Su cuerpo está ahí, innerte, ensangrentado, envuelto en el aroma del dolor y la tragedia. Detrás quedó “la guerra”, ese cansado enfrentamiento por el poder que ha llevado a cientos de miles de mexicanos a una terrorifica muerte.
En el 2006, el entonces presidente de México, Felipe Calderón le declaró la guerra al narcotráfico, una lucha armada que ha dejado más de 70 mil muertos, miles inocentes y otros miles, simplemente humanos.
En Sinaloa, la guerra contra el narcotráfico y l...
Su cuerpo está ahí, innerte, ensangrentado, envuelto en el aroma del dolor y la tragedia. Detrás quedó “la guerra”, ese cansado enfrentamiento por el poder que ha llevado a cientos de miles de mexicanos a una terrorifica muerte.
En el 2006, el entonces presidente de México, Felipe Calderón le declaró la guerra al narcotráfico, una lucha armada que ha dejado más de 70 mil muertos, miles inocentes y otros miles, simplemente humanos.
En Sinaloa, la guerra contra el narcotráfico y la lucha por el poder, entre grupos delictivos, cimbró a la sociedad. Familias enteras quedaron destruídas, madres, esposas, hermanas e hijas lloraron los asesinatos, mutilaciones, secuestros y hasta desapariciones.
Y en medio del terror, la llamada "narcocultura" alcanzó su punto máximo. El culto al narco apasionó a millones, quienes encuentran en el delito y la violencia una especie de poderío.
El rostro del terror queda plasmado en las imágenes de una lucha sin control y sin piedad.
*Fotografías y texto de Eduardo Resendiz para Plaza Pública.