a participar con ADN (Acción De Desarrollo Nacional) —explica Yolanda Sian Ramírez, secretaria tercera del Comité Ejecutivo Nacional de FCN.

—En las elecciones de 2011 que él participó como candidato, asistimos con mi papá —Gabriel de Jesús Sian Alonso, financista del partido— a varios mítines y visualizamos que su forma de pensar, su ideología, era muy similar a los ideales e ideología del partido. Llegó la época de nuestra asamblea municipal y hablamos con él. Él nos dijo que traía un comité cívico, pero que podríamos negociar y fue ahí donde se inició  un acoplamiento de nuestras militancias, de la organización que él tenía y la de FCN. En 2012 Morales fue electo democráticamente como secretario general del comité ejecutivo. Transcurridos dos años, volvemos a hacer la asamblea y es electo como candidato a presidente.

Sian agrega que, si bien es cierto que el partido fue fundado por militares y militares en retiro, estos poco a poco se fueron retirando, hasta quedar en la actualidad y según sus palabras un 99% de civiles

—Con el gobierno del Patriota esta gente (militares) se fue para el Patriota, solo se quedaron  el coronel Edgar Ovalle y un capitán de Navío que se llama Gregorio López. Ricardo Sagastume, Luis Felipe Miranda Trejo, Cabrera Mejía, son otras personas que estuvieron, pero se fueron retirando. El partido tiene 12 años, en todo ese tiempo se dieron las bajas de todas estas personas y quedamos civiles y sin experiencia política.

El foro

Morales se comporta con arrojo, con aplomo. Está sentado a la izquierda del periodista, Luis Felipe Valenzuela, en el foro de la Asociación de Gerentes de Guatemala. Él candidato, cubierto por una capa de maquillaje de la que sobresalen sus cejas anchas, su nariz aguileña, sus rasgados ojos negros, posa para las fotos, arrojando una sonrisa forzada que deja ver unos dientes pequeños. Ofrece su discurso y responde a las acusaciones de la candidata Sandra Torres con el mismo tono que en sus mítines,  pero con el registro del candidato a presidente que habla en un foro.

Sandra Sebastián

Ante las acusaciones sobre vínculos con criminales como Byron Lima, quien desde la cárcel habló de su amistad con Morales, indica que es falso y que se deben presentar las pruebas. A su relación con Donado Vivar – a quien él mismo menciona como su hombre de confianza-, señalado por la CICIG, de defender a narcotraficantes, cambia de tema. Contraataca, con un dominio muy superior de la escena, y un conocimiento muy inferior de cuestiones del Estado, amparado en el Katun 32, Plan Nacional de Desarrollo a 20 años elaborado por la Secretaria General de Planificación (Segeplan) del Gobierno de Otto Pérez Molina y que FCN-Nación asumió como plan propio de gobierno. En temas sensibles, como minería, bloqueos de carreteras, se presenta ambiguo “hay que dialogar”, dice, afirma que los programas sociales pueden sacar a una familia de la pobreza en un año, acompañados de procesos productivos. Apoya la pena de muerte. Está en contra del aborto.

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En cada uno de los recesos para los comerciales, su mirada busca entre el público y pregunta por Sammy. “Que venga Sammy”. Sammy llega, le habla al oído. Jimmy le escucha con plena atención. Sammy es Samuel Morales, su hermano mayor, Nito, Pedro, quien también actuó en el papel de monseñor Gerardi en la producción de esta película por Moralejas. Sammy es quien le acompaña desde niño y quien se ha mantenido a su lado durante toda la campaña. 

Ante las sucesivas postergaciones de una entrevista con el candidato, finalmente es Sammy quien accede a hablar sobre Jimmy. A contar su vida. A dibujar su semblanza.  

James Ernesto Morales Cabrera nació en Ciudad de Guatemala el 18 de marzo de 1969.  Es el segundo hijo de Celita Cabrera Acevedo y José Everardo Morales Orellana. Ambos se criaron en Izabal, aunque tres de sus cuatro abuelos eran de Zacapa y el otro de San José del Golfo, departamento de Guatemala. Su padre, José Everardo Morales, era bachiller, pero se dedicaba a la radio, donde escribía radio novelas, en la radio Mundial y Radio Tic Tac. A pesar de la temprana muerte de su padre cuando Sammy tenía cinco años y Jimmy tres, ambos heredaron su  afición por la radio. Con la muerte de su padre, su madre se trasladó a vivir a casa de sus padres, en la zona 6 capitalina y comenzó a trabajar de dependienta en una tienda del Instituto Evangélico Latinoamericano. Allí, se enteró que el colegio ofrecía becas para estudios y consiguió, primero, una para Jimmy y, más tarde, otra para Sammy.

Sandra Sebastián

Ambos hermanos comenzaron a actuar desde pequeños, en la iglesia cristiana evangélica Bautista, en la zona 6. “Cuando mi papa murió, mi mamá se aferró a una promesa bíblica, que ni la viuda ni el huérfano serían desamparados”, recuerda el hermano mayor. Esta iglesia les acompañó durante su infancia, adolescencia y juventud. Fue también el lugar donde Jimmy conoció a su esposa, Patricia Marroquín, con quien tiene cuatro hijos, todos hombres. Nadie más da detalles de su familia, que nunca ha sido presentada públicamente. Y de la que ni el candidato, ni el hermano del candidato hablan.

Unos años más tarde, Jimmy se licenció en Administración de Empresas en la Universidad San Carlos y, al mismo tiempo, cursó un profesorado en Teología en el Seminario Teológico Bautista. Poco después de terminar su carrera, Jimmy inició varias empresas, una de asesoría financiera para pequeños y medianos empresarios y más tarde con un almacén de ropa usada, en la 6 Avenida A, de la zona 1, una “paca”.

Un día, en 1994, cuando el actual candidato acompañaba a su hermano a renovar la licencia de radiodifusión en la TGW, la directora de teatro Ana María Bravo, invitó a Jimmy a participar en una obra. Este fue el inicio de su carrera artística, en su mayor tiempo de la mano de su hermano, aunque también, recuerda Sammy, participó en varias obras y se desplazó a España a una beca de Radio Nacional de España. De  1994 al 19999, ambos hermanos comenzaron a trabajar juntos, haciendo radio –cabina, promociones, radio teatro, radionovelas– y comenzaron a aparecer en televisión en el programa Aló Qué Tal América.

—Un día nos dijeron, ‘necesitamos personajes cómicos’. ¿Tienen personajes cómicos?’ ‘Claro, por supuesto’ —pero no los teníamos—  ‘Empezamos mañana ‘. Llegamos mi hermano y yo, después de haber estado toda la tarde buscando personajes, encontramos pelucas de ancianos. A partir de ahí surgen una gran cantidad de personajes que fuimos desarrollando y generando.

Con el mismo tono que  Jimmy, Sammy afirma que lo más triste sería que su productora Moralejas desaparezca tras este torbellino, pero añade que él sintió la obligación moral, hace tres meses de acompañar a su hermano.

—¿Aparecía Byron Lima en su película? —se le pregunta a Sammy por el exmilitar y presidiario que declaró su amistad y apoyo a la candidatura de Morales. Y que ha servido de constante lanza para los ataques de Sandra Torres.

—No.

A su hermano Sammy le molesta que el partido sea vinculado con militares o que sea un simple vehículo de las fuerzas armadas para perpetuarse en el poder. Afirma que nadie ha reparado —o nadie ha querido reparar— en que su hermano, interesado en política desde 2004, había tratado varias veces de inscribir en el Tribunal Supremo Electoral el comité cívico Nación. Reitera, en repetidas ocasiones, la necesidad de construir en el país una cultura de paz.

—Me gustaría entender por qué se une con este partido de militares…

—Si tú miras que su movimiento era el Movimiento Nación, que no se pudo inscribir y aparece FCN y con esa ficha se puede… habla con él y le preguntas –responde tajante.

Algunas de las preguntas irresueltas de este candidato siguen en el tintero, su relación con el Ejército es solo casual, producto de dos proyectos políticos que buscaban el cambio del país. Mientras su hermano solo se indigna ante las preguntas que extralimitan a las de su semblanza, finalmente ofrece trasladar dos preguntas concretas: ¿Es cierto que usted menciono a Cabrera Mejía como posible ministro de Gobernación? ¿De quién es el helicóptero en el que se desplaza Jimmy Morales?

A pesar de los repetidos intentos, no fue posible entrevistar al candidato. Su ajetreada agenda, según sus allegados, impidieron que el candidato Morales diera una entrevista a Plaza Pública; era evidente también en los últimos días de campaña una poco coordinada hoja de ruta. Fue también en la última semana, en el sprint final antes del día D, el 25 de octubre, que el pomposo y siempre correcto candidato empezó a tropezar.

Mientras en las redes sociales los perfiles a favor de Morales se reproducían y surgían cada vez más enardecidos,  algunos eventos hicieron que el actor perdiera los papeles.

La última semana, quedaba poco tiempo y una agenda apretada que lo obligaría a enfrentarse a su contrincante en dos ocasiones más. Había poco margen para el error en menos de siete días.

Pero, fue el debate organizado por Asíes el que le hizo tropezar.  Fue cuando Sandra Torres, con un ejemplar de la revista ContraPoder en la mano, mencionó un artículo en el que el candidato afirmaba que reduciría los programas sociales. Visiblemente irritado, Morales se puso de pie, y arrebató la revista de las manos de la sorprendida candidata. Descompuesto aseguró que era falso y arremetió contra la revista, tachándola de mentirosa, mientras Torres exigía respeto. Los moderadores se vieron obligados a cortar la transmisión para calmar las aguas. Un error que le había llevado a seguir a pie juntillas el impecable guion del candidato conciliador. Al día siguiente debía presentarse al plató de otro debate, organizado justamente por el equipo de periodistas que comparte Canal Antigua y revista ContraPoder. A pesar de haber confirmado su asistencia, no llegó y dejó a Sandra Torres en la que se convirtió en una entrevista junto a una silla vacía.

En esos últimos días fue también que empezaron a surgir algunas de las notas de prensa que hacen que el impoluto candidato pierda brillo: una acusación de Soy502 sobre los negocios que tuvo Morales con los gobiernos de la UNE y del PP y como se fraccionaron los contratos para que pudiera pasar por compra directa; un reportaje de Nómada que devela cómo el doctorado en seguridad del que alardea el candidato haber estudiado está hecho casi a medida para militares y en el que se encuentra un buen puñado de sus más cercanos en el partido. Cerraba la campaña un reportaje de CMI con la denuncia de que el supuesto encargado de seguridad del candidato está ligado a brutales atentados a los derechos humanos.

Pero estas publicaciones eran, quizás, diminutas voces frente a la atronadora ola de la encuesta de Prensa Libre que le daba al actor una ventaja de 35 puntos sobre Sandra Torres. Las últimas 48 horas no podrían ser una amenaza.

Morales reapareció en el debate organizado en la Alianza Evangélica en el que hizo un armónico dueto con la candidata oponente, ambos abrazaron todas las propuestas alineadas a la religión, a la moral, al cumplimiento de la ley. Y Morales, otra vez, volvió a meterse en el papel del candidato.

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A diferencia de Neto, el personaje de la película en la que interpretó a “un presiente de a sombrero”, esta vez, en la vida real, Jimmy Morales no llevaba sobrero. En su lugar, portaba un casco blanco de motociclista; iba sobre una motoneta que lo hacía ver gracioso, cómico. 

Jimmy Morales sube a la gran estructura metálica que hace de escenario. Miles de personas llegadas en autobuses desde el mediodía— borbotean en el parque central, el mismo que hace unos meses acogió a decenas de miles de personas que exigían un cambio en el sistema. Hay juegos hinchables para niños y una pantalla gigante que transmite imágenes de la campaña. Jimmy Morales, en registro de candidato que se sabe próximo presidente, repite por enésima vez las palabras claves, las gracias. Se repiten los regalos, ahora hay plátanos y piñas en camiones para repartir. Morales, es el dueño del escenario. Está a pocos pasos del Palacio Nacional, y cada vez está más cerca del triunfo. Se dirige a los asistentes y ofrece, una vez más, el cambio y promete ser el mejor presidente de la historia de Guatemala.

Sandra Sebastián

 

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