Implicaciones del Oxlajuj B’ak’tun

El ser humano no existe por casualidad o por obra del azar, es parte esencial del desarrollo del cosmos y tiene una misión que desempeñar para contribuir al crecimiento del universo.

Tampoco el mundo está completamente terminado en su creación y perfeccionamiento; la criatura humana tiene una función que ejercer en el mundo y su conservación. Podría decirse que la vida del ser humano depende del planeta Tierra y el planeta Tierra depende del ser humano y lo que haga en su existencia. O se prolonga en el tiempo o se destruye.

El 20 de diciembre de 2012 se habrá completado un ciclo de 5,200 años, para iniciar otro en el solsticio de invierno, el 21 de diciembre. Han recorrido 13 B’ak’tuneb entre 3,113 A.C. y el 2012. El inicio de otro ciclo de 13 B’ak’tun nos trae grandes acontecimientos, expectativas y esperanzas para el desarrollo maya como para la vida del planeta y de los seres humanos. Es la posibilidad de volver a armonizarnos con las energías del planeta, del Sistema Solar y de la galaxia.

Sin embargo, el universo está generando un proceso para que la humanidad despierte, extienda su mirada hacia la galaxia y observe cómo giramos alrededor del Sol; solo así comprenderemos la integridad fundamental que existe y que todo tiene su final. “Al amanecer del 21 de diciembre del 2012, el Sol se elevará para coincidir con la intersección de la Vía Láctea y el plano de la elíptica.  Esta cruz cósmica es considerada como una personificación del Árbol Sagrado, el Árbol de la Vida, un árbol recordado en todas las tradiciones espirituales del mundo.  Algunos observadores dicen que esta alineación con el corazón de la galaxia en el 2012, abrirá un canal para que la energía cósmica fluya a través de la Tierra, purificándola y a todo lo que more sobre ella, elevándolo todo a un nivel superior de vibración” (Carlos Barrios).

Grandes pensadores han sostenido en relación al Oxlajuj B’ak’tun que hay que prepararse de una manera especial, por supuesto conociendo lo que acontece en el plano de la galaxia así como en los planos sociales, económicos y culturales. Hay que prepararse de manera espiritual para asumir con responsabilidades el cambio en la búsqueda de otros niveles de conciencia, donde el ser humano vuelva a reconocerse como ser humano. Es momento en que el ser humano vuelva a ligarse a la Madre Naturaleza. Los pueblos indígenas pueden aportar a este proceso. Desde su cosmovisión, cultura, principios, valores y espiritualidad.

¿Qué es lo que se nos propone? Es sencillo, por una parte, necesitamos trabajar juntos por la paz y el equilibrio con la Madre Naturaleza y el Cosmos. Necesitamos cuidar de la Tierra que nos alimenta y nos cobija.  Necesitamos poner toda nuestra mente y corazón en buscar la unidad y la unidad ahora, para preservar la vida y prolongar la vida del planeta.

Si tomamos en cuenta que la memoria colectiva y el conocimiento tradicional transmitido de forma oral, ha sido la base para que la cultura mantenga su espiritualidad y cosmovisión y, sigan vivas en la actualidad, a pesar de los múltiples factores económicos, sociales, políticos y culturales, nos daremos cuenta que contamos con un potencial incalculable.