¨Te pusieron¨ significa, te traicionaron. ¨Lo pusieron¨, sinónimo de lo mataron. ¨Estaba puesto¨, con lo cual se da a entender que una muerte no tenía remedio. ¨Hacer una vuelta¨ es hacer un negocio. ¨Hacer cruces¨ es hacer un negocio en el otro lado (USA) o también se conoce cómo ¨echar un brinco¨. ¨Echarse una vuelta¨ es negocio seguro. ¨Estar al cien¨ es estar listo y presto para lo que el Señor o el Patrón pueda llegar a requerir o simplemente estar listo para cualquier cosa. ¨Hay que darle piso¨ significa hay que matarlo de todas todas o lo que es igual a ¨darle para abajo¨. Una morra es una mujer, una morra pendeja es lo que es, y una buchona es la clásica morra sinaloense de caderas anchas – blanca de piel– en pantalón apretado con busto resaltado que gusta del ambiente en la sociedad narca (y es medio pendeja también). ¨Echarse una bukana¨ es tomarse un trago de Buchanan (el trago de los Señores) , ¨wachéale¨ significa échale un ojo. ¨Los cosos¨ y ¨los cuadros¨ es la forma clásica de referirse a la mercancía (sin excepción de si es droga química o natural). ¨Las sardinas¨ son los militares y ¨ las tortugas¨ hace referencia a las unidades vehiculares del ejército. Los traidores son llamados ¨dedos¨ –porque señalan. En Colombia a estos les llaman ¨sapos¨, en la mafia italoamericana son llamados ¨ratas¨ (porque hacen cualquier cosa para sobrevivir) y en la mafia siciliana son llamados ¨pentiti¨ (arrepentidos). A los cobardes que atacan por atrás o no dan la cara se les llama ¨chiva¨ (algo así como los que escondidos detrás del anonimato de un seudónimo dejan insultos a los autores de los diferentes blogs y artículos que se publican en este periódico). A la mafia se llama ¨La maña¨. Al miembro de la maña se la llama¨ mañoso¨ o ¨malandro¨ y se entiende que pertenece al sistema organizado: ¨El Cartel”. Las estacas son las unidades reducidas (de no más de seis miembros) en las cuales se organizan los zetas, ¨los halcones¨ son la forma más baja de supervivencia en el Cartel. ¨La Plaza¨ es el área geográfica donde se opera (municipio o Estado). El Patrón o el Señor puede referir a un Jefe de Plaza (representante del Cartel en un Estado de la Federación) o puede referirse a la cabeza máxima de la organización. Cada ¨Jefe de Plaza¨ estará custodiado por no menos de 30 hombres de extrema confianza (moda introducida por los zetas y hecha pública en los narco-corridos del tamaulipeco Beto Quintanilla) y a su disposición tendrá siempre los diferentes brazos armados del Cártel, los cuales únicamente se activan bajo la orden de un Jefe de Plaza y en condición de guerra (como ahora). En paralelo, se tienen a ¨los licenciados¨ o los contables de la organización (los hay en cada Plaza). No son personal de guerra, son administradores y contadores. Son muy cercanos a los Jefes de Plaza.
En la mafia, la muerte es la forma de mantener orden en un mundo normalizador de la violencia y la patología: ¨Rafageados o bautizados en plomo¨, ¨entambados¨ (los muertos se meten en un tambo y este se llenaba de cemento) o los famosos ¨encajuelados¨ (muertos metidos en la cajuela o baúl del coche). Solamente en casos extremos y de mucho odio, un sujeto era rellenado de plomo y, ya muerto, se le volvía a torturar para luego desenterrar a sus parientes muertos (padres o abuelos de preferencia) para también torturar lo que quedara de ellos. Esta era la llamada segunda muerte. Pero hoy, con una sociedad narca más urbana, las nuevas formas de muerte son atroces: Cocinar a un sujeto hasta que su carne y huesos se hagan sopa, cortarlo en trozos para luego quemarlos hasta que sean ceniza, descabezar con sierra o con cuchillo de palo, o pasar a los enemigos por los rastros de ganado.
La violentización de los códigos simbólicos en la sociedad narca nos deben decir algo.
Hacemos énfasis en la militarización de los ejércitos nacionales y poco en la militarización que el mismo narco ha sufrido. Si un militar muere, se remplaza por otro. Si un narco muere, se reemplaza por otros. Ambos ejércitos viven en paranoia, cometen errores y se las cargan contra la población civil.
Toda la clave está en la lana, no en el calibre de las armas. ¨Pégales en la lana y no se levantan¨ decía el ya fallecido José Luis Vasconcelos (uno de los pocos académicos en la SIEDO).
Mientras nadie quiera entrarle a torear a los Operadores Financieros de los cárteles (en México y allá en Guatemala), esta guerra estará perdida. Lo de militarizar es simplemente, masturbaciones mentales.
Más de este autor