El Ejecutivo espera que el Legislativo apruebe ampliar los bonos de 2014, de Q 5,416.5 millones a Q 9,416.5 millones, es decir Q 4 mil millones más. La razón técnica de esta solicitud del Ejecutivo es que necesita desesperadamente tapar un enorme agujero fiscal.
Sin embargo, este agujero fiscal no es casual, ni producto de un fenómeno económico externo (como sí lo fue la crisis de 2009). Lo creó una conducción irresponsable de las finanzas públicas: presupuestos de ingresos y metas de recaudación mentirosas en 2012 y 2013, y con este último, también 2014, con lo cual Q 3 mil millones en asignaciones de gasto en 2014 carecen de financiamiento, porque se presupuestaron con ingresos tributarios que no se recaudarán, lo que genera conflicto e ingobernabilidad; una SAT inefectiva y aduanas corroídas por la corrupción; la no aprobación por parte del Congreso del proyecto de presupuesto para 2014, por lo que otros Q 3 mil millones más de gasto vigente en 2014 carece de financiamiento, porque se presupuestaron con préstamos que se tenían para 2013, pero no para 2014; y, además, mentiras en el presupuesto de donaciones corrientes de más de Q 700 millones, las cuales no se percibirán. Todo esto suma un agujero de más de Q 6,700 millones (el 9.7% del presupuesto vigente en 2014 de Q 68,485 millones), del cual, los bonos adicionales por Q 4 mil millones cubrirían sólo una parte.
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Al Ministro de Finanzas actual le toca lidiar con las “mentirillas” de quienes estuvieron al frente de la Cartera de Finanzas a partir de 2012. Según el Ministro, si el Congreso le aprueba los Q 4 mil millones extra en bonos, el problema podría quedar resuelto este año, y el Gobierno de Pérez Molina sobrevive su tercer año de debacle fiscal, creada por ellos mismos. Así, el Congreso podría considerar aprobar este endeudamiento adicional para resolver la crisis de 2014, y ver hacia adelante. Una solución técnica, que deja un mal sabor de boca en términos de probidad y calidad de la gestión pública, pero solución al final.
Lo malo es que, además de estas “mentirillas”, en este año 2014 hay otro “pecadillo” fiscal que es mucho más grave. El Ejecutivo, interpretando la literal “b” el artículo 171 de la Constitución (¿tiene el Ejecutivo la facultad de interpretar la Constitución a su conveniencia?), colocó Q 5,416.5 millones de bonos en 2014, argumentando que al no haberse aprobado el presupuesto para 2014, debe ejecutar el de 2013, con todo y ese monto de deuda bonificada. Sin embargo, esta supuesta justificación jurídica podría haber violado la literal “i” del mismo artículo 171 constitucional, en la que dice que sólo el Congreso puede aprobar endeudamiento público.
El gran peligro es que, si ahora el Congreso aprueba los Q 4 mil millones solicitados por el Ejecutivo, y no aprueba el proyecto de presupuesto para 2015, la historia de este 2014 podría repetirse en 2015: el Ejecutivo podría contratar deuda sin la autorización del Congreso. Pero esta vez, la jugada iría “corregida y aumentada”: la deuda bonificada “automática” ya no serían Q 5,416.5 millones, sino Q 9,416.5 millones, en pleno año electoral y sin control de nadie. ¿Qué tal?
Así, la aprobación de estos Q 4 mil millones extra de bonos no son sólo una solución a un problema técnico en 2014. Pueden atentar contra el propio equilibrio y sistema de pesos y contrapesos entre los Poderes del Estado, y debilitarían aún más nuestra democracia.
Por cierto: ¡Justicidio NO!
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