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El Congreso en 2D

A partir de la novena sesión los votos de los diputados se dispersan hasta desaparecer todo vestigio de alianzas entre bancadas.
Amílcar Pop y Carlos Mejía, de Winaq y URNG respectivamente, votan tan parecido al núcleo del Partido Patriota a tal punto que semejan más oficialistas que algunos que integran la bancada naranja.
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El Congreso en 2D

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Los datos de las votaciones arrojan una imagen a veces previsible y a veces imprevista del Legislativo. No todo es lo que parece ni todo es lo que se espera dentro del Pleno y de los partidos. Desde la pérdida de fuerza del Partido Patriota, hasta la fragmentación interna de bancadas que se creen cohesionadas o las diferencias abismales entre diputados de una misma bancada, muchas de las cosas que pasan desapercibidas emergen al apartar la vista del alboroto y centrarse en escudriñar las votaciones.

Antes del 16 de febrero, la tendencia de voto en el Congreso favorecía claramente al oficialismo. Aquel momento fue un punto de inflexión. Desde entonces, con el Legislativo enfrascado en la interpelación al ministro de Finanzas, el comportamiento de los diputados y de las bancadas ha cambiado.

La Ley de Actualización Tributaria marcó un punto de referencia en materia de tributación directa al establecer una serie de medidas fiscales inéditas como gravar las ganancias de las empresas o aumentar los porcentajes de impuestos a las rentas de las personas, reformas pendientes de hace décadas. Pero su impacto no se limita a este ámbito: la sesión en la que fue aprobada también es un referente sobre la conducta que habían manifestado las bancadas y sus integrantes dentro del Congreso.

El análisis estadístico de las votaciones del Congreso a partir de datos oficiales llevado a cabo por Plaza Pública confirma que en general, los votos que emitieron los miembros del Partido Patriota (PP) y sus antiguos aliados en el primer mes de legislatura eran a favor de las propuestas. En algunos casos por tratarse de las leyes que se impulsaban desde el partido de Gobierno, en otros, por ser mociones que se proponían desde sus curules.

Este mismo análisis muestra que la séptima y la octava sesión de la actual Legislatura, las del 11 y el 16 de febrero, fueron las últimas ocasiones en que se observó cierto nivel de consenso, aunque en menor medida que en las seis anteriores.

Durante la séptima sesión, los aliados tuvieron que votar dos veces contra las mociones de Libertad Democrática Renovada (Lider), lo que invirtió temporalmente los papeles de aliados y opositores, pero en el 16 de febrero, los cambios en la forma de votar se explicaron de otra manera.

Bancadas como Encuentro por Guatemala (EG) y la Unidad Nacional de la Esperanza (UNE), que habían manifestado su apoyo sin mayores reparos para aprobar normativas como la Ley Antievasión II o las reformas a la Ley Orgánica del Ejecutivo para crear el Ministerio de Desarrollo Social, se mostraron en desacuerdo con una reforma tributaria con tantas modificaciones y nuevas normativas, sin un debate más profundo.

En la sesión del 16 de febrero las propuestas oficialistas recibieron hasta 41 votos adversos en algunas ocasiones, cerca de 20 en otras y cinco en una de ellas. Esta fluctuación venía precedida por una disputa en la distribución de Comisiones de Trabajo que Plaza Pública interpretó como el probable principio del fin del camino fácil para el PP.

A partir de la novena sesión –la primera destinada a interpelar del ministro de Finanzas Públicas, Pavel Centeno– el panorama fue distinto. Si en las primeras ocho sesiones se podía ver una coalición en torno al PP y una minoría alrededor de Lider, que comenzó a desconcentrar en la séptima, a partir de la novena los votos de los diputados se dispersan hasta desaparecer todo vestigio de alianzas en cualquiera de las dos bancadas.

También en lo interno

Pero estos elementos expuestos en el estidio no muestran únicamente el comportamiento de bloques en alineados o enfrentados con el oficialismo.  También reflejan criterios diferentes entre los diputados de una misma agrupación política al momento de votar.

Es así como se identifica que dentro de la bancada del PP, diputados como Carlos Arturo Batres Rivera y Jesús Antonio Ralda Sarg son los que votan más parecido al presidente del Congreso, Gudy Rivera, con una coincidencia de más del 91 por ciento. A pesar de que Ralda Sarg mantiene un porcentaje alto de coincidencia con su jefe de bancada, Valentín Gramajo, Rivera y el jefe de bloque tienen una convergencia menor (el 86.59 por ciento). En cambio, Édgar Arévalo Barrios, también del PP, coincide solo un 46.74 por ciento con su jefe de bancada.

En Libertad Democrática Renovada (Lider) hay un caso similar con índices aún mayores: el de Inés Castillo,  quien tiene un 28.35 por ciento de coincidencias en las votaciones con su jefe de bancada, Roberto Villate.

¿Significa esto que Castillo vota más del 71 por ciento de las veces de forma opuesta a Villate? No necesariamente: las ausencias en las plenarias o al momento de votar se incluyen en este análisis y afectan el resultado.

Iván Arévalo es el diputado del PP con más ausencias en las votaciones, un 55.56 por ciento del total. El fenómeno se repite con Castillo. Este diputado únicamente ha participado en un 55.98 por ciento.

El motivo para tomar estos datos en cuenta es que ausentarse de una plenaria o a una votación le da al congresista la oportunidad para no tener que contribuir con que se apruebe una ley con la que no está de acuerdo sin tener que aceptar abiertamente su postura.

En otro extremo, una bancada opositora puede no participar en determinadas sesiones y no tener que hacer uso de sus estrategias filibusteras para aparentar descontento por alguna propuesta oficialista que ya haya sido consensuada entre los dos bandos.

Esto tampoco elimina la posibilidad de que el legislador no se encuentre en el hemiciclo por algún motivo de interés para su bancada, como cabildear la aprobación de leyes, mientras el resto de integrantes cumple con su parte de mantener integrado el quórum.

Más allá de la inasistencia

No obstante, no todas las divergencias entre los miembros de una misma bancada encuentran una posible explicación en la inasistencia. Este es el caso de Delia Back, de Lider y su compañero de bloque, Luis Chávez, ya que la diputada por Chimaltenango ha participado en más del 83 por ciento de las votaciones y el diputado de Huehuetenango lo ha hecho en más del 93 por ciento. Aun así, nada más coinciden en el 39.15 por ciento.

El fenómeno se repite en otros bloques.

“Pocos pelos, pero bien peinados”, manifestaba Mario Taracena jefe de la bancada de la UNE, al referirse a la cohesión interna del grupo a su cargo tras haber quedado con un número reducido de integrantes.

Sin embargo los números contradicen a Taracena. Carlos Barreda, con un 84.29 por ciento de asistencias, y Orlando Blanco, con un 77.78 por ciento, muestran haber compartido criterios en un 49.43 por ciento de las ocasiones. Ambos diputados se mostraron sorprendidos al conocer este dato. Barreda calcula haber votado unas dos veces de forma diferente a su compañero de bloque.

En otros casos se evidencia también una mayor similitud con miembros de otras bancadas que con quienes comparten bandera política. Este es el caso de Nineth Montenegro de Encuentro por Guatemala, que ha coincidido en sus votos con Juan Carlos Bautista, Jean Paul Brierre y Jorge Eduardo de León –los tres de Compromiso Renovación y Orden (Creo)– que con sus compañeros de bloque. Amílcar Pop y Carlos Mejía, de Winaq y URNG respectivamente, votan tan parecido al núcleo del Partido Patriota a tal punto que semejan más oficialistas que algunos que integran la bancada naranja.

En las primeras sesiones se dieron algunas quejas de los diputados con respecto a lo confuso del mecanismo para emitir su voto cuando se solicitaba desde la Junta Directiva. De esta manera se explicó en ese momento que diputados del PP votaran contra la propuesta de que se conociera la reforma fiscal de urgencia nacional, mientras que miembros de la UNE estuvieran a favor.

Cuando se pregunta si se aprueba un punto de agenda o una moción, se dan unos momentos para que los diputados voten (La duración de este proceso varía desde unos breves instantes hasta más de cinco minutos, según los intereses de quienes dirigen la sesión). Los diputados sólo tienen la posibilidad de votar a favor. Los votos no emitidos se consideran como en contra, y las únicas abstenciones son las de los diputados que no asisten a las sesiones.

Otro error señalado al inicio de la Legislatura consiste en que los diputados ingresaban al hemiciclo, pero no se registraban en la sesión y cuando querían votar, el sistema no lo permitía.

Pero el sistema también ha mostrado algunas imperfecciones. Leonel Lira, jefe de la bancada de EG, relata que mostraba su voto en una sesión en la que no participó, por lo que tuvo que avocarse a los responsables para corregir el error. Pese a ello, considera que es muy difícil que esto se pueda prestar a una manipulación de las votaciones.

El diputado opina que estar más alejado de Montenegro que algunos miembros de Creo se debe a situaciones en las que alguno de ellos no emite su voto en algunas decisiones de poca relevancia, pero que en las decisiones importantes, la bancada ha estado siempre unida.

Y es que los votos de los representantes no sólo son para aprobar leyes, o ratificar convenios internacionales. Llamar al orden a un diputado, limitar el tiempo para el uso del micrófono y aprobar el acta de la sesión anterior son algunas de las razones por las que se puede consultar al pleno del Congreso. Sin embargo, cuando las diferencias entre diputados de un mismo bloque son tan grandes, se evidencia que la imagen que quieren proyectan algunas agrupaciones políticas puede no ser demasiado real, como reflejan los números.

 

El making off o "cómo se hizo esta nota", y los cálculos que se utilizaron, los puede encontrar, con acompañamiento gráfico y las cifras más detalladas, en “El desgaste del PP y la debilidad de Líder”.

Nota sobre la fuente: Plaza Pública usa en análisis como este y en la herramienta El Congreso en datos la información del tablero electrónico, es decir la información oficial y publicada por el Parlamento en su sitio web, los resultados que tienen consecuencias legislativas. Aunque en alguna ocasión no es perfectamente exacta, se trata de la información más completa, certera y sistemática que existe hasta el momento. 

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