El problema estriba en el desconocimiento que se tiene de la ética de los géneros musicales y de la evolución que tuvo el Canto Popular hacia Canción Protesta en la segunda mitad del siglo XX.
Dejemos claro: toda persona tiene derecho a servir a quien le plazca y toda empresa la libertad de contratar a quien desee pero, ha de tenerse en cuenta que la tarea del cantor, si está imbuido en la canción de contenido social, no es meramente cantar. Su tarea implica algo más.
Para mejor comprensión de mi postura en el caso Arjona, he llevar al lector a la intelección de qué es la Canción de Contenido Social. Vamos a ello.
En 1967, convocado por Casa de las Américas, se realizó el I Encuentro Internacional de la Canción Protesta cuyos principales objetivos fueron: “Generalizar un nombre para el canto y perfilar su ética y estética”.
Las conclusiones devinieron así: “La Canción Protesta (nombre favorecido) es un arma al servicio del pueblo. Debe ser una toma de posición definida de sus trabajadores frente a los problemas sociales de su pueblo. El movimiento de la Canción Protesta debe estar vinculado a la lucha de liberación de los pueblos oprimidos. Debe ser combativa, militante y de mucho compromiso social”.
La Canción Protesta se volvió entonces antropocéntrica, partiendo del hombre hacia los hombres. Dos ejemplos de ello. Sergio Ramírez Mercado, líder del Movimiento Sandinista, dijo a la prensa internacional en 1982: “Yo no sé cuánto debe la Revolución a las canciones de Carlos Mejía Godoy que lograron organizar un sentimiento colectivo del pueblo extrayendo sus temas y sus acordes de lo más hondo de nuestras raíces y preparando ese sentimiento para la lucha”. También, la declaración de Carlos Romero, un incansable viajero comercial quien en 1975 confesó: “Viví desde niño mirando la miseria y las casas de cartón en Centroamérica como algo normal. Las comparaba con los nacimientos de navidad. No imaginé lo que eso significaba ni mi responsabilidad en su origen y solución hasta que escuché Casas de Cartón del grupo Los Guaraguao”.
Y junto a Silvio Rodríguez, Atahualpa Yupanqui y los hermanos Mejía Godoy se situó Arjona —en su inicio— con canciones que encuadraron en la categoría de Canción Social. Por supuesto en diferente tiempo y espacio.
Me nace la pregunta: ¿Quiso él situarse en ese tablado o la gente lo ubicó ahí? ¿Conocía la ética del Nuevo Canto? ¿Leyó alguna vez Consideraciones de José Fernández de Oliveira? No lo sé. A esas Consideraciones voy ahora.
José Fernández de Oliveira (P. Zezinho) escribió Consideraciones, una obra que acendró la ética de la Canción Protesta trazada en 1967. Me referiré solamente al inicio de tres que nos pueden dar mejores elementos de juicio.
“Tercera Consideración: No es para sacar la guitarra y huir. Si por miedo de lo que dijeren de su canto o de él, el cantor resolviera huir a la montaña del sosiego y nunca más abrir la boca, llevará consigo el llamado y la culpa por haber huido. Será como soldado que se escapa de la batalla. Quinta Consideración: Cantar para hacer pensar: Si la tarea del cantor fuese apenas cantar no habría problema, pero él precisa que haga pensar… Es cuando comienza a luchar por los derechos de su pueblo y escribe canciones que hablan del dolor y de los sueños del pobre. Sexta Consideración: Pero, si Dios inspira canciones que incomodan, el cantor ¿qué hace?, ¿se autocensura? o ¿censura al Espíritu Santo?”.
Y bajo la misma salvaguardia, Sergio Ortega, compositor chileno, determinó las características de la canción de penetración comercial en 1977 y las de penetración imperialista en 1988.
Según Ortega, las características de la canción comercial son: “1. La forma de la canción en su duración, estructura y dosificación, ofrece mayores posibilidades de masificar una determinada información, fenómeno del que luego deberán desprenderse algunas consecuencias y conductas. 2. Esta canción dice en su texto, lo que el consumidor quiere que diga. 3. Desde el punto de vista musical, esta canción suena como el consumidor quiere que suene”.
Y define también las de penetración imperialista: “1. La melodía es elaborada y finalmente trabajada en cada una de sus articulaciones y estímulos. 2. Esta melodía genera una armonía eficaz y trabajada a la altura de las necesidades planteadas. 3. Las canciones más efectivas provienen, habitualmente de músicos con habilidad evidente en el terreno de la estructura, y con mentalidad ondulante, a veces de gran complejidad. 4. Las orquestaciones son —cuando les conviene— trabajadas sin limitaciones de medios y escritas como su estudio lo indica. 5. Los solistas van desde el más perfecto desconocido hasta Frank Sinatra, elección cuyo resultado está determinado por datos objetivos y no por sentimentalismo alguno”.
Seguro, Arjona cambió de tablado. ¿Está en su derecho?, a mi juicio sí. Pero la ética de la Canción Protesta no le permite seguir navegando con esa bandera que quizá, nunca quiso portar. Insisto, el pueblo, —ávido de héroes—, la colocó en su canto.
¿Volverá algún día a la Canción Social? El tiempo lo dirá.
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