Siguiendo la metodología propuesta por el Laboratoire d’Investigation Prospective et Stratégique en el manual clásico de Michel Godet, resulta necesario hacer un listado de todos aquellos eventos que afectan la coyuntura nacional hacia adentro de la estructura de análisis. Me permito con total discrecionalidad, listar los siguientes: a) Un Ejecutivo inmerso en la campaña electoral, b) Un vicepresidente alejado del Gobierno, c) Un gabinete reconstruido tras las oleadas de renuncias, d) Una sola política pública existente en el rublo de cohesión social, e) Crisis de recursos en educación y salud, f) Un Legislativo que comienza a enfocarse en el transfugismo y alianzas electorales, g) Un Judicial afectado por los casos de alto impacto que no han sido resueltos, la crisis del sistema penitenciario y la expectativa sobre la nueva de la Corte de Constitucionalidad, e) Una Cicig fuertemente desprestigiada en la opinión pública y con procesos de reingeniería y, f) Derrotas de la Justicia en casos de alto impacto.
Todos estos ingredientes —que no pocos— generan una crisis de gobernanza. Si esto no fuera suficiente, han de introducirse en nuestro análisis coyuntural dos cuestiones de carácter no tradicional pero, no por ello, menos serias: 1) El inicio del proceso electoral (adelantado en los tiempos oficiales) que comienza a delinear claramente su carácter: violento y sin contemplaciones. El asesinato de un representante del TSE, el asesinato de delegados de partidos políticos y un atentado terrorista en un bus de pasajeros de rutas cortas son muestras de esto último. 2) Mayor presencia de narcotraficantes mexicanos, además de una violentización en el modus operandi de las pandillas urbanas, las cuales han pasado de la extorsión al ataque con granadas.
Los escenarios para lo que restan de 2011 no son nada alentadores. A riesgo de jugar a la meteorología política, me permito sugerir algunos posibles (no por ello los más importantes y no necesariamente en el orden que se detallan).
1) El proceso electoral mostrará un desgaste del partido oficial y un estancamiento de las cifras de popularidad en el principal partido de oposición. Se abre la puerta para un caballo negro.
2) La Cicig se convertirá en el desarrollador de la agenda de debate con la presentación de nuevos casos de alto impacto, los cuales, por su contenido, mostrarán una profunda corrupción en estamentos considerados tradicionalmente como honorables.
3) La violencia del proceso electoral crecerá en la medida en que la fecha se acerque al día de la elección, con la intención de influenciar el voto de los marcos urbanos.
4) Intentos de un golpe de Estado técnico, un autogolpe o el atentado contra un político de alto perfil son escenarios posibles.
5) La polarización mostrada durante las protestas del escándalo Rosenberg volverán a articularse en el contexto del día de la elección final.
6) Enfrentamientos armados entre miembros del grupo criminal los Zetas y las organizaciones guatemaltecas locales que se encuentran bajo la tutela del Cartel de Sinaloa. Eventualmente, habrá una “zetaización” total del mercado de la droga en Guatemala.
7) La intervención de las cortes superiores de jurisprudencia para solventar la candidatura incómoda de Sandra Torres. La jurisprudencia guatemalteca en casos similares es muy poca y el sistema no tiene suficientes inputs para funcionar racionalmente.
8) Un foco rojo (poco atendido) sobre el Registro Nacional de Personas y que en el proceso electoral será un ingrediente letal. En esencia, el padrón no está blindado.
9) La crisis que el sistema sufrirá en un proceso electoral que permite la presentación de dos documentos de identidad con códigos distintos. Caso atípico.
Sistémicamente hablando, el cuerpo socio-político guatemalteco está frente a una prueba de estrés extremadamente compleja para la cual jamás ha entrenado. Es posible pensar, entonces, en un colapso del sistema lo cual, necesariamente, abre las puertas para salidas violentas frente a una institucionalidad colapsada, rebasada y reprobada. Todos los ingredientes para un viaje turbulento y con destino al infierno están sobre la mesa. Dependerá, entonces, de la acción concreta de los actores reconstruir la buena voluntad del sistema.
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