Eran decenas los que fueron a, y volvieron de, México. Partieron en caravana por la ruta que sus hijos, hijas, esposos, esposas, hermanos, recorrieron buscando el norte. Su destino eran los Estados "Unidos", lugar que paradojicamente no une, más bien separa, y en cuyo trayecto fueron desapareciendo.
La madre tiene presente el día en que partió Mariana, y le recuerda viva. Tan viva como se siente ella al cerrar los ojos y recordar el último abrazo que le dio a su hija. La ausencia de ...
Eran decenas los que fueron a, y volvieron de, México. Partieron en caravana por la ruta que sus hijos, hijas, esposos, esposas, hermanos, recorrieron buscando el norte. Su destino eran los Estados "Unidos", lugar que paradojicamente no une, más bien separa, y en cuyo trayecto fueron desapareciendo.
La madre tiene presente el día en que partió Mariana, y le recuerda viva. Tan viva como se siente ella al cerrar los ojos y recordar el último abrazo que le dio a su hija. La ausencia de Mariana le absorve la memoria, y al mismo tiempo le saca las lágrimas.
Con la partida de don Miguel llegó la espera, la esperanza de que su esposo llamaría y diría que estaba bien. Sonó el teléfono y la voz de don Miguel contaba que ya había cruzado una frontera, la de México, y que seguiría su marcha para más arriba. Colgó y desde entonces su compañera está esperando volver a saber de él.
La madre de Luis Gerardo se pregunta si su hijo está secuestrado. Un familiar le dijo que lo había visto vivo en las noticias. No ha sabido más. Otras veces no puede evitar cuestionarse si su único hijo murió en el tren o en el desierto. O si lo habrán matado los zetas. ¿Se habrá ahogado en el rio? ¿Lo asesinaron las maras? ¿Lo tiene el crimen organizado? ¿Aparecerá algún día? ¿Estará vivo? No llegan las respuestas. Prefiere quedarse con la esperanza de que sí está vivo.
La caravana de los familiares de los migrantes desaparecidos visitaron albergues, uno de los centro de detención y se subieron a ese tren que mutila y mata. Atravesaron Chiapas, también Oaxaca y Veracruz. No encontraron noticias de los suyos. Un grupo alcanzó la capital mexicana y las autoridades se comprometieron a darles permisos temporales de estancia en ese país. Mientras, varios hombres y mujeres, también niños y adolescentes, están partiendo de Guatemala, y empezando a desaparecer.