Adquirir perspectiva es un ejercicio doloroso

Suena tan obvio que raya en lo tonto, pero concienciar eso nos ayuda a acompañar a la gente a nuestro alrededor en sus propios procesos. Y ello, simplemente porque uno no entiende en toda su medida la dimensión de lo que le sucede a alguien más. Lo que a mí me puede parecer banal puede significar para el otro una pérdida irreparable.

En realidad, creo que uno solo adquiere perspectiva desde la experiencia propia y solo hacia atrás. Cuando era pequeña y me molestaban en el colegio, sentía que me ahogaba la angustia. Pasó. Cuando terminé con el novio al que amaba, habría querido ya no estar. Pasó. Cuando vi a mi mamá tener un infarto cerebral enfrente de mí, quedé sin calor en el cuerpo. Pasó. La muerte de mis papás también pasó.

Todo en su momento fue un golpe duro que, visto hacia atrás desde la ventaja de otro punto de vista, me parece que ya no es una experiencia tan devastadora, pues aquí sigo.

Ninguno de nosotros sabe por lo que están pasando los demás. Ningún dolor es menor solo porque nosotros no lo sentiríamos así. Nadie está equivocado en sus emociones.

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Hay muchas cosas que nos hacen estar juntos en la experiencia de vivir. Cuando encontramos personas que están pasando por lo mismo, nos sentimos menos mal. Y no es que sea mal de muchos. Es que nos saca de nuestro aislamiento y vemos que por donde vamos caminando ya han pasado otros y que sí se puede salir de los problemas.

La empatía cuesta porque, como decía mi mamá, mi catarro es más fuerte que el tuyo. Porque solo experimentamos el mundo desde nosotros mismos. Y porque no siempre es sencillo y no siempre tenemos ganas.

Cuando descartamos las experiencias de los demás por el simple lugar que ocupan en una sociedad, nos perdemos de modos distintos de ver la vida que bien podrían darnos luces distintas a las que teníamos. No ver la validez de los argumentos de otra persona simplemente porque no tiene nuestras experiencias es cerrarnos a convivir.

Hoy vivo una experiencia que me hace ver lo que ha pasado como algo menos duro que cuando sucedió. Ya quisiera regresar a mis angustias de adolescente.