La noticia destapada por el Departamento del Tesoro Estadounidense en uso de la Ley de Designación de Cabecillas de Narcotraficantes en el Extranjero tomó por sorpresa a todos los que, se supone, velan en Guatemala por la libertad y la justicia. Las autoridades estadounidenses afirman que una bien montada red de operadores financieros, compuesta de guatemaltecos y liderada por una mujer de nombre Marjorie Chacón Rossel ha operado detrás de rublos legales para lavar miles de millones de dólares. Presuntamente, estaríamos frente a la lavadora de dinero más importante de Centroamérica.
De inmediato, las comparaciones no se hicieron esperar. La gran prensa publicó encabezados en los titulares que podrían resumirse de la siguiente forma: Guatemala tiene su propia Reina del Sur.
La Reina del Sur para efectos prácticos es un referente imaginario (sin desmerecer la investigación conceptual de Pérez-Reverte). En contraposición (la otra cara,) habría que recordar a Sandra Avila Beltrán, la llamada Reyna del Pacífico, a quien el gobierno mexicano acusa (con poca legitimidad) de ser interlocutora y operadora financiera de varios cárteles del narcotráfico mexicano. Pero historias como la de Sandra Avila o Marjorie Chacón son de las más nuevas.
Quien quiera que haya pasado algún tiempo haciendo trabajo de campo en las áreas narco duras de Sinaloa conoce el caso de Griselda López Pérez. En el año 2010 un operativo masivo de las fuerzas de seguridad mexicanas en Culiacán detuvo a esta exesposa de Joaquín Guzmán Loera, acusada de ser una pieza clave en la estructura de lavado del Cártel de Sinaloa. La detención de López Pérez fue la punta del iceberg. Dos años antes, la oficina de la OPAC (Oficina de Control de Bienes Extranjeros del Departamento del Tesoro de EEUU) había alertado sobre la existencia de más de 121 empresas que han servido de fachada para el lavado de dinero del narcotráfico. Entre los rublos citados pueden mencionarse: casas de cambio, loterías populares, concesionarias de automóviles, empresas receptoras de remesas, lavados de automóviles, agencias de compañía femenina y templos religiosos (entre otros). Sinaloa ha sido el reflejo empírico, de campo, de cómo la economía legítima se entrelaza con la economía de los cárteles y al final, resulta muy difícil distinguir cuál es cuál.
Otra mujer importante en la historia real del narcotráfico es Margarita Cáceres Salazar, apodada ¨La Emperatriz¨. Cáceres Salazar (según la investigación final de la PGR) dirigía una red de empresas financieras, empresas bancarias y casas de cambio (entre ilegales y legales) que le permitió adquirir 13 aviones para la organización de Joaquín Guzmán.
Podríamos afirmar, entonces, que este artículo quiere mostrar cómo el concepto de ¨la mujer¨ presenta una primera cara: la de madre abnegada, frágil vasija y ser virginal. Y la otra, una que muestra la capacidad de realizar actos de profunda carencia ética. Pero no es ese el uso en relación a la figura de Jano que deseo usar.
Una cara del combate al narcotráfico, la que más aplauden y esperan las clases medias urbanas (en México, Guatemala y Costa Rica) es el despliegue de efectivos militares y la promesa del uso completo del poder militar para erradicar a los Cárteles de la Droga. Con esta opción, se apacigua el clamor popular de mano dura e incluso, se pueden hacer invisibles carencias, falta de ética, déficit de transparencia o actitudes arrogantes en una determinada administración política. La otra cara es la cara de la realidad, la que nos debe recordar que mientras la institucionalidad local no pueda detectar por sí sola y darle seguimiento a los movimientos financieros cuestionables (para luego desmentir presuntos delitos o producir las órdenes de captura correspondientes) seguimos en pañales en lo que realmente es el combate frontal al Crimen Organizado Transnacional.
Lo revelado por la oficina de la OPAC no puede quedar en el olvido. Hacer énfasis en masivos número de retenes de seguridad o plantear nuevos Estados de Sitio no es la forma completa. Recuperar el territorio es importante pero no lo es todo. Seguir el dinero es una tarea que poco puede publicitarse y no levanta pasiones ideológicas favorables, pero es la clave para ganar la guerra.
Lo opuesto, es simplemente dejadez. O lo peor: La complicidad del sistema.
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