Han empezado con su propuesta para derogar la Ley Nacional de Aduanas, elaborada por la presidencia de la Comisión de Economía y Comercio Exterior del Congreso, el Programa Nacional de Competitividad y un grupo de cámaras y asociaciones empresariales. Un modelo de aduanas a su gusto, incluyendo una propuesta aberrante para crear comité público privado que “resolvería” las controversias administrativas en temas aduaneros.
Si la queja (entendible y legítima) de los empresarios fue el caos en las aduanas al inicio de la aplicación de la ley, es necesario preguntarse: ¿ese caos se produjo porque la SAT no hizo bien su trabajo o porque la ley está mal? Si la SAT está mal preparada, pues entonces es cuestión de corregirla en un plazo razonable, no derogar la ley. Me parece inaceptable que un sector promueva cambiar a conveniencia una ley sólo porque no le gusta cumplir reglas y estándares internacionales. Vaya la competitividad de esos empresarios…
Pero la contrarreforma fiscal no será solo eso: incluye ya campaña mediática, más propuestas legislativas, más privilegios fiscales e impugnaciones ante la Corte de Constitucionalidad. En lo mediático, ayer elPeriódico publicó a mi juicio uno de sus editoriales más penosos, demostración de desconocimiento, análisis débil y desinformado que propaga visiones erróneas y sesgadas.
Por ejemplo, ese editorial se escandaliza por el crecimiento del presupuesto, pero comparando cifras corrientes de cada año. Error que cometen analistas y editorialistas, pero no cualquier ama de casa: sabe que un quetzal de hoy no se puede comparar con uno de hace diez años o del año pasado, porque lo que puede comprar con ese monto es menos año con año (no se deben comparar cifras expresadas con niveles de precios distintos). También deja de lado el crecimiento de la economía y de la población, entre otros factores. Por ello, lo técnicamente recomendable (y usual en todo estudio serio), es hacer comparaciones como porcentaje del producto interno bruto, en cuyos términos el crecimiento del presupuesto es en realidad muy modesto.
Luego, el editorialista ataca señalando que cuando en 2008 y 2009 la crisis económica global golpeó a Centroamérica, Guatemala no redujo el gasto público. En términos técnicos, lo que pide el editorialista es una política fiscal procíclica, mientras lo que Guatemala logró fue una política fiscal moderadamente contracíclica. Se podría recomendarle la lectura atenta de alguno de los numerosos trabajos académicos serios a favor políticas fiscales contracíclicas. Pero temo que si el editorialista de elPeriódico no entiende cómo se deben comparar cifras, pues no se esperaría mejor suerte con estudios académicos serios.
Pero afortunadamente la misma Biblia nos da un ejemplo sencillo y accesible para todos de por qué en un momento de crisis reducir el gasto es un error muy grave. Quizá el mejor criterio favorable a una política fiscal contracíclica lo encontramos en el capítulo 41 del Génesis: en época de vacas gordas toca ahorrar, mientras que cuando toca vacas flacas conviene gastar más para enfrentar la crisis. ¿Tan difícil es entender esto?
Nuestra postura ante esta movilización a favor de está contrarreforma fiscal debería estar basada en análisis bien informado y, por supuesto, nuestras convicciones. Lo que esta claro es que la prensa, una vez más, no será una fuente de información objetiva, y quizá mucho menos independiente.
Es un momento muy oportuno para un ejercicio ciudadano responsable. Que no nos sigan viendo como un enorme rebaño de borregos sin iniciativa, sin capacidad de darnos cuenta de editoriales de prensa plagados de errores e información sesgada.
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