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¡A contarle las costillas!

Parecía que los derechos humanos cobraban un aplastante triunfo como ideología capaz de acoger a cualquiera: entre sus brazos estarían cómodos, desde los más desposeídos, hasta los dueños del mundo.
Tipo de Nota: 
Opinión

¡A contarle las costillas!

26 de Abril de 2012
Palabras clave

Nuestro orden político posterior a 1986 está marcado por la combinación de una Constitución novedosa que prometía una emocionante carta de derechos humanos (que incorporó la dignidad, la igualdad y la libertad), con un sistema económico que perpetúa y reproduce las desigualdades estructurales que nos acompañan desde que Guate es Guate.

En la contradicción de la falta de superación de las causas que originaron el conflicto armado en el país, y en un momento crítico de política contrainsurgente cuando aún no se firmaba la paz de papel, se crea la institución del Procurador de los Derechos Humanos.   Esa institución –que en el imaginario de mucha gente representa el emblema de la defensa de los derechos de los criminales– nace en medio de esa tremenda (insuperable, acaso) paradoja; como destinada a morir o, al menos,...

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