Si un alcohólico dice “tomar mucho es dañino para la salud” y yo le respondo “eso es falso porque usted toma mucho”, lo que hago es basar mi juicio en una contradicción que se relaciona tangencialmente con el argumento. Tomar mucho es malo independientemente de si el sujeto que lo dice es bebedor o abstemio. Ese es el problema lógico cuando es planteado que los críticos del capitalismo neoliberal viven también del y en el consumo (es decir, que usan pasta de dientes, gasolina, van al súper, etcétera).
Otro elemento falaz muy común utilizado para supuestamente invalidar las críticas al capitalismo neoliberal consiste en la generalización. Cuando se critica al capitalismo neoliberal, no son cuestionadas todas las variantes de capitalismo ni a todos los capitalistas. La crítica regularmente planteada cuestiona esa práctica depredadora, destructiva y suicida de este particular tipo de capitalismo.
En efecto, varias corrientes de pensamiento, inscritas en disciplinas diversas, que van desde la sociología, pasando por la historia, la antropología y llegando a la economía (el mundo no se divide únicamente entre socialistas y capitalistas) han hecho un sobresaliente esfuerzo por sistematizar y analizar la información empírica de los elementos comunes a las prácticas económicas y sociales dominantes en los últimos 30 años. Prácticas que han hecho de la idea de la “desregularización” un elemento central en la ingeniería de políticas económicas en muchos estados del mundo. Esto es lo que se conoce actualmente como neoliberalismo.
No está de más decirlo, el neoliberalismo es bastante diferente de muchas vertientes prácticas de pensamiento liberal que han existido anteriormente y que existen aún. Cuando se hace la crítica al neoliberalismo, entonces, se habla de un tipo particular de capitalismo, de individuos y formaciones institucionales concretas, no del capitalismo como un todo uniforme, absoluto e históricamente inmutable.
No es lo mismo un master of the universe corporativo (que no produce absolutamente nada, solamente especula, vende acciones tóxicas en los mercados financieros internacionales y/o que miente sobre la calidad de las mismas) que un capitalista pequeño o mediano que trata de producir algo (digamos crepas, cerveza, ron, pollo frito), pero al mismo tiempo se ve confrontado ante un capitalista con prácticas monopólicas (digamos alguna cervecería, venta de pollo frito, licor, o crepas) quien le bloquea la posibilidad de acceder a una de las materias primas necesarias para producir y participar del mercado en igualdad. En otras palabras, no es lo mismo un sistema que promueve los abusos (y a los abusadores) por medio de la desregulación total que un sistema que cuida de todos mediante la búsqueda de contrapesos y regulaciones.
No, la realidad no puede ser reducida a una teoría o a una serie de postulados teóricos. Increíble es que hasta los científicos naturales hayan superado esta ficción epistemológica, mientras los economistas neoliberales pretenden hablar aún con la verdad última.
Por eso, si lo que hace un centro de educación superior es mostrar una teoría como esa verdad última, acabada, imperfectible, sin hacerla compleja ante las prácticas reales del mundo concreto, físico, material, lo que hace ese centro, más que educar, es adoctrinar religiosamente.
Eso se acentúa especialmente cuando cualquier crítica que se haga a esos tipos de adoctrinamiento es hipercodificada de la siguiente forma: “si no aceptás la verdad de mi teoría sos un socialista, un sancarlista, un resentido exguerrillero” y, la última moda que introdujo precisamente una de las “más altas” autoridades de esa universidad “sos un terrorista” (la verdadera última es “sos un cangrejo”).
Hasta este momento, el problema es que esa es la imagen que ha proyectado ese tipo de centros “educativos”. Posiblemente sea culpa de aquellos que se endilgan ser sus portavoces, ya que pareciera que son muy hábiles para memorizar y repetir postulados teórico/religiosos, mucho más cercanos a justificar las prácticas mercantilistas y monopolistas de las grandes empresas o las prácticas fraudulentas de los CEO de bancos y corporaciones como las que causaron la reciente crisis financiera desde sus escritorios en Wall Street. No está de más decir que esto poco tiene que ver con el pensamiento liberal. Esto es puro y duro neoliberalismo, en la práctica, no en la teoría.
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* http://www.plazapublica.com.gt/content/zombis-en-la-marro
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