Mi eje de reflexión parte no precisamente de un punto filosófico sino de una situación de actualidad, a raíz de una serie de hechos más o menos concatenados. La decapitación de periodistas extranjeros a manos de ISIS y los dos atentados terroristas en Canadá (autoría de canadienses de práctica musulmana) ha generado un clima claramente islamófobo. Y entonces, el Islam se ha transformado en el nuevo Mal Radical. Incluso figuras públicas como Bill Maher, sátiro político estadounidense de corte liberal centro izquierdista, ha públicamente afirmado que el Islam es ´violento en esencia´.
En términos concretos, se cuestiona al Islam por la figura del martirio.[fn]Habría que ser justos y referir a las visiones más radicales a menos que, se quiera tomar el argumento de la derecha conservadora estadounidense en cuanto que el apelativo a la violencia es un elemento de carácter estructural en el Islam. [/fn] Uno podría pensar que es solo problema del Islam (o de sus versiones más radicales). Pero, dato interesante, los primeros suicidas de este tipo eran cristianos de la secta circunceliones, quienes consideraban el martirio como la mayor virtud cristiana. Por su carácter anti-romano (Roma, cual la gran puta pecadora de Babilonia) se abalanzaban al grito de "Laudate Deum" ("Dios sea alabado") sobre las Legiones Romanas. Bastante similar a lo que vemos hoy en los actos de violencia islámica contra el ´Occidente pecador´.
A ver, en suma, el problema no es solo el Islam radical. Es la estructural irracionalidad conectada a la violencia propia de las religiones monoteístas en diferentes momentos de su evolución.
El ejercicio es muy interesante. A continuación, algunas exhortaciones violentas que provienen de escrituras judías, cristianas y musulmanas.
- Toda persona que rechaza la autoridad (veredicto) divino debe morir. (Sura 12, traducción castellana de Julio Cortés, Centro Cultural Islámico Fátimah Az-Zahra).
- Se llenarán tus montañas con los muertos. Sus colinas, sus valles y sus arroyos se llenarán de personas sacrificadas por la espada. Voy a hacerte desolada para siempre. Nunca se reconstruirá sus ciudades. Entonces sabrás que yo soy Dios. (Is. 3:17)
- Ve ahora, y ataca a Amalec, y destruye por completo todo lo que tiene, y no te apiades de él; antes bien, da muerte tanto a hombres como a mujeres, a niños como a niños de pecho, a bueyes como a ovejas, a camellos como a asnos (I Sam.15:3).
- No piensen que he venido para enviar paz en la tierra: no quería enviar paz, sino una espada. Porque he venido a poner al hombre en pugnas contra su padre y la hija contra su madre y la hija en ley contra su suegra… (Mateo 10:34).
- … el castigo de aquellos que declaran la guerra contra Dios y su mensajero es esto: deben ser asesinados o crucificados, sus manos y sus pies deben cortarse en lados opuestos. Esto es una deshonra para ellos en este mundo, y en el más allá tendrán un castigo doloroso (Sura 8).
- estoy listo para sacrificar a hijos [del infiel] por la culpa de sus padres; no sea que ellos poseen la tierra (Sura 10).
Con respecto a la pregunta casi obligada de si el Corán es más violento que la Biblia, un recuento muy detallado ha sido realizado por el Profesor John Esposito[fn]John Esposito Louis es profesor de Relaciones Internacionales y Estudios Islámicos en la Universidad de Georgetown. También el director del Centro Príncipe Alwaleed Bin Talal de entendimiento entre musulmanes y cristianos en la Universidad de Georgetown. Es uno de los analistas del Islam más respetados y una fuente necesaria de consulta para comprender la actual tensión entre Occidente y Oriente. [/fn] ha dado un resultado interesante: 842 referencias a la violencia explícita en la Biblia (ambos testamentos) incluyendo citaciones a la crueldad animal, frente a 330 en el Corán.
Dicho esto, estoy seguro que habrá algún tipo de oposición a mi argumento refiriendo a que estoy ´sacando de contexto´ la lectura de los textos. Perfecto, entonces pregunto ¿En qué contexto debemos entender las apelaciones a la violencia en los textos ´sagrados´?
Precisamente esta pregunta la atiende de nuevo John Esposito en el libro Islam: The Straight Path. Traduzco literalmente uno de los párrafos más interesantes del texto: ´El proceso histórico que acompaña a las tres grandes religiones abrahámicas no ha sido uniforme, el paso por la Ilustración y los procesos de secularización ha permitido que tanto el cristianismo como el judaísmo puedan realizar ´lecturas liberales´ del contexto toral. Estas lecturas liberales permiten interpretar, modernizar, aplicar, identificar la parte fantástica de la historia, marcar los contenidos morales y cuestionar la literalidad del texto´. Puesto en un plato, hay lecturas ´primitivas literales´ y lecturas modernizadas congruentes con la democracia occidental. Ahora bien, el mundo árabe musulmán, explica Esposito ´no tiene este proceso. La Ilustración del mundo árabe fue la conversión al Islam´.[fn]Es importante mencionar que, de acuerdo a las estimaciones, el número de musulmanes que se consideraría radical no es más del 15% , aunque un 15% de 1,500 millones de personas es un chingo de gente. [/fn] Por lo tanto, la única forma de hacer la lectura es la literalidad que refiere por fuerza al mundo del siglo VI dC.
Un análisis erróneo de lo argumentado arriba deduce entonces que por ´lógica,´ las relaciones tirantes entre Occidente y Oriente se encaminan al conflicto inevitable. Por lo tanto, ¿La respuesta es una Ilustración y democratización forzada del mundo musulmán?
Para esto, en la próxima entrega voy a referir al texto L´Islam et l´Occident: Rencontre avec Jacques Derrida de Mustapha Cherif (no confundir con Mustafa Sheriff). Cherif es islamólogo, especialista en diálogos interculturales, religiosos y profesor invitado en el College de France en París. El citado texto es la publicación de una serie muy interesante de conversaciones nada más y nada menos que con J. J. Derrida.
Dejo un tentempié de los argumentos derridianos en cuanto al tema ‘…Respetar la dignidad de los seres humanos requiere evitar un enfrentamiento entre la secularización de los musulmanes contra la espiritualización de los musulmanes…’.
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En la famosa polémica entre Hanna Arendt con Gersholm Scholem, este último le reprochó haber defendido una tesis contradictoria en el libro ´Eichmann en Jerusalem´ con el análisis desarrollado en su obra cumbre ´ Los orígenes del totalitarismo´. Arendt ratificó y afirmó: "Ahora estoy convencida de que el mal nunca puede ser «radical», sino únicamente extremo, y que no posee profundidad ni tampoco ninguna dimensión demoníaca. Puede extenderse sobre el mundo entero y echarlo a perder precisamente porque es un hongo que invade las superficies".
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