Otro término griego, interesante en su origen es la palabra Theōrós pues de aquí proviene la palabra teoría. Theōrós era la persona enviada a consultar un oráculo, o el enviado por las ciudades griegas como observador a los juegos. Puede notarse, entonces el limitado carácter de la categoría de teoría en cuanto a responder a intereses concretos, particulares y puntuales.
Jugando con estas raíces griegas, sería una contradicción profunda articular la noción de una ´teoría hegemónica´.
Sin embargo, parece que en la práctica esa pareciera ser la preferencia colectiva, la adhesión a una ´teoría hegemónica´. Construir una visión hegemónica, cultural y teórica podría explicarse fácilmente desde una óptica marxista: A partir de la interrelación en los modos de producción y de reproducción, podemos entender un poco mejor la realidad social: La lucha de clases es la concretización histórica de la relación entre ambos modos. Pero no todos los marxistas estarían de acuerdo con esta lógica. Podría citar las críticas de Laclau y Mouffé, o el neomarxismo estadounidense con Perry Anderson y Ellen M. Wood pero no generarían el mismo efecto que si la fuente de crítica marxista viniese de un marxista francés (una crítica del marxismo desde el marxismo mismo). Maurice Duverger deja en claro que: 1) el análisis marxista es criticable por la sobreestima de la lucha de clases en la formación de los antagonismos políticos y, 2) provee de las clases sociales una definición demasiado restrictiva.
Lucciano Gruppi, en el libro El concepto de hegemonía en Gramsci nos recuerda la conexión existente entre Gramsci y Lenin en cuanto a definir la noción de hegemonía sobre bases políticas.
Cuando Gramsci reflexiona sobre Lenin, tiene en mente –nos dice Gruppi– que la expresión de la hegemonía se hace física en el hecho que el proletariado se transforma en clase dirigente, incluso aunque para ello sea necesario alianzas intra clases.
Ahora bien, sobre la experiencia soviética es necesario hacer énfasis en los excesos cometidos por la dictadura del proletariado: La experiencia de los Gulags y las purgas de disidentes nunca tendrán justificación. Sin embargo, no puede negarse que las masas que acompañaron la llamada Revolución de Octubre, nutridas de mujeres, judíos y campesinos encontraron en la identidad de ser ´camaradas´ la igualdad y dignidad que la Rusia zarista jamás les supo dar. La Francia del llamado Mayo Francés había adquirido muchas más libertades que la Francia de 1790, pero no eran suficientes: La legalidad del trabajo y el respeto a las formas asociativas laborales no estaban contempladas como parte integral en ´La République´.
¿Cómo hubiese el liberalismo clásico dado respuesta a este tipo de demanda política? Digo, el liberalismo político (pues el liberalismo no es homogéneo) en referencia a esa suerte de liberales que al igual que John Locke se preguntarán sobre ¿Qué tanta propiedad es justo acumular? Dice Locke: ¨… el derecho natural impone límites rigurosos a la magnitud de la propiedad que pueda acumularse con Justicia¨. Y sin embargo, el anclaje del liberalismo en la noción de libertad negativa (abstracta) en sociedades que jamás cuestionaron su estructura feudal (el mundo británico) hizo del liberalismo –cómo hoy– un discurso propio de los estamentos superiores menos propenso a poder (¿desear? ) discutir las condiciones materiales.
Entonces, ¿Es posible mantener las instituciones republicanas alejadas de servir al interés privado? En su intento de construir un socialismo liberal, Carlo Roselli construye algunas bases. Al leer a Roselli, Giddens afirma que la herencia de este último fue la de producir una noción de ´liberal´ que pueda evitar las luchas ideológicas, defender un igualitarismo que vaya de la mano de la responsabilidad individual pero que sea por sobre todo un liberalismo que ofrezca permanentemente nuevas oportunidades para todos, hasta el punto de crear una completa "sociedad de las oportunidades".
¿Es esto posible? En la medida en que no lo sea, volverán los partisanos, los camaradas, los ´mayos franceses ´ o lo indignados.
El sistema político que privilegia el estamento financiero, que reprime la protesta estudiantil, castiga financieramente al asalariado, que hace pública la pérdida privada ¿Se puede mantener?
Evitar la ruptura institucional significa aceptar grados de aburguesamiento, y lo último significa excluir necesariamente a los más desposeídos. Y las revoluciones construyen al final hegemonías totalitarias.
¿Qué hacer?
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