Pero no es solo asunto de la forma como se materializa. Es también un tema de dónde se localiza. Es más conocida o celebrada (incluso aceptada) en la esfera del sector público, pero obviamente es también fomentada, compartida y practicada por otras esferas fuera de los gobiernos y del Estado, de manera que no es solo de pedir que nos apeguemos a la ley, porque se pudo haber tendido la trampa incluso durante la creación de esta.
Y el ámbito geográfico tampoco es restringido, como ya lo ...
Pero no es solo asunto de la forma como se materializa. Es también un tema de dónde se localiza. Es más conocida o celebrada (incluso aceptada) en la esfera del sector público, pero obviamente es también fomentada, compartida y practicada por otras esferas fuera de los gobiernos y del Estado, de manera que no es solo de pedir que nos apeguemos a la ley, porque se pudo haber tendido la trampa incluso durante la creación de esta.
Y el ámbito geográfico tampoco es restringido, como ya lo explicó la primera dama de la nación. Alrededor del planeta, usted la va a encontrar en todos lados. Y si en algún país no es visible, será la extrema excepción. No es asunto tampoco de formas de gobierno. Las familias reales tienen yernos que trafican influencias. Las presidentas tienen hijos que hacen negocios turbios. Los héroes políticos salidos y salvados de las fauces de la represión de otros tiempos se encuentran con compañeros de lucha y partidos manos largas. Y en los países con Parlamento, al igual que los que tienen solo Congreso o Congreso más Senado, no hay diferencia. Solo cambian el estilo y la discreción en algunos casos.
¿Será la corrupción inherente a la política? Carlos Fuentes, en su libro La silla del águila, pone en boca de uno de sus personajes la reflexión de que la corrupción es para el Estado y la clase política lo que el aceite lubricante para un motor. Nunca debe funcionar sin una dosis adecuada: muy poca o nada, se funde; mucha o exagerada, también. Nicolás Maquiavelo dijo hace siglos que el político es fundamentalmente amoral (no inmoral).
¿Será la corrupción inherente a las personas o a un sistema social? En la película La ley de Herodes, el recién estrenado presidente municipal llega al pueblo tratando de cumplir con los postulados de la Revolución de llevar la educación, la salud y la seguridad a los ciudadanos, pero la carga del latrocinio de sus antecesores (el inmediato anterior ha sido linchado), la presión de los negocios ilegales y el condicionamiento de apoyo de los poderes fácticos, así como la forma de administrar la hacienda pública que le enseña su superior inmediato, terminan por integrarlo a la corrupción y volverlo un maestro de dicha práctica.
Probablemente, como dice una de las campañas políticas, ya se rebalsó el vaso, pero también se han rebalsado las personas, las instituciones y los sistemas. Probablemente están perdidos los valores. Y de aquí para atrás no hay ruta de escape. Jugar a cuantificar cuánto pierde el Estado no es suficiente. Hemos perdido mucho más y no se sabe cuándo lo vamos a recuperar.
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