Dentro de las principales recomendaciones se planteaba que un riesgo muy alto era la sostenibilidad del incremento que había tenido la matrícula de educación inicial, preprimaria y primaria; considerando que ese año y el anterior fue cuándo más se sintieron los efectos de la crisis financiera internacional en las finanzas públicas guatemaltecas. De hecho la carga tributaria cayó entre 2008 y 2009 un 13.3% respecto de 2007.
Paralelamente, se tomó la decisión de crear un nuevo viceministerio y varias direcciones educativas; inclusive en 2008 se tomó la decisión de contratar 45,335[1] docentes en el renglón 011, los cuales eran nuevas plazas y traslados de docentes Pronade al renglón indicado.
Más personal administrativo, más docentes y más alumnos en el año previo a la mayor caída de la carga tributaria en la historia reciente del país; no fue la combinación perfecta, pues con flagrante indolencia se dejó que la matricula se derrumbara. Hoy tenemos más niñas, niños, adolescentes y jóvenes fuera de la escuela que en 2009 y más docentes contratados ¿qué tal?
Es de reconocer que todos los países de la región centroamericana atravesaron en ese entonces los mismos desafíos en materia educativa y fiscal, pero los afrontaron de manera diferente. Por ejemplo, en 2008 Costa Rica financiaba su educación en un 90% con ingresos tributarios y 10% con deuda, en 2011 esa proporción fue de 50% para cada una de las fuentes de financiamiento indicadas. Endeudarse por la educación no es un mal negocio, hoy Costa Rica tiene menos niños fuera de escuela y un capital humano que con réditos pagará los costos de la deuda.
Los avisos sobre la caída de la matriculación continuaron, fue así como la Dirección de Planificación Educativa –Diplan– advirtió en 2011 que sobre la base del conteo rápido que la tasa de cobertura de preprimaria había caído 2% con respecto a 2010 y 3% en primaria. Siendo así el segundo año en que se atendía a menos niños. ¿Fueron escuchados los reportes de la Diplan?
Según el Mineduc, aquí algunos datos de la matricula:[2] Para 2009 en primero primaria se atendió a 624,359 niños y niñas, 567,830 en 2010, 530,976 en 2011 y 480,039 en 2012; es decir en un lapso de 4 años se expulsó del sistema educativo nacional a casi 150,000 alumnos solo en primer grado de primaria, lo cual significó una reducción de la población estudiantil del 23.1% en ese grado. Al respecto existen algunas opiniones que indican que una menor cantidad de niños en la escuela obedece a una caída en la tasa de fecundidad, lo cual podría ser cierto si fuese una disminución gradual no brusca como ha sucedido; y en palabras de una analista: “las personas se fueron de la escuela porque no encontraron lo que buscaban”.
Era muy razonable al no haber encontrado en ella lo ofrecido: maestros que hablaran su idioma, libros en su idioma,[3] útiles, escritorios, alimentación y escuelas, la deserción escolar se hacía presente a gran escala. No haber fortalecido la oferta pública fue uno de los errores de la implementación del programa de transferencias condicionadas. En Perú, cuando se inició con estos programas, el primer paso fue fortalecer la oferta pública, para poder atender adecuadamente a la demanda que llegaría.
El segundo error en la implementación de estos programas fue que no hubo una estrategia pedagógica diferenciada para niños en extrema pobreza que nunca habían ingresado a la escuela y niños que asistían normalmente a la escuela. Ello implicó que tampoco se capacitó a los docentes para tales fines.
La inexistencia de esa estrategia pedagógica diferenciada se ve reflejada en que la tasa de repitencia en primero primaria tuvo incrementos inadmisibles como en el caso del municipio de La Tinta en Alta Verapaz donde para 2009 solo el 8% de los alumnos repetían primer grado de primaria y un año después esa proporción aumentó hasta el 27.8%, distorsionando así los indicadores de eficiencia interna e impactando en incrementos en la tasa de sobreedad del nivel primario, lo cual imposibilita que se amplíe el ciclo medio básico.
Es así como finaliza 2011. Llega el nuevo gobierno y, a lo anterior agréguele: la indolencia. Sí, y es que lejos de que la tendencia se revertiese, ésta aumenta, pues si bien en el último año de gobierno de la UNE en primero primaria hubieron 37,000 alumnos menos, en el primer año del actual gobierno ese dato aumenta a los 50,000 alumnos menos.
¿Hacia dónde se dirige Guatemala, gestionando de esa manera su sistema educativo? En 1950, los guatemaltecos de 15 a 19 años de edad, en promedio tenían 1.4 años de educación, mientras que un ciudadano de Afganistán o Togo de esa edad, no llegaba siquiera al año de educación. Sesenta años después (2010), en estas últimas dos naciones los ciudadanos en ese rango de edad tienen promedio 6.2 y 7.0 años de educación, mientras que el guatemalteco, 5.8.[4]
Lo que una vez fue la política pública que por excelencia alcanzaría la meta del milenio, hoy a falta de un año, está sumamente lejos de alcanzarse, gracias a la combinación la ineficiencia y la indolencia. Señora Ministra ¿cuál quiere que sea el próximo país del África Subsahariana que nos rebase en cobertura educativa? ¿Níger, Malí o Sudán del Sur?
* El autor estudió economía, desarrollo y políticas públicas. Trabaja en ICEFI en el área de gestión pública para el desarrollo. a injusticia del hambre, de la enfermedad y del analfabetismo, le quitan el sueño y desde su espacio aporta a cambiar esas tristes realidades.
[1] Según convocatorias: XVIII / 2008, XIX / 2008, XX / 2008, XXI / 2008-2009 y XXII /PRONADE/ 2008.
[2] Según datos de los anuarios estadísticos de cada año.
[3] De hecho, Guatecompras sólo registra un proceso de licitación para adquisición de libro en idiomas mayas entre 2008 y 2011, el cual fue anulado por estar viciado.
[4] Barro-Lee. Educational Attainment Dataset.
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