[field_foto_galeria_portada]
Ir

El sabor agrio del apoyo al precio del azúcar

Una de las razones de la influencia política del sector azucarero es su voluntad de unir recursos entre los competidores con intereses comunes para mantener el programa intacto.
El sector azucarero es tan fuerte como siempre y gasta millones en mantener un programa de apoyo a los precios que infla el costo de muchos alimentos, como el pan, el jugo de frutas y el ketchup.
Rick Roth, agricultor de caña de azúcar en Belle Glade, opina que la demanda del consumidor evitara que el precio del azúcar en Estados Unidos baje si el gobierno elimina los subsidios. (Foto de Amy Green.)
Keria Smith, 20, vive en una casa modesta de dos dormitorios y un baño en Belle Glade con su madre, novio de su madre y su hermana de 3 años de edad. En Belle Glade y en Pahokee, los EE.UU. Oficina del Censo estima que las tasas de desempleo y la pobreza  esta en 45 por ciento. (Foto de Amy Green.)
El presidente Barack Obama ha recibido $22,700 de la industria del azúcar, mientras que el senador Bill Nelson ha aceptado $42,000. (Foto de Bill Ingalls/NASA.)
Butch Wilson, curador y director del Museo de Clewiston, dijo que terminar los soportes del precio del azúcar sería devastadora para la área agrícola de los Everglades. (Foto de Amy Green.)
Tipo de Nota: 
Información

El sabor agrio del apoyo al precio del azúcar

Historia completa Temas clave

Detrás de cada caramelo o lata de refrescos hay un complejo programa gubernamental de aranceles a la importación y préstamos a los agricultores que establece el precio del azúcar. El programa, que de una forma u otra funciona desde poco después de la fundación de Estados Unidos, es responsable del éxito del sector azucarero de la Florida, que mueve $616 millones al año, el mayor productor de azúcar de caña del país.

Por Amy Green - Florida Center for Investigative Reporting

Ese éxito, según estudios del gobierno e independientes, le cuesta a los clientes cada vez que compran algo. Los estudios, entre ellos un informe de la Oficina de Fiscalización del Gobierno (GAO, por sus siglas en ingles), concluye que el programa infla el precio del azúcar en Estados Unidos y les cuesta a los consumidores unos $2,000 millones anuales en costos adicionales de los alimentos. A pesar de su impacto adverso, el programa sobrevive gracias a las sustanciales donaciones políticas del sector azucarero, que están entre las más generosas del sector agroalimentario. En este ciclo electoral, los productores de caña de azúcar gastaron $3.6 millones en contribuciones de campaña, superando al sector tabacalero, que contribuyó $2.8 millones.

El sector azucarero es tan fuerte como siempre y gasta millones en mantener un programa de apoyo a los precios que infla el costo de muchos alimentos, como el pan, el jugo de frutas y el ketchup. El programa es parte de la Ley de Reforma Agrícola, de los Alimentos y los Empleos, conocida como la Ley de los Agricultores, que da forma a las políticas en materia de agricultura, desarrollo rural, conservación ambiental, asistencia alimentaria y otros sectores.

La ley se renueva cada cinco años y debe expirar el 30 de septiembre de este año. Varios políticos destacados tratan ahora de poner fin al programa. Lo que está en juego es el sector azucarero de la Florida, con un impacto económico estimado de $4.5 millones.

El candidato presidencial republicano Mitt Romney es uno de los críticos del programa. “Tenemos que eliminar los subsidios y dejar que el mercado funcione debidamente”, expresó Romney en enero. Aunque los productores de azúcar afirman que el programa no debe considerarse un subsidio, puesto que no incluye pagos a los agricultores, los legisladores han presentado numerosas medias con el fin de modificar o eliminar el programa.

Un propuesta que elimina el programa fue presentada el año pasado por el senador Richard Lugar, republicano por Indiana y miembro de la Comisión de Agricultura del Senado, y recibió apoyo de la Cámara de Comercio de Estados Unidos, Kraft Foods, la Asociación de Usuarios de Edulcorantes, la Asociación Nacional de Fabricantes, el Everglades Trust y Americans for Tax Reform, una organización liderada por el cabildero y activista Grover Norquist, conocido por persuadir a 1,100 políticos de todo el país a firmar una promesa de no apoyar nuevos impuestos.

Pero la propuesta del senador Lugar, que se modificó posteriormente para reformar el programa azucarero en vez de eliminarlo, fracasó junto con otras. Los dos senadores de la Florida, el demócrata Bill Nelson y el republicano Marco Rubio, votaron contra eliminar el programa. Nelson, cuya campaña de reelección contra el representante Connie Mack se considera una de las batalla que determinará el control del Senado, es el segundo mayor beneficiario de ese foro legislativo del sector azucarero en este ciclo de elección, en que ha recibido $42,000 en contribuciones.

El mayor beneficiario es la senadora Debbie Stabenow, demócrata por Michigan y presidenta de la Comisión de Agricultura del Senado. Stabenow, que ha recibido $49,986 en contribuciones, también votó contra poner fin al programa. Rubio en su momento fue considerado candidato a la vicepresidencia con Romney y expresó en una autobiografía recientemente publicada que en su campaña del 2010 recibió donaciones por valor de $5,000 del sector azucarero. El Senado aprobó su versión de la Ley de Agricultores en junio, que protegió al programa azucarero. Pero ahora la ley está en la Cámara de Representantes, controlada por los republicanos, y puede enfrentar más oposición.

La política del azúcar

La Florida produce anualmente 2 millones de toneladas de azúcar de caña, la mitad de la producción nacional. El sector, asentado en el Area Agrícola de los Everglades, es una zona de 700,000 acres de tierra fértil al sur del Lago Okeechobee que incluye parte de los condados Glades, Hendry, Martin y Palm Beach. El área representa 27 por ciento de lo que eran los Everglades. La zona es tan compacta y remota que muchos floridanos nunca han visto un cañaveral.

Aquí, el mayor ingenio azucarero del mundo, propiedad de U.S. Sugar Corp., muele 42,000 toneladas diarias de caña, equivalente al 10 por ciento del suministro nacional de azúcar. Durante la zafra azucarera, que corre de octubre a abril, la molienda funciona las 24 horas. U.S. Sugar es el mayor productor nacional de caña de azúcar y es propietaria de un ferrocarril independiente, el South Central Florida Express, que conecta los cañaverales con las líneas ferroviarias principales. Aproximadamente 36 por ciento del azúcar que consume el país es de la caña, el 44 por ciento de la remolacha y el resto es importado. En Estados Unidos se cultiva la caña de azúcar en Florida, Louisiana, Texas y Hawaii, mientras que la remolacha azucarera se cultiva en 11 estados, desde las Grandes Planicies hasta el Oeste. La política y el sector azucarero han estado entrelazados desde hace mucho tiempo en la narrativa de la política estadounidense.

El sector ha jugado un papel de apoyo a los más altos niveles. En 1996, por ejemplo, el presidente Bill Clinton y la interna Monica Lewinsky estaban en el Salón Oval, en medio de una conversación sobre su relación, cuando el teléfono sonó. La interna declaró posteriormente al fiscal independiente Kenneth Starr que la llamada era de un productor de azúcar a quien recordaba como “Fanuli.” Lewinsky se refería a Alfonso Fanjul, quien con su hermano José es dueño de Florida Crystals Corp., la empresa que tuvo sus orígenes en Cuba antes del comunismo.

Si se incluyen sus filiales, Florida Crystals es el mayor refinador de azúcar del mundo, con una capacidad anual superior a 7 millones de toneladas y operaciones en la Florida, California, Louisiana, Maryland, Nueva York, Canadá, México, Inglaterra y Portugal. Que Clinton haya tomado en el Salón Oval la llamada de un Fanjul durante un encuentro con alguien que definiría su presidencia ilustra cuánta influencia tiene el sector azucarero en Washington, D.C. Los hermanos Fanjul han mantenido su influencia a lo largo de los años.

Hoy los Fanjul, conocidos como Alfy y Pepe, son conocidos por su riqueza y vínculos políticos. Marco Rubio, cubanoamericano y político respaldado por el Tea Party que con frecuencia arremete contra los excesos del gobierno, escribió sobre los Fanjul en su autobiografía, An American Son, y describió su papel en su campaña del 2010 por llegar al Senado. “Al final de agosto hubo un ligero aumento en nuestras actividades de recaudación”, escribió Rubio. “Estamos recogiendo más sobres en mis discursos.

En algunas de las actividades de envergadura mediana estamos recaudando hasta $20,000. Los envíos por correo están comenzando a genera dinero. La joya de la corona en el trimestre sería la actividad recaudadora en Nueva York a finales de septiembre, patrocinada por la familia Fanjul, una familia cubanoamericana propietaria de un gran conglomerado azucarero y de bienes raíces. Suena increíble, pero si el evento logra su meta, tenemos buenas oportunidades de recaudar 1 millón de dólares este trimestre”.

Una de las razones de la influencia política del sector azucarero es su voluntad de unir recursos entre los competidores con intereses comunes para mantener el programa intacto. Por ejemplo, un competidor de U.S. Sugar convertido en aliado es American Crystal Sugar Co., el mayor productor de remolacha azucarera del país con ingenios en el Medio Oeste. American Crystal Sugar es el mayor beneficiario de donaciones del sector azucarero en el sector agroalimentario, un poderoso grupo de intereses especiales cuyas donaciones políticas son mayores que las del sector de defensa. American Crystal Sugar ha gastado $1.6 millones en este ciclo electoral, seguido por $1.2 millones de Altria Group (anteriormente Philip Moris Companies), $577,000 de Weaver Popcorn Co. y $571,000 Florida Crystals, de los Fanjul. U.S. Sugar ha gastado $166,300. Juntas, American Crystal Sugar, U.S. Sugar y Minn-Dak Farmers Cooperative, de Dakota del Norte, son propietarias de United Sugars Corp., con sede en Minnesota, que las compañías describen como una cooperativa de mercadotecnia.

La alianza revela la colaboración entre el mayor productor nacional de caña de azúcar, U.S. Sugar y el mayor productor de remolacha azucarera del país, American Crystal Sugar, lo que convierte a U.S. Sugar en el mayor productor y distribuidor nacional de azúcar refinada de Estados Unidos. La alianza también coloca al producto de la empresa floridana en distritos legislativos a nivel nacional. El gasto de American Crystal Sugar para fines políticos ha aumentado significativamente, de $300,000 a $600,000 a principios de la década del 2000 a $2 millones en ciclos electorales recientes. En lo que va de este año, American Crystal Sugar ha gastado $1 millón en cabildeo a nivel federal. American Crystal Sugar también mantiene un comité de acción política que ha recaudado $2.6 millones este ciclo electoral.

Legisladores de la Florida están entre los principales beneficiarios del sector azucarero. Además del senador Nelson, los mayores beneficiarios en este ciclo electoral son Mike Haridopolos, presidente de la Cámara de Representantes de la Florida ($39,940), quien el año pasado abandonó la batalla republicana por el escaño de Nelson; el representante Tom Rooney ($31,250), un republicano cuyo distrito incluye la región donde se cultiva caña de azúcar; Connie Mack ($29,000), el candidato republicano al Senado federal cuyo padre ocupó el escaño entre 1989 y el 2001, y la representante Debbie Wasserman Schultz ($24,500), presidenta del Comité Nacional Demócrata. El sector azucarero tiende a favorecer a los demócratas, que son más receptivos a los programas gubernamentales, pero los gastos revelan un esfuerzo por conseguir apoyo bipartidista. El presidente Barack Obama ha recibido $22,700 del sector azucarero, por ejemplo, mientras que el candidato republicano Romney, ha recibido $22,500.

El programa hace posible que se cultive caña de azúcar en la Florida, según Lance deHaven-Smith, profesor de Administración Pública en la Universidad Estatal de la Florida, que estudia la política floridana y su historia. “Se le denomina un problema de acción colectiva. Las personas que tienen un interés en el programa lo defienden a capa y espada, siempre están trabajando en eso”, dijo deHaven-Smith. “Pero la otra parte, la gente que paga un poco más por el cereal para desayunar, nunca lo ven y nunca se movilizan. Ese es el problema”. El programa garantiza a los productores un precio mínimo al controlar la oferta y limitar las importaciones con aranceles. Cuando la oferta es elevada, el programa va más allá y permite préstamos a los productores para que puedan entregar su producción al gobierno. Desde los años 1970, como resultado de este apoyo a los precios, el precio del azúcar en Estados Unidos casi se ha duplicado en comparación con el precio mundial la mayoría de los años.

El diferencial de precios representa el costo alimentario más significativo del programa para los consumidores, según Michael Wohlgenant, profesor de Economía de la Agricultura de la Universidad Estatal de Carolina del Norte, quien ha estudiado el programa azucarero estadounidense. Un informe de Wohlgenant calcula que el programa le cuesta al consumidor $2,400 millones al año y ofrece a los productores $1,400 millones al año en beneficios. Otros estudios apoyan las conclusiones de Wohlgenant.

Un informe de la GAO del 2000, el más reciente disponible, concluyó que el programa le costó a los consumidores de edulcorantes de Estados Unidos $1,900 millones en 1998. Un informe del Departamento de Comercio federal del 2006 concluyó que los altos precios del azúcar eran un factor importante en la pérdida de más de 10,000 empleos entre 1997 y el 2002 entre los productores de alimentos endulzados por cada empleo salvado en el sector de producción azucarera a través del programa.

El precio inflado del azúcar en Estados Unidos también ha contribuido al uso extendido del almíbar de fructosa de maíz como alternativa de costo menor, aunque en años recientes el precio de este producto ha aumentado con la demanda de etanol del maíz, mientras el precio del azúcar no ha variado mucho. Por otra parte, al limitar las importaciones, el programa ha deprimido el precio mundial del azúcar en casi 8.5 por ciento, concluyó Wohlgenant, lo que afecta las finanzas de los agricultores más pobres del mundo.

Wohlgenant opina que el precio mundial de azúcar hoy es lo suficientemente elevado para sostener los precios en Estados Unidos, lo que hace innecesario el programa. “Creo que todos concuerdan con esto: si se eliminara el programa, el precio bajaría en Estados Unidos, pero no por debajo del apoyo a ese precio”, dijo Wohlgenant. Pero anteriormente ha habido intentos de eliminar el programa azucarero. En 1974, cuando el precio de los bienes básicos se disparó debido a la crisis del petróleo, la inflación y la escasez mundial de esos bienes, los legisladores suspendieron el apoyo a los precios del azúcar.

Wohlgenant calculó que si el azúcar estadounidense iba a competir en el mercado global sin apoyo del gobierno, el precio mundial del producto aumentaría 8.5 por ciento, pero el de Estados Unidos se desplomaría 41.5 por ciento, muy beneficioso para los consumidores pero muy negativo para los agricultores en la deprimida Area Agrícola de los Everglades.

“Dado el estado de la economía en esa zona, cualquier baja de el precio del azúcar sería devastadora”, dijo Phil Bacon, vicepresidente de iniciativas regionales y locales del Centro Collins de Política Pública, un centro de estudios no partidista. “Si la gente puede comprender lo que la acerera U.S. Steel significaba para Pittsburgh, cuando las acerías cerraron y todo eso entonces pueden comprender lo que esto significaría para esta zona. Esta región necesita diversificar su economía, pero por ahora, debido al hecho de que el negocio azucarero ha tenido algún apoyo de precios y le ha ido bastante bien durante el último año y medio o dos años, todavía tiene sentido que la región siga centrada en el sector azucarero”.

Estado azucarero

Belle Glade es una de media docena de comunidades en el Area Agrícola de los Everglades, donde los cañaverales se extienden hasta el horizonte, meciéndose con el viento. “Esta es la zona más significativa de cultivo de alimentos en Estados Unidos”, dijo Rick Roth, presidente de Roth Farms, sentado en su modesta oficina en Belle Glade. “California es un estado donde se cultivan mucho más alimentos, pero lo hacen en una zona de 400 millas. Nosotros cultivamos en una zona todo el año. Nadie más hace eso”.

Roth Farms es una granja mediana que cultiva en varios miles de acres caña de azúcar, lechuga, maíz, granos y arroz. El padre de Roth estableció la finca en 1948 tras mudarse a la Florida desde Ohio con su familia, pero no comenzó a cultivar caña de azúcar hasta 1962. Hoy Roth calcula que dos terceras partes de sus tierras se dedican al cultivo de la caña de azúcar. El padre de Roth fue miembro fundador de la Cooperativa de Cultivadores de Caña de Azúcar de la Florida, que cultiva y muele la dulce gramínea para los 46 dueños de la cooperativa. Roth pertenece a la junta directiva de la cooperativa desde 1994. Juntos, la cooperativa y Florida Crystals, de la familia Fanjul, son propietarios de American Sugar Refining, con sede en Nueva York, que como filial de Florida Crystals se autocalifica como el mayor refinador mundial de azúcar de caña con una capacidad de 7 millones de toneladas. La cooperativa también contribuye a los gastos políticos del sector azucarero y ha donado $51,750 en contribuciones políticas este ciclo electoral. Roth participa en la política, dona dinero a candidatos y parte de su tiempo a la Oficina de Granjas de la Florida, en calidad de activista no pagado, porque dijo que la política es “un deporte de contacto”. “Uno de los mayores crímenes es que la gente se queja de la política pero nunca participan”, dijo.

La agricultura es un negocio arriesgado que depende de las condiciones del tiempo y de los mercados mundiales, dijo Roth, y el programa azucarero ayuda a los cultivadores a mitigar ese riesgo. “Lo que el programa azucarero hace a mi favor como cultivador es que me da estabilidad, puedo ir al banco y decir: ‘Miren, estoy produciendo tanta cantidad de vegetales y tanta de caña de azúcar’ “, dijo. ” ‘¿Me hace un préstamo de $2 millones para plantar mis cosechas?’ Entonces me dicen, ‘Sí’. Quieren los estimados: ¿cuáles son los costos, a cuánto va a vender el azúcar? Y tener un programa de apoyo significa que el banquero conoce con certidumbre que no va a tener que vender el azúcar por debajo de este precio. Sabe que le van a pagar por lo menos 18 centavos y sabe que yo voy a poder vender toda mi azúcar … “No puedo vender mis tierras y salir completamente de este negocio, y entonces dentro de 10 años decir ‘Bueno, el precio de la caña de azúcar aumentó, regreso al negocio’ “, dijo Roth. “Esa tierra es ahora más cara, no puedo venderla y comprarla después. Eso no es lo que queremos. Lo que queremos es algún tipo de seguridad para que los agricultores sigan produciendo”.

 

Las grandes empresas azucareras de la Florida

U.S. Sugar Corp. es el mayor productor nacional de caña de azúcar. La compañía, con sede en Clewiston, tiene una alianza de mercadotecnia con American Cristal Sugar Co., de Minnesota, el mayor productor nacional de remolacha azucarera. La alianza hace de U.S. Sugar el principal productor y distribuidor nacional de azúcar refinada. Florida Crystals Corp. es el mayor refinador mundial de azúcar, con una producción que excede los 7 millones de toneladas anuales y con operaciones en la Florida, California, Louisiana, Maryland, Nueva York, Canadá, México, Inglaterra y Portugal. Con sede en West Palm Beach y propiedad de los hermanos Alfonso y José Fanjul, Florida Crystals se describe a sí misma como una compañía familiar con raíces en la Cuba precastrista. La Cooperativa de Productores de Caña de Azúcar de la Florida cultiva y muele caña de azúcar para sus 46 dueños, que comparten los ingresos. Junto con American Sugar Refining Inc., propiedad de los hermanos Fanjul y con sede en Nueva York, que como filial de Florida Crystals se autocalifica del mayor refinador de azúcar de caña del mundo, con una capacidad de producción de 7 millones de toneladas.

Las investigacion para este reportaje fue parcialmente financiada por United Arts of Central Florida.

Este reportaje del Florida Center For Investigative Reporting es reproducido con su autorización.

 

Autor
Autor