Este fenómeno global afecta la forma en que entendemos el derecho y la política. Los programas de televisión y las películas crean una imagen sobre los abogados y los políticos, que sin darnos cuenta adoptamos de inmediato. Antes, si se pensaba en derecho se imaginaba a Justiniano, Savigny o a Kelsen, ahora se piensa en Olivia Pope (Scandal), Elle Woods (Legalmente Rubia) o Ana María Polo (Caso Cerrado).
Se democratiza el derecho, se convierte en accesible para todos. El saber jurídico...
Este fenómeno global afecta la forma en que entendemos el derecho y la política. Los programas de televisión y las películas crean una imagen sobre los abogados y los políticos, que sin darnos cuenta adoptamos de inmediato. Antes, si se pensaba en derecho se imaginaba a Justiniano, Savigny o a Kelsen, ahora se piensa en Olivia Pope (Scandal), Elle Woods (Legalmente Rubia) o Ana María Polo (Caso Cerrado).
Se democratiza el derecho, se convierte en accesible para todos. El saber jurídico o político deja de estar en manos de círculos académicos y pasa a manos del pueblo. Un par de horas de Caso Cerrado son suficientes para ser experto en derecho de familia. Este proceso ha disuelto la barrera entre el académico o el experto y quien entretiene.
En la medida en que el derecho y la política son entendidos por medio de películas, talk shows y series, los sucesos de la vida pública y jurídica de un país también son calificados por su rating mediático, en lugar de por la discusión profunda y sustantiva de los temas.
Es por eso que no nos debe de extrañar un video como el “está fisiquín o no está fisiquín”. La Vicepresidente es periodista y trabajó en Primer Impacto, por lo que estoy segura que ese show no es algo de lo que se arrepiente. Al contrario, el rating y la popularidad están por los cielos.
Esto no nos debe escandalizar, es parte de la globalización y de las nuevas formas de compartir y transferir valores. En otras partes del mundo también pasa, no es exclusivo de Guatemala. Esto no es la debacle de la sociedad, ni del derecho ni de la política.
Pero como establece William Twinning, esto nos invita a repensar lo siguiente: 1) El derecho, la política y el Estado no los podemos estudiar desde una perspectiva aislada. Ninguno de los tres conceptos son estructuras discretas cerradas, ordenadas y perfectas. 2) El vocabulario jurídico y político quizá no sea suficientemente global como para iniciar discusiones sobre fenómenos jurídicos (por ejemplo: si lo que ve la gente en la televisión es que los jueces tienen la última palabra, cómo comprenden al trasladar ese concepto gringo a la vida jurídica guatemalteca). 3) Lo legal no se limita al derecho estatal ni al derecho internacional público, porque la globalización ha suavizado la frontera que anteriormente había impuesto la soberanía del Estado.
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