Con este punto en mente, hemos trazado una evolución desde las formas de ritualistas de violencia originales del narco mexicano hasta las nuevas formas sintetizadas en el narco-horrorismo y el narco-snuff.
Ahora, en esta última entrega quiero dedicarle un espacio al problema del adicto y del consumo. Buena parte de lo expondré es resultado de visitas a varios centros de rehabilitación para adictos a las drogas localizados en Culiacán, Sinaloa. En la simbología que manejaré, el adicto es el esclavo –por ello la referencia a la Lex Aquilia– que voluntariamente se ha hecho siervo de la droga. Dentro de las prescripciones puntuales de la Lex Aquiliana, entre los casos concretos (todo el derecho romano está fundamentado en la universalidad de posibles casos) se especificaba la forma puntual en la cual el dueño de esclavos podría ser ¨reparado¨ en caso su propiedad – el esclavo- fuese dañado intencionalmente. Por ejemplo, si al momento de dar muerte injustamente al esclavo éste hubiese estado ciego o inválido pero si la ceguera o parálisis la hubiera adquirido en el transcurso del año anterior al ilícito, entonces el autor del delito debía abonar el precio de un esclavo sano. (Sugiero la lectura del libro Nuevas Lecturas de la Responsabilidad Aquiliana, escrito por Amelia Castresana).
Hemos afirmado que la violencia del narco mexicano asemeja la brutalidad del poder imperial romano: Castiga, tortura, mata y además humilla en la forma de muerte. Contemporáneamente, para el narcotráfico mexicano (y en especial los grupos basados en Sinaloa) la forma de tratar a los esclavos que intentan liberarse del consumo es muy clara: La muerte. Han sido varios los casos en los cuales comandos armados ingresan a los centros de rehabilitación para asesinar a los exadictos: Algunos son puestos en fila y fusilados, otros son acribillados en sus camas mientras ruegan no morir, otros mueren a las manos de los propios enfermeros, y otros mientras iniciaba la sesión de terapia.
¿Qué está diciendo el crimen organizado con estos homicidios?
Es cierto que muchos narco-menudistas que roban al Cartel se esconden en estos centros. Lo mismo sucede con sicarios que al mismo tiempo son consumidores. Simbólicamente, es interesante que se mate a quien intenta salirse del negocio. Como lo dijera el padrino Amado Carillo Fuentes: ¨Este es un negocio donde entras por tus pies y sales con los pies viendo pá enfrente¨.
Comenzamos entonces a plantear las preguntas de fondo. ¿Hay salida a esta guerra estúpida que ha producido las formas de violencia ritualista más patológicas? ¿Es la liberalización del trasiego y del consumo de drogas la forma de ponerle fin a la espiral de la violencia? ¿Cuáles drogas serían liberalizadas? ¿Todas? ¿Incluyendo aquellas diseñadas para destruir la estructura química del cerebro? Y si la producción y consumo son liberalizados, ¿Quiénes tienen la infraestructura para la producción de la droga? Los mismos carteles. ¿O no? ¿Se les ofrecerá una moratoria por los delitos cometidos? ¿Sicario hoy empresario mañana?
Como lo explica mi colega Mike LaSorte, profesor emérito en materia de historia del crimen organizado en la Universidad Estatal de Nueva York (SUNY), cuando el alcohol fue liberalizado, las bandas organizadas de judíos, irlandeses e italianos no tuvieron mayor problema: ¨El costo perdido fue trasladado a nuevas actividades ilegales (centros de apuestas y prostitución) donde el consumo de alcohol estaría presente. Con ello, la mafia en realidad se trasladó de un rublo de ganancias moderadas en situación de guerra a una situación de ganancias millonarias en situación de paz. Tampoco la violencia desapareció de las calles en los guethos de inmigrantes en la costa este. No por nada, Las Vegas fue un proyecto diseñado enteramente por la mafia italoamericana¨.
Si, es cierto que el consumo de ciertas drogas naturales se practica en España y Holanda, pero el crimen organizado lucra con otro rubro ya liberalizado: La prostitución. ¿Acaso las mujeres llegan por su propio pie? Napolitanos y rusos son los transportistas.
Lo que es cierto es que, no importa si es dentro de la legalidad o fuera, la mafia estará siempre cerca de nosotros proveyendo aquello que necesitamos. Por lo visto, ¨en esta Roma¨ no hay forma de ganar un peculio ni se entregan Rudis. Todos somos niños abandonados en la columna lactaria.
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