Más lampedusiano no podía ser, porque lo único que cambia es ese toque pintoresco y sensacionalista que agrega el exconvicto expresidente, en principio para atraer el voto rural y aparentemente para establecer acuerdos con sectores de la empresa privada y de la sociedad civil. «Hemiplejía moral», le llama José Rubén Zamora a la reincorporación que se está fraguando ante el inminente regreso de Portillo a finales de febrero, recordando a sus «desmemoriados» lectores urbanos la falta de solvencia como estadista y las cuestionadas asociaciones políticas de quien pronto terminará de purgar una sentencia por lavado de dinero en Estados Unidos. Para más inri, un reportaje en este mismo medio revela que el mismo Mulet tampoco está completamente libre de señalamientos legales debido a su involucramiento en adopciones irregulares a principios de los años 1980.
Y es que, además de desmemoria, se carece completamente de imaginación política.
Como vimos más arriba, los proyectos políticos carecen de imaginación. Por un lado, producto de un sistema que favorece el clientelismo y el patrimonialismo. Por el otro, porque falta creatividad para identificar y articular propuestas originales que estimulen la participación electoral, no digamos política. Así, sumado al reciclaje de estas dinastías políticas criollas con colas machucadas, un rápido repaso de algunos aspirantes presidenciales y sus mensajes reflejan el desfase que existe entre la élite política y los ciudadanos con todos sus matices diversos.
Si este es un país con un alto porcentaje de población indígena y rural, predominantemente joven, donde la juventud (buena parte de ella desempleada y sin oportunidades) pertenece a esa famosa generación Milenio, que va en busca de satisfactores rápidos, de mensajes simples y refrescantes, que busca motivación y acción, los mensajes en esta campaña anticipada siguen adoptando un tono obsoleto que recuerda a la época predemocrática y pre acuerdos de paz.
Mulet y su mensaje nacionalista «Qué te han hecho, mi Guatemala», con bandera y música de marimba al fondo, más parece el abuelo dando sermón o el padre ausente de la democracia ofreciendo cátedra para salvar al país del marasmo político. En contraste, en más de alguno de sus videos de precampaña, Zury Ríos trata de congeniar un perfil atractivo y más juvenil con algunos paisajes urbanos coloridos y el uso de las redes sociales, pero el tono aleccionador recuerda una imagen a la vez maternal y paternal, con ese todo condescendiente y regañón del padre sentenciado por genocidio. Ausencia total de diversidad.
¿Cuáles son algunos elementos de imaginación política que podrían adoptar los movimientos cívico-políticos para devolver contenido y forma a los procesos políticos que han de dar sustento y viabilidad a un proyecto más ambicioso de una nación incluyente y equitativa?
Ante la situación de crisis institucional, un mensaje de esperanza unido a la acción, invitando a participar en actividades proselitistas (no por ello populistas) que alienten sobre todo a los más jóvenes a conocer y ofrecer soluciones de frente a los múltiples problemas que carcomen a la sociedad guatemalteca. Cada vez es más extendida la idea de la importancia de poner en el centro el combate no solo de la corrupción, sino también de la desigualdad. Esta última no puede estar divorciada de la primera. Este es un claro posicionamiento para cualquiera que quiera dirigir los destinos del país. Toca imaginar la agenda política de la igualdad. Porque los gringos parecen tener un plan, pero antes se necesita tener claridad adentro.
Más de este autor