[field_foto_galeria_portada]
Ir

Empresarios, obligados a negociar con Ortega

“En la medida en que el emporio económico de la familia Ortega se vaya incrementando, se le van a cerrar las puertas al sector empresarial, y se va a ir diluyendo la luna de miel”. Opinó un empresario vinculado a AMCHAM
Róger Arteaga, ex titular de la Dirección General de Ingresos, piensa que la actitud del gobierno es “buscar cómo darle algo al empresariado para que esté tranquilo”.
Tipo de Nota: 
Información

Empresarios, obligados a negociar con Ortega

Palabras clave
Historia completa Temas clave

Apuestan a que los intereses del grupo económico del Presidente no entren en competencia con el sector privado además esperan que se hagan cambios.

El sector empresarial nicaragüense se encuentra ante la difícil disyuntiva de tener que negociar con un mandatario que no le gusta a la mayoría de ellos, pero con el que se ven obligados a sentarse a conversar para que sus negocios sigan a flote.

Su apuesta es que él también los necesita a ellos para que generen empleo, crecimiento y exportaciones, y que los intereses empresariales de la familia Ortega – Murillo, no choquen con los del sector privado, como sucedió en la segunda mitad de la década de los ’70, cuando la voracidad de la familia Somoza la puso en ruta de colisión con el sector privado.

Un empresario vinculado a la Cámara Americana de Comercio (AMCHAM), opinó a título personal que “En la medida en que el emporio económico de la familia Ortega se vaya incrementando, se le van a cerrar las puertas al sector empresarial, y se va  a ir diluyendo la luna de miel”.

Por su parte, Róger Arteaga, ex titular de la Dirección General de Ingresos, piensa que la actitud del gobierno es “buscar cómo darle algo al empresariado para que esté tranquilo”.

Arteaga compara y declara que “Somoza tenía sus negocios, pero cuando se quiso meter en actividades que eran más caras al sector privado, provocó una reacción que lo botó. Ortega está siguiendo los pasos de Somoza al meterse a hacer negocios con ventaja, porque él posee información que le ayuda a decidir, y tiene poder para atemorizar a sus competidores. Lo que los empresarios están haciendo es ver hasta dónde los deja llegar Ortega”.

¿El imperio de la Ley?

Esa actitud revela la forma en que se hacen negocios en Nicaragua, donde los problemas no se resuelven en estricto apego a la ley, sino que en negociaciones con el mandatario y su entorno cercano.

Consultado sobre las 17 manzanas de tierra que el gobierno le disputa a un grupo de empresarios, el general retirado Álvaro Baltodano, delegado presidencial para las inversiones, dijo estar seguro de que se le encontraría una solución a ese problema, luego de que los interesados “conversaran” con las autoridades del gobierno.

Ese estilo de solucionar los problemas puede resultar poco estimulante para la inversión extranjera, especialmente cuando se trata de inversionistas acostumbrados a regirse por el imperio de la Ley. “Es verdad que algunas inversiones del triángulo norte de Centroamérica están viniendo a Nicaragua huyendo de la inseguridad personal que sufren sus países, pero la inseguridad jurídica frena la llegada de inversionistas de otros países, donde también hay buenas oportunidades”, opina el ex presidente de AMCHAM. 

Esperan un Ortega maduro

Algunos empresarios son más cautos, (o más crédulos) y se muestran decididos a seguir dando el beneficio de la duda a Ortega. César Zamora, Gerente de País de la multinacional estadounidense AEI Energy  que controla activos de generación termoeléctrica y de distribución de electricidad, considera que “en los últimos 5 años, el gobierno mostró un compromiso tangible con el marco macroeconómico del país, con lo que cosechó mayores niveles de confianza, por probar que ha sido responsable en ese campo”.

“En segundo lugar, hace cinco años había muy poco diálogo entre el sector privado y el partido en el gobierno, pero ahora es mayor, e impera el respeto, y las diferencias se han suavizado o negociado. Ha habido conflictos, pero se han ido resolviendo”, asevera al mencionársele los ataques a empresas como Esso, Barceló, Tropigás, y otras.

El banquero y exportador Enrique Zamora se ubica en la misma línea al explicar que supone que el ser productora de alimentos permitirá a Nicaragua mantener el ritmo exportador. Sin embargo, aboga por “estabilidad productiva, económica y social para atraer la inversión nacional y extranjera, así como aumentar el rendimiento de su producción, invertir en infraestructura, aprovechar el cambio de la matriz energética, y aumentar su red de carreteras.”

Zamora añadió además que “También hace falta fortalecer la institucionalidad del país -que se ha debilitado- pese a lo cual se ha mantenido la estabilidad económica. Hace falta cumplir la ley, que la ciudadanía vuelva a creer en las instituciones, comenzando por las elecciones municipales, y lograr un cambio de funcionarios en el CSE, además de fortalecer y dar credibilidad al Poder Judicial”.

Una institucionalidad frágil y con indicadores alarmantes que contradicen el discurso y las acciones de Ortega según publicación de las bases de datos de la Encuesta Continua de Hogares (ECH 2010) y de la Encuesta de Medición del Nivel de Vida (EMNV 2009), elaboradas por el Instituto Nacional de Información de Desarrollo (INIDE), donde se exponen algunos de los retos mayores para la economía nicaragüense.

 “Todo ello implica que se necesitan personas creíbles para lograrlo, pero si no hay esos cambios, será difícil sostener el crecimiento del país, más con las complicaciones internacionales”, añadió.

--¿Y usted cree que Daniel Ortega está interesado en hacer esos cambios, y que es capaz de hacerlos? 

“Esperemos que los haga”, se limitó a responder.

 

*Este artículo es parte de El Confidencial y es reproducido con su autorización por Plaza Pública. 

Autor
Autor