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El síndrome portillista (o de Estocolmo)

Tipo de Nota: 
Opinión

El síndrome portillista (o de Estocolmo)

27 de Febrero de 2015
Palabras clave

En este país nada es inaudito. Menos que un expresidente condenado por corrupción sea el político más aplaudido. El discurso de la lucha de clases en la nación más desigual del continente les hace pensar a las capas medias y bajas que el poder no va a estar para siempre copado por los dueños de la tierra, que poco les dejan a aquellos que no han nacido bien parados.

El aura de Alfonso Portillo hace creer que ciertos productos tradicionalmente protegidos por los gobiernos, acaparados por las corporaciones más acaudaladas, pueden bajar de precio y tener —por fin— algún tipo de competencia en un sistema que se ufana de no implantarle trabas estatales al comercio.

También está el componente emotivo. Y es que a la gente le excita saber que una persona sin los rasgos físicos ni el pedigrí colonial puede retar a los capitales de siempre, darles una patad...

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