Para cuando esta columna se publique, el primer medallista olímpico guatemalteco, Erick Barrondo, habrá sido recibido por millares de compatriotas por el más improbable de todos los triunfos, uno que solo él y su entrenador, el cubano Lino Medina Martín, trabajaban sin pompas ni grandes algarabías. Calladitos. Trabajo de equipo efectivo y estratégico. Y su ejemplo de disposición y perseverancia, pero también las condiciones adversas que ambos tuvieron que enfrentar, me remiten de nuevo a la columna que dejé cocinando hace quince días.
Porque si bien Barrondo, a pesar de las limitaciones que ya tantos comentaristas han remarcado, no decidió emigrar, permaneció en el país e “hizo limonada con limones” como dicen, esta no es la generalidad y tenemos que seguir bregando en un mar de escasas oportunidades, tal y como lo indican los informes de desarrollo humano. De allí las preguntas que formulara sobre cómo se pueden involucrar mejor quienes han emigrado y cómo potencializar los billones de dólares anuales producto de las remesas familiares.
Sobre este tema de las diásporas, la secretaria del Departamento de Estado, Hillary Clinton, inauguró el mes pasado el segundo Foro de la Diáspora Mundial, encuentro internacional cuyo objetivo es crear una estrategia de las diásporas de los E.E.U.U. en el desarrollo sustentable y crecimiento económico en el mundo. En la inauguración del foro, cuyo lema fue “Retribuyendo es que Avanzamos”, Clinton se refirió a temas que son estratégicos tanto para este país como para los países de origen de los inmigrantes. Sobresale en la agenda el estímulo al emprendimiento, como base para crear empleo, generar innovación y propiciar desarrollo sostenible. Con ello también se busca mejorar las relaciones diplomáticas, dinamizar sectores de punta estadounidenses, explorar nuevos mercados y mitigar crisis en países vulnerables.
Así, el foro fue marco de presentaciones de distintas iniciativas que pretenden dejar un impacto más sostenible y duradero, evidenciando que hay más oportunidades que el envío de remesas por sí mismas. Desde que inició este foro mundial, se han desarrollado aproximadamente 1,500 grupos de las diásporas para el intercambio e interacción con sus comunidades de origen, a través de becas, diplomacia, voluntarismo y filantropía. La plataforma para América Latina es La IdEA, cuyo objetivo es crear una red de colaboraciones entre emprendedores estadounidenses y latinoamericanos por medio de becas competitivas, para el desarrollo de la microempresa en la región latinoamericana, con la finalidad de estimular empleos, capacitación tecnológica, desarrollo empresarial e innovación en este sector.
Con la colaboración del gobierno, entidades académicas y privadas, se podrían estudiar algunas de estas ideas planteadas, en especial ahora que el gobierno guatemalteco está impulsando una política de la juventud y ha creado un gabinete que atienda sus necesidades, particularmente las del empleo, mayor acceso a la educación y retención escolar. Otra sugerencia válida es la del colega Oscar Perdomo, quien ha estado colaborando muy de cerca con entidades como Conguate, cuando indicaba la importancia de pensar en proyectos focalizados en los cuales la diáspora guatemalteca dedique un monto de las remesas para proyectos o programas comunitarios de nutrición, educación formal y no formal, educación para adultos, o capacitaciones puntuales. Sugería que la coordinación pudiera provenir de una entidad o un conjunto de entidades serias y sólidas bajo el paraguas de una estrategia que limite la migración, lo que él denomina "Estrategia Nacional de Retención a la Emigración", siendo el Estado un ente facilitador del esfuerzo. Otros temas también tienen relación con el “retorno de talento”, “circulación de cerebros” o “retorno virtual”, que refieren al acerbo intelectual y el intercambio de ideas, experiencias y savoir-faire entre las diásporas y sus pares en los países de origen, material plasmado en un manual de la Organización Internacional para las Migraciones y el Instituto de Política Migratoria, el cual es una guía para involucrar a las diásporas por parte de tomadores de decisión.
Si bien es cierto que el alcance de esta iniciativa está fundado sobre un modelo de empresa que responde primordialmente a los intereses estadounidenses, hambrientos por incrementar el comercio y subsanar su economía, y que en la conferencia no se habló del papel de los emprendedores indocumentados o su relación con las diásporas formales, con el gobierno estadounidense y sus gobiernos de origen, es de mucha utilidad explorar este tipo de plataformas entre los grupos de inmigrantes organizados en este país y las entidades respectivas en Guatemala. Los(as) Barrondos(as) de Guatemala bien lo merecen.
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