El fin último y que se percibe en las conclusiones del documento es tratar de promover que el desarrollo empresarial de alguna manera concilie el crecimiento de las empresas con los objetivos del desarrollo sostenible y la creación de empleos productivos y trabajo decente.
Para la fase del ciclo económico en el cual se encuentra inmerso el sistema mundial, la generación de empleo es fundamental y más allá de lo oportuno que resulta para la coyuntura mundial, durante la campaña electoral en que se halla Guatemala, ha sido tema recurrente la promesa de generar empleos. Pero no debe ser abordado el tema desde la óptica de un simple generar por generar, hay que promover empresas sostenibles que en el contenido del documento se describe como: reforzar las instituciones y los sistemas de gobernanza que fomentan las empresas, o sea que un mercado fuerte y eficiente requiere instituciones fuertes y eficaces.
También significa garantizar una combinación equitativa y eficiente de los recursos humanos, financieros y naturales que permita lograr innovaciones y un aumento en la productividad; con el fin de lograr lo anterior, se supone que hacen falta nuevas formas de cooperación entre el gobierno, la empresa y la sociedad que aseguren la mejor calidad de vida y de empleo ahora y en el futuro, y que a la vez salvaguarden la sostenibilidad del planeta.
Se supone que empresas sostenibles precisan sociedades sostenibles, las empresas suelen prosperar cuando las sociedades prosperan y viceversa; por lo tanto es necesario crear un entorno propicio para empresas sostenibles, o sea un entorno que combina la búsqueda legítima de ganancias con la necesidad de un desarrollo que respete la dignidad humana, la sostenibilidad medioambiental y el trabajo decente. En el documento de OIT se identifican diecisiete pilares del entorno empresarial, se enumeran seis características de una empresa sostenible y se mencionan lo que se espera como papel de los gobiernos y los interlocutores sociales en la promoción de empresas sostenibles.
Entre las condiciones del entorno propicio se mencionan: la paz y estabilidad política, la buena gobernanza, el diálogo social, el respeto a los derechos humanos universales, la cultura empresarial, una política macroeconómica acertada y estable, un comercio e integración económica sostenible, un entorno jurídico y reglamentario propicio, un respeto al estado de derecho y a la garantía de los derechos de propiedad.
Se requiere también de una competencia leal, oportuno acceso a los servicios financieros, existencia de infraestructura material, adaptación y desarrollo de las tecnologías de la información y la comunicación, procesos de educación, formación y aprendizaje permanente, justicia e inclusión social, protección social adecuada y una gestión responsable del medio ambiente.
A estos diecisiete elementos del entorno, se espera complementarlos con seis prácticas responsables y sostenibles a nivel de la empresa: un diálogo social y buenas relaciones laborales, desarrollo de los recursos humanos, apropiadas condiciones de trabajo, productividad, salarios y beneficios compartidos, la responsabilidad social empresarial y una gobernanza empresarial.
Ahora bien, para una próxima oportunidad enlistaremos los cuando menos trece puntos en los que el Gobierno debe actuar para promover las empresas sostenibles; la implementación efectiva de un enfoque balanceado de desarrollo sostenible a nivel nacional e internacional, y en términos de inversión privada y crecimiento empresarial continúa siendo un reto fundamental.
Más de este autor