Dicho Plan “constituye el eje estratégico de la política nacional de desarrollo en materia de ciencia, tecnología e innovación y establece un horizonte temporal lógico para un quehacer cuyos procesos de maduración implican décadas y, en el cual, las decisiones que se asumen hoy, comprometen los resultados y trayectorias más allá de la duración de un mandato de gobierno”. En papel se vislumbraba un futuro alentador para la ciencia en Guatemala. La promesa sigue siendo sólo promesa.
Se diseñaron los Programas Nacionales Sectoriales de Ciencia, Tecnología e Innovación correspondientes a las comisiones sectoriales e intersectoriales del Sistema Nacional de Ciencia y Tecnología Sistema Nacional de Ciencia y Tecnología SINCYT. El de ciencias básicas señala la importancia de las mismas en la estructuración de todo proceso de ciencia, tecnología e innovación de un país, además de constituir el apoyo para la ciencia aplicada. Da miedo ver cómo definen ciencia con Wikipedia como única referencia, pero el famoso programa, a pesar de sus bemoles, era una propuesta bastante razonable para encaminar el desarrollo de las ciencias básicas en el país.
La cosa no caminó muy bien a lo largo de los años pero, en alguna medida, pudimos hacer uso de ciertos fondos para realizar actividades, principalmente dentro de la línea de financiamiento FACYT. La pertinencia, condiciones y formas de aprobación de fondos en las líneas de financiamiento existentes es una discusión larga. En el caso de la línea FACYT, la convocatoria está abierta todo el año y los proyectos pueden presentarse en cualquiera de las reuniones ordinarias mensuales de las comisiones. El Consejo se reúne cuatro veces al año para aprobar o rechazar los proyectos presentados a la fecha. Por demás está decir que conseguir fondos FACYT es un proceso kafkiano, pero igual se intentó varias veces, unas con éxito, otras no.
Cuentan por ahí que la cosa estuvo crítica cuando Francisco Reyes presidía el Consejo y fue el desierto para la ciencia básica. Hoy lo preside Roxana Baldetti y el panorama se ha tornado surreal. Este año, el Consejo se ha reunido dos veces para la aprobación de fondos de la línea FACYT. Sólo una de esas reuniones aprobó proyectos porque de la segunda faltan no sé cuántas firmas de los miembros, por lo que todavía “no hay información”. En el caso de ciencias básicas, este año se quiso pedir fondos para varias actividades de alto perfil las cuales se encontraron con dos obstáculos:
1. Todas las reuniones de la Comisión Técnica Intersectorial de Ciencias Básicas –excepto la última– fueron anuladas por falta de quórum según el personal de la Secretaría Nacional de Ciencia y Tecnología –SENACYT–, que usó como referencia un listado de miembros que no se depura desde hace varios años.[3]
2. No importando la anticipación con la cual se presenten los proyectos, si el Consejo no se reúne, los fondos Sistema Nacional de Ciencia y Tecnología –de aprobarse– no se liberarán a tiempo.
De esta cuenta, el XXXI CURCCAF –Curso Centroamericano y del Caribe de Física– realizado en 2012, obtuvo los fondos en el 2013 y los organizadores tuvieron que hacerle una segunda parte para poder ejecutarlos. Este año, sólo el Congreso Nacional de Matemática Educativa obtuvo financiamiento. La participación en distintas olimpiadas de ciencias básicas, que tenía fondos todos los años, se vio afectada al punto de que en química quizá no se pueda competir, mientras que física y matemática pidieron el apoyo a otras instituciones. Esta semana se está desarrollando el Curso ICTP-AGF de Técnicas Avanzadas en Radioterapia IMRT, IGRT y VMAT,[4] financiado sin apoyo del CONCYT, y de la misma forma se realizarán el proyecto NASE[5] en noviembre y la GUASA[6] en diciembre.
Lo que encuentro terriblemente sospechoso es que ahora resulta que la SENACYT hará fuertes inversiones en “seguridad, justicia y paz” bajo quién sabe qué línea de financiamiento y sin necesidad de pasar por las comisiones. Comienzan con la ostentosa Convención Nacional de Tecnología para la Seguridad. Me pregunto, ¿qué pasa con la ejecución en cuanto a las líneas de financiamiento ya establecidas? y ¿cómo se “trasladan” o “crean” fondos para estos nuevos temas de “gran interés para la ciencia en Guatemala”?
La ciencia sigue y el Estado la ignora.
* Such a shame, canción de Talk Talk del álbum It’s my life, 1984.
[1] www.concyt.gob.gt/attachments/article/207/plannacional 2005-2014.pdf
[2] Según el decreto 63-91 de la Ley de Promoción del Desarrollo Científico y Tecnológico Nacional.
[3] A pesar de que hay un reglamento que establece que una institución que no haya sido representada en cuatro reuniones consecutivas, queda inactiva dentro de la comisión.
[4] Dirigido a profesionales de la Física Médica. La SENACYT sugirió hace poco cambiar la fecha del evento (como si tal cosa fuera posible), para esperar a ver si se reunía el Consejo, pero sin certeza en cuanto a la aprobación de fondos.
[5] Network for Astronomy School Education, que es un curso para formar a profesores de secundaria en la enseñanza de la astronomía, principalmente financiado por la International Astronomical Union.
[6] Guatemalan School of Astrophysics, con actividades tanto para estudiantes interesados en astronomía como para el público en general.
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