Coyotes de la misma loma

Seguro que hay muchas respuestas, pero, en la coyuntura, esos sectores encabezan la resistencia a la continuidad de la Cicig. Esa oposición pasa por los miedos y las consideraciones de que ellos podrían conformar la lista de los investigados, señalados, imputados y posibles presidiarios producto del trabajo futuro de la comisión. Sin embargo, sus razones son más de fondo. Se han enriquecido y han fraguado y multiplicado sus expresiones de poder en clara alianza con redes criminales. Han ayudado a la mutación, a la recomposición y al fortalecimiento de los cuerpos ilegales, que bajo el cobijo de gobiernos, empresarios de rancio abolengo y militares de la vieja guardia han logrado esos componentes de pseudolegalidad y autonomía que necesitan para seguir funcionando sin límite alguno.

Ese fue el pacto central al inicio del actual gobierno, que por momentos tuvo altibajos, pero que hoy, en la recta final, se vuelve a aceitar, y ahora con un nuevo aliciente: la posibilidad de tener el beneplácito del siguiente gobierno. Si fuera el caso de Baldizón, ese equipo ha preparado sus propias condiciones. Por ejemplo, de la mano de Medrano y ahora de Edwin Escobar, uno astuto y superexperimentado y el otro novato y arribista pero ambicioso, lograrían tener control de tres de los principales corredores logísticos: carreteras al Atlántico y al Pacífico y ruta a El Salvador. Además, preparan una alta correlación de operadores locales que actuarán como candidatos a diputados distritales para proteger y ampliar territorios clave, donde la ecuación entre control político-social y generación de beneficios-incentivos proveerán el aceite que la impunidad necesita para seguir minando.

La apuesta de esta mezcla de actores no es sacar a la Cicig. Este es un objetivo intermedio. La guinda en el pastel es la consolidación de un régimen de amplio espectro que permita su operatividad en el largo plazo. Nos equivocamos al pensar que el cortoplacismo dominaba, cuando en realidad los procesos de reforma estaban haciendo su arribo por la puerta de atrás.

Si la Cicig termina en septiembre próximo, este juego de alianzas se reposicionará y adquirirá vitalidad para largo. Las elecciones solo serán el momento para legitimar y otorgar esa pizca de legalidad que el nuevo pacto de dominación requiere. Así de simple.